La importancia de los valores

“La vida a veces duele, a veces cansa, a veces hiere. No es perfecta, no es coherente, no es fácil, no es eterna; pero a pesar de todo, la vida es bella”.

En la época en la que nos ha tocado vivir, donde las prioridades de muchos pasan por tener los mejores modelos de teléfono móvil, de gadget, de coche, etc., la gente sigue sin darse cuenta de la necesidad de tener valores, que yo personalmente fundamento en cinco pilares básicos –y eso sin tener en cuenta ni la batería ni el wifi, dos de las necesidades más básicas del mundo moderno.

Primero: sin salud no hay nada. Y os lo dice alguien que ha sufrido de forma muy cercana problemas de esta índole, en familiares cercanos, pero al fin y al cabo, afecta a tu cotidianeidad. Todo lo que no conlleve tener buena salud “frustra” llevar una vida adecuada, para ti y para los que te rodean.

Segundo: la familia como sustento y apoyo en todo momento, ya que a pesar de algunas desavenencias, te pase lo que te pase, siempre estará allí, representada por alguno de sus miembros, para ofrecerte su más incondicional apoyo, amor y comprensión en los buenos y en los malos momentos, que todo el mundo los sufre, los tiene y los padece.

Tercero: los amigos. Desgraciada o afortunadamente, cada vez más escasos. Incluso algunos vienen y van (creo que no son verdaderos amigos aquellos que se refugian en los buenos momentos y ante las adversidades, ponen pies en polvorosa). También están los que se van fraguando con el tiempo y los que aparecen sin que te lo esperes. Ya lo decía la canción, “la distancia es el olvido”, pero he de deciros que gran parte de la gente con la que mantengo mejores amistades en la actualidad viven a muchos kilómetros de distancia de mi hogar y, cada vez que nos vemos, es como si el tiempo no hubiera pasado.

Cuarto: el networking. Ya en 2008 me invitaron a escribir un artículo al que titulé “Networking, un mal necesario”. Desgraciadamente la gente sigue sin comprender de qué va este término. Ni las teorías de los seis grados del húngaro Farinthy, ni las rocambolescas formas de llegar a Kevin Bacon utilizadas por la prestigiosa Universidad de Pensilvania, ni las múltiples teorías que se han escrito, se escriben y se seguirán escribiendo sirven para nada si no existen dos factores claves: la voluntad de querer hacerlo y la educación para desarrollarlo. Mi networking no consiste en crear un círculo cerrado con mis amistades más cercanas, en el que nadie o casi nadie puede llegar a entrar, porque eso no es más que un coto privado, como lo era la vieja aldea de la Galia en la que vivían Asterix, Obelix, Panoramix e Idefix. Me centro en este punto porque es necesario haceros comprender que el asociacionismo (y desde aquí en la Universidad Nebrija se están poniendo los medios necesarios para crear algo vinculado a todo el potencial que podemos aportar los antiguos alumnos que hemos pasado por los ya más de 20 años de historia de la misma) es ese “mal necesario” en el que deberíamos apoyarnos, o poder apoyarnos, los unos con los otros, bajo un mismo paraguas o signo de identidad: el haber pasado por las aulas (y/o la cafetería) de esta institución, en la que pasamos muchísimas horas de nuestra juventud, labrándonos y formándonos para un futuro profesional. El que no comprenda el significado del término networking en toda su extensión es que no quiere vivir en el mundo actual.

Quinto: ¡los cojones, los ovarios o lo que corresponda en cada caso! Porque hay que tenerlos bien puestos siempre para afrontar todo lo que la vida nos pone por delante: los problemas de salud, el afianzamiento de la familia (tanto como concepto como institución), el sustento y mantenimiento (necesariamente alimentado de forma continua) de los amigos y la educación a la hora de hacer networking.

Y sí, hablo de educación porque sin la misma nada de esto sucedería, no podríamos afrontar muchos de los avatares que la vida nos pone por delante. Ya lo decía Charles Darwin: “no es el más fuerte ni el más inteligente el que sobrevive, sino aquel que se adapta a los cambios”. Y yo solo te pido que no seas descortés y que respondas a quien te pide ayuda, porque no se necesita razón alguna para ayudar a la gente. Además, cada persona que ves está luchando una batalla de la que tú no sabes nada, así que se amable siempre.

Una última reflexión: recuerda que entre lo que pienso, lo que quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que quieres oír, lo que oyes, lo que crees entender, lo que quieres entender y lo que entiendes, existen 9 posibilidades de no entendernos. Así que, por favor, haz el esfuerzo.

Paco Tamayo
Spain & LATAM KAM & Sales Manager en Web Financial Group

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