Universidad Nebrija

revista.la@nebrija.es | ISSN 1699-6569 | Publicación semestral

Los libros de caballerías en el aula de E/LE
Una aventura para aprendices intrépidos
Verónica González Rodríguez
Universidad Complutense de Madrid
veronica.glezrguez@gmail.com
RESUMEN

Llevar a las aulas los libros de caballerías es el reto de esta comunicación y de una serie de estudios que estamos desarrollando. No es tan difícil como puede parecer y, para demostrarlo, lo ejemplificamos mediante una actividad de animación a la lectura.

No hay parodia sin referente y es a él al que aludimos para que el estudiante comprenda la parodia realizada por Cervantes y la importancia misma de los libros de caballerías que han traspasado fronteras espacio-temporales.

Palabras clave: Literatura, E/LE, libros de caballerías, actividades

ABSTRACT

Bring to classroom books of chivalry is the challenge of this paper and a series of studies we are developing. It's not as difficult as it may seem and, to prove it, we exemplified this work through an activity that shows us how.

No parody can be understood without its referent so we look for it in the first source from which it was conceived: chivalry books. This is the only way to show students how to understand Cervantes's parody and the importance of this romances that have crossed spatiotemporal borders.

Keywords: Literature, E/LE, chivalry books, activities

 

1. A MODO DE INTRODUCCIÓN

Hablar de literatura en el aula de E/LE y de su importancia no es algo que nos resulte extraño hoy en día. Se han sucedido numerosos estudios que tratan el tema por extenso y nos demuestran que la literatura ha de adquirir un papel relevante en las clases. Sin duda, se trata más que de una pura cuestión de palabras. Cada vez es mayor el número de docentes que se dan cuenta de los múltiples valores positivos asociados a la literatura. Esta no solo favorece los procedimientos de la asimilación cultural de la lengua meta, sino que aporta numerosos frutos en el plano del aprendizaje de una segunda lengua, es decir, en el propiamente lingüístico.

Las posibilidades de los textos literarios son prácticamente infinitas e ilimitados los ejercicios que podemos elaborar a partir de los mismos. Se trata de que sea el profesor, de que seamos nosotros, los que los utilicemos como un procedimiento de aprendizaje y no como un mero apunte final en las unidades didácticas de los manuales. Precisamente porque, como dice Woodward (2002:119), “la literatura es una ventana abierta en el aula”. Como tal, hemos de responsabilizarnos para que nuestros estudiantes descorran sus cortinas y descubran un mundo del que, muchas veces por desconocimiento, se ven privados.

Pero aquí no tratamos de hacer una alegación a favor de la literatura porque no hay más defensa que escoger bien una obra y realizar con ella ejercicios pertinentes, partiendo del postulado de que “en las clases de español para extranjeros la literatura debe introducirse desde el primer momento” (Pedraza Jiménez, 1998:61). Es entonces cuando el estudiante ve que la literatura sirve para su aprendizaje y para su disfrute. Por ello, nos acogemos a una aventura doblemente quijotesca: enseñar a los alumnos que la literatura caballeresca no es algo que esté tan distante espacio-temporalmente de ellos mismos. ¿Osada aventura o materialización posible de un sueño al más puro estilo quijotesco?


2. LOS LIBROS DE CABALLERÍAS

En las clases de lengua y literatura castellana los libros de caballerías son un mero apunte para presentar la gran obra de nuestra literatura: El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Sin embargo, pese a que se estudia como una anécdota dentro de la Historia de la literatura, sin este género serían irrecuperables muchas de las sagas y manifestaciones que les llegan a los estudiantes en la actualidad: desde ejemplos literarios a otros relacionados con los videojuegos, el cine o la televisión, entre otros.

Concebidos en sus orígenes como puros “libros de entretenimiento”, se acabaron convirtiendo en el boom literario de los Siglos de Oro, todo un fenómeno editorial que traspasó fronteras. Esas fronteras no solo fueron espaciales, sino que sobrevivieron durante siglos, llegando hasta nuestros días. Y podemos hablar, sin miedo a que nuestros alumnos no nos entiendan, de Harry Potter, de Juego de Tronos, de El señor de los anillos, de La Guerra de las Galaxias y otros tantos ejemplos como estos con los que ellos están tan familiarizados. Es imprescindible el acercamiento a nuestro receptor y qué mejor forma que a partir de “la actualidad caballeresca” porque “los libros se aluden unos a otros: se invocan, se refutan, se amplían, tienden entre sí puentes invisibles, hay pasadizos que comunican los libros de tu casa con los que tu amante o tu enemigo tienen en las suyas” (Landero, 2001a:62). Hay que apuntar que esta propuesta está más bien concebida para alumnos que tengan un nivel avanzado, preferiblemente un C1 o un C2 para que las actividades que realicemos puedan cobrar pleno sentido y no pierdan su finalidad didáctica. No obstante, todo es aplicable en cualquier estadio de enseñanza siempre y cuando adaptemos los objetivos de las actividades en tanto en cuanto las necesidades de nuestros alumnos. No hay actividad imposible, sino planteamiento desacertado y objetivos irreales.

Pese al conocimiento implícito que tenemos todos sobre este género de una manera más o menos consciente, los libros de caballerías presentan una serie de inconvenientes que resultan negativos a la hora de que estos sean empleados en la clase:

  1. En primer lugar, no son modelos de la lengua actual, de hecho en su tiempo también utilizaban un lenguaje arcaico para la época.
  2. En segundo, el vocabulario no se ajusta al uso común (principalmente por lo que hemos dicho anteriormente).
  3. Finalmente, el lenguaje es complejo y puede llegar a resultar inteligible para los hablantes nativos, con lo que a los no nativos se les puede hacer imposible el acercamiento a estos.


La pregunta que le surgirá al lector en este momento es, entonces, ¿por qué emplear los libros de caballerías en el aula y cómo hacerlo? La respuesta nos la da la esencia misma de nuestra cultura y su figura axial: don Quijote. “La trascendencia literaria de la obra cervantina, su profundad y su calado, nace directamente de su sentido paródico” (Guijarro Cevallos, 2007:22). ¿Cómo si no podríamos saber que la anacronía del lenguaje empleado por el hidalgo manchego responde a una constante caballeresca? O ¿cómo percibir los rituales derivados del género?

Abogamos por revalorizar el valor pedagógico y la necesidad de incorporar al canon didáctico de la literatura tanto infantil y juvenil como de estudiantes de E/LE de los libros de caballerías como forma de valor estética que es imprescindible para la posterior lectura de El Quijote y una mejor comprensión de la cultura hispánica, de la que nuestro hidalgo es la figura insigne.

Entonces, se nos presenta la dificultad mencionada de qué ha de ser objeto de nuestra atención, esto es, cómo conectar con nuestros estudiantes. Los objetivos han de ser reales. Hemos de “hacer factible lo impensable” y entender que nuestros enfoques se deben apartar del tradicional: “la letra con sangre, entra”. Para ello, lo más sencillo es acercarnos desde un punto de vista cultural, basándonos en tres puntos esenciales:

  1. Comparar los fenómenos culturales hispánicos propios de los libros de caballerías, con los de nuestros alumnos (siendo siempre ellos nuestros propios informantes para que así se sientan involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje).
  2. Emplear la clase como un lugar para la obtención de información. Los aprendices no se llevarán el trabajo a casa, han de ser ellos los que configuren su “mundo caballeresco plural”, sobre todo si pertenecen a distintas nacionalidades.
  3. Crear respuestas múltiples y comunes para configurar un corpus común.


Veamos cómo llevar la propuesta a las aulas.


3. LA ACTUACIÓN EN EL AULA

Supongamos que nos encontramos en una clase de un C2 en la que estamos tratando sobre la cultura española de entre los siglos XVI y XVII y de su literatura. Obviamente, tendríamos que mencionar que en España fueron los llamados Siglos de Oro debido a la aparición de muchísimos grandes autores y la creación de excelentes obras en un periodo relativamente corto de tiempo. Tras hacer una breve exposición sobre lo anterior, podríamos centrarnos en un apartado de literatura que parece “anecdótico” y que siempre se ha visto relegado a un segundo plano: los libros de caballerías. No vamos a hacer una exposición de Historia de la literatura española, sino a dar unos apuntes que configuren de manera soslayada un mundo que, en un principio, podría resultar ajeno a los estudiantes.

Trataríamos, sobre todo, el tema del caballero andante: sus aventuras, sus amoríos, sus valores… Y cómo todos ellos han ido evolucionando hasta llegar a la actualidad. Contemplaríamos ejemplos como las armas del caballero y cómo estas han evolucionado de la espada y el escudo a la espada láser. Podríamos hablar también de las damas que pasaban podían ser anodinas pero también travestirse para poder cumplir con su deber familiar debido a la falta de varón en la familia. Otro ejemplo sería el del mago en la caballería que pasa a configurar su propio mundo y que se presenta en nuestros días con la imagen de un adolescente con gafas redondas y una marca en la frente. ¿Mundo ajeno o realidad cotidiana?

A partir de los rasgos generales que observen los estudiantes en los caballeros españoles, buscarán la presencia de estos en sus distintas culturas que conforman “sagas sin fronteras”, como a las que hemos aludido anteriormente: el origen francés en el Imperio carolingio y la importancia del Cantar de Roldán, los relatos artúricos de Inglaterra y Francia, los guerreros samuráis del antiguo Japón… Y así un largo etcétera, puesto que la figura del caballero es prácticamente universal, aunque se matiza de una forma diferente en cada una de las culturas que los poseen. De este modo, plantearemos “actividades enraizadas en la cultura de referencia del alumno que le lleven a convertirse en un ‘actor’ social a través de la búsqueda y el descubrimiento” (Guillén Díaz, 2004:848).

Con una actividad como esta emplearemos la expresión oral, el trabajo en grupo y la interculturalidad, que ayudarán a nuestros estudiantes a crecer no solo en el ámbito académico, sino también en el profesional. De esta forma, priman tanto el método comunicativo como el estímulo a la lectura en tanto en cuanto placer estético.

Sin embargo, un ejemplo como el anterior parece demasiado abstracto sin atender a matices formales. Por ello, a continuación veremos una de las actividades caballerescas que se pueden realizar en el aula de manera desglosada.


3.1. “El ca(ligra)ballero”

Temporalización. 1 sesión de 50 minutos.

Materiales, textos y recursos didácticos necesarios. Para realizar la actividad serán necesarios papel, lápiz, rotuladores y un ordenador con acceso a Internet.

Guía previa para los alumnos. Durante 10 minutos al comienzo de la sesión explicaremos a los alumnos qué son los caligramas y les pondremos una serie de ejemplos, que podrán visualizar a través del ordenador, para que entiendan el concepto de una forma gráfica, es decir, la esencia del caligrama.

Objetivos específicos de la actividad. Con esta actividad desarrollamos la competencia literaria de una forma visual, compartiendo lo “orto-gráfico” de una forma completa, es decir, aunando las grafías con lo visual y el propio contenido. Así, los estudiantes tendrán que buscar, a través de la imaginación y todos los conocimientos adquiridos hasta el momento sobre los libros de caballerías, la creación de un caligrama lo más completo posible.

La configuración del caligrama favorece también la escritura de una suerte de poemilla, historia o frase en los que se ha de derrochar la mayor originalidad posible para que este se pueda adaptar a una estructura física, esto es, el crear el caligrama en sí mismo.

En este caso se trata de un trabajo individual para que cada aprendiz “juegue” con sus propias sensaciones a partir de palabras relacionadas con lo caballeresco.

Justificación teórica. El desarrollo de la creatividad es un punto axial de cualquier actividad de motivación a la lectura. Para favorecer el gusto por la literatura, tenemos que hacer que algunas veces los estudiantes se olviden de “la carga derivada de las palabras” (esto es, su contenido, su uso, su ortografía, su presencia en la literatura, etc.) y experimenten con ellas. El “juego” consiste en la creación de un caligrama que suma el contenido poético con el visual.

Ciertas palabras, más o menos expresivas despiertan en nuestra imaginación sensaciones visuales, auditivas o gustativas, o nos imaginamos todo un paisaje o personajes según la descripción del autor y nuestras experiencias sensoriales personales que son las dos partes que constituyen la imagen definitiva que nos hacemos del mundo descrito (Schreiber, 1987:48).

Este aspecto integrador es definitorio de los caligramas que son un buenísimo medio de difusión de la literatura.

La palabra poética se une al dibujo, para desarrollar la creatividad en las aulas de primaria y secundaria. Creemos que los caligramas se sitúan en un lugar privilegiado para aproximar el mundo de la palabra escrita a esas nuevas generaciones que son a menudo definidas como generaciones de la imagen (García Carcedo, 2001:96).

Descripción de la actividad. Tras la breve presentación que haremos en Power Point sobre qué son los caligramas, los estudiantes tendrán que escoger al menos una de las palabras que les propondremos (caballero, espada, escudo, armadura, mago, enemigo, dama y castillo). Aún así, dejaremos la elección al azar porque, de no hacerlo, constreñiríamos la imaginación de los estudiantes y queremos saber qué les sugiere a cada uno de ellos el género caballeresco a partir de lo que han ido viendo en clase. También les daremos la libertad suficiente como para añadir todo lo que quieran.

A partir de la elección pueden crear su caligrama, incluso utilizando colores.

Finalmente, cuando todos estén hechos, los colgaremos en una de las paredes del aula para que vean el trabajo de sus compañeros. En este sentido, lo ideal sería hacer una votación y que los tres “ca(ligra)balleros” vencedores se hiciesen en tamaño póster para ponerse en un lugar privilegiado del Centro.


4. LA ANIMACIÓN A LA LECTURA

Pero, ¿por qué esa necesidad de animar a la lectura a través de obras que algunos calificarán de “manidas”? La principal razón es que aunque nuestros estudiantes no se sientan interesados por obras antiguas, sí lo harán por esas sagas que están “tan de moda” últimamente y que, en última instancia, pueden llevarlos a su germen. Nuestra opinión es que no hemos de abanderar la lectura obligatoria de obras como las caballerescas porque es un trabajo arduo que requiere unos conocimientos previos. Nuestra pretensión es más bien cultural pero, en cualquier caso, nunca filológica: no estamos modelando filólogos, estamos formando hablantes competentes.

Otro caso aparte es el de la elección de textos literarios acordes a esta temática. En nuestras clases de lengua y literatura castellana realizamos 10 actividades de animación a la lecto-escritura con una antología de fragmentos caballerescos seleccionados por José Manuel Lucía Megías y por Emilio Sales Dasí titulada Libros de caballerías castellanos. Los textos que pudo leer don Quijote de La Mancha y han tuvieron muy buena acogida. Sin embargo, resultaría utópico leer con el alumno extranjero estos mismos textos, debido a su complejidad. Obviamente, hemos de trabajar con ejemplos adecuados, rentables y que presenten una finalidad didáctica clara. El uso de la literatura siempre ha de estar justificado en cuatro puntos esenciales, a saber: su aplicación didáctica, los intereses de los propios estudiantes, sus necesidades y su nivel de aprendizaje. Buscamos integrar destrezas y aspectos socioculturales. No obstante, no hablaremos de los contenidos gramaticales a partir de los libros de caballerías por su alto contenido arcaizante.

Además, según el MCER, el alumno ha de conocer las características distintivas de la sociedad de la lengua meta. Así, podemos integrar el interés de los libros de caballerías entre los valores, creencias y actitudes entre los que se encuentran tradición, cambio social, historia y artes. ¿Cómo si no entender expresiones como “ser un Quijote”, “hacer una Quijotada” o “sois como Sancho y Quijote”, entre otras? Los estudiantes tienen que llegar a poder descodificar estos elementos y para ello, han de hacerlo “a través del recurso a los referentes propios, los conocimientos anteriores, las vivencias y las experiencias en la perspectiva de los contactos interculturales” (Guillén Díaz, 2004:849).

El trabajo desarrollado con este estudio, fundamentalmente aplicado en alumnos cuya lengua materna es el español y en proceso de ampliarlo prácticamente a estudiantes de E/LE, no pretende, en ningún momento, que los alumnos se lean elAmadís de principio a fin, ni que se sumerjan en las aventuras de Orlando el Furioso, puesto que se trataría de una ambición irreal. Somos los profesores los que tenemos las herramientas que pueden cambiar la opinión de nuestros alumnos y hacer de ellos “consumidores” de literatura. La motivación es imprescindible y, por ello, las actividades que realicemos han de estar siempre estudiadas previamente para cubrir las necesidades mencionadas anteriormente dado que nuestra finalidad es acercar a los estudiantes a un mundo completamente ajeno al suyo, que sean capaces de disfrutar con él y hacerlo, en la medida en la que cabe, un poco más suyo. Así, la participación activa de los aprendices favorece su involucración en el proceso de enseñanza y enriquece enormemente el mismo.

El acceso a la experiencia de la literatura es un derecho que todos tenemos y que defendemos a capa y espada desde la perspectiva de los libros de entretenimiento de los Siglos de Oro. Leer hace que tengamos mejores respuestas ante la realidad y nuestra intención es que los alumnos vayan más allá de los textos, más allá de su propia cultura y de la concepción etnocentrista del mundo que solemos tener, buscando interconexiones del yo con el mundo y encontrando lecturas que favorezcan su gusto por la literatura y, ¿por qué no? que recurran a los orígenes de la literatura para hallar las fuentes originarias de las sagas mencionadas por puro placer. Intentamos que intenten indagar en las historias narradas, que vayan más allá del texto y que eviten actitudes derrotistas frente a obras que creen “desfasadas” –para ellos lo “viejo” siempre es sinónimo de aburrido–. Esta es la aventura que emprendimos hace un par de años y que, como cualquier aventura, todavía no sabemos cómo terminará. Pero, sin duda, alzamos una lanza en defensa de la literatura caballeresca.

Ya nadie recuerda al caballero. Hace años sus aventuras estaban en boca de todos, y eran motivo de regocijo en ventas, atrios y mercados, pero hoy nadie pregunta por él ni se interesa por sus palabras o andanzas, especialmente entre los jóvenes, que se limitan a encogerse de hombros cuando le oyen nombrar (Martín Garzo, 2005:7).


Muchas gracias por tu atención, paciente lector.

 

Referencias bibliográficas

García Carcedo, P. (2001). Animación a la lectura: la palabra fantasma y los caligramas. Didáctica (lengua y literatura) [en línea]. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=238927 [Última consulta 8 de septiembre de 2012].

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Lucía Megías, J.M. y Sales Dasí, E. (2007). Libros de caballerías castellanos. Los textos que pudo leer don Quijote de La Mancha. Madrid: Castalia.

Martín Garzo, G. (2005). Dulcinea y el Caballero Dormido. Zaragoza: Editorial Luis Vives.

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