Nuestra NEBRIJA 33 - abril 2020

34 35 no conocernos, tienen la liber- tad de contarnos la historia de su vida o lo que quieran y así logran distraerse un rato de la frustración que puedan sentir por la COVID-19”, opina la ve- nezolana Ghada. Cada caso es diferente. “No hay una manera estándar de actuar. Algunas personas quie- ren hablar todos los días y otras, una vez a la semana. Lo importante es respetar las ne- cesidades de cada uno”, define Laura. Una persona mayor que hace frente al aislamiento con videollamadas de WhatsApp o una pareja veterana cuyo prin- cipal entretenimiento son la te- levisión y el contacto telefónico con la voluntaria son dos de los modelos que más se repiten. Según María, “si bien es cierto que debemos ver las noticias y estar informados, también es esencial hacer otras activida- des de ocio que nos gusten y relajen como leer, pintar o jugar con la familia”. Afrontar el malestar El abulense Iván recomienda consultar las pautas de la Or- ganización Mundial de la Salud y del Colegio Oficial de Psicó- logos “para afrontar psicológi- camente el malestar”, además de evitar la sobreinformación y la información no fiable, mante- ner el sentido del humor y una actitud optimista, establecer una rutina diaria, organizar y planificar actividades (lectura, juegos de mesa…), mante- ner el contacto con familiares y amigos, y fomentar la crea- tividad. Para Laura, en estos tiempos debemos respetar los sentimientos de los demás “sin olvidar que estamos todos en la misma situación”. Ghada aporta otro consejo general: “Somos seres humanos que te- nemos el derecho a sentir. Está bien necesitar ayuda. No todo tiene que estar perfectamente planeado y organizado”. Mientras María cree que todos “debemos tomarnos un tiempo durante el día para escuchar a familiares y amigos”, Ghada se- ñala que cualquiera es vulnera- ble a esta realidad, “pero ayu- dar te llena de fuerza, porque, ayudando a otros, logramos ayudarnos a nosotros mismos”. Juan Carlos Fernández con- firma que esta acción solida- ria durará hasta que acabe la situación de emergencia, y “a partir de ese punto, hasta que cerremos de una forma correc- ta todos los casos con los que estamos en contacto”. El direc- tor del departamento de Psico- logía de la Universidad Nebrija vislumbra el futuro con una es- peranza crítica: “Deberíamos aprender a valorar un poco más las cosas que tenemos y disfrutamos. Incluso debería- mos salir reforzados de la situa- ción, aprender mucho y ser un poco más resilientes”. Hay que cumplir la distancia social en lo físico, pero no en lo psicológico. emocionales, intelectuales, es- pirituales y sociales del ayuda- do. Principios de la psicología humanista como la visión posi- tiva, la honestidad, la coheren- cia o la empatía –“la ausencia de juicios de valor, porque no estamos para juzgar, sino para acompañar”- son herramientas que, de acuerdo con el profe- sor de Psicología, no deben caer en el olvido. Los estudiantes se preparan a conciencia. Están ante casos reales donde devuelven a la sociedad lo que la Universidad les enseña. Nevado les recuer- da que ser buenos observa- dores, manejar el silencio, ser específicos y no divagar con- forman las técnicas perfectas para una conversación. Ante las dudas de Laura, Pau- la y Sofía, tres alumnas muy inquietas, Manuel Nevado contesta: “En escucha activa, cuando la persona se siente escuchada, su ansia empieza a disminuir y ahí se allana el ca- mino mediante la comprensión empática… luego los profesio- nales utilizarán otras técnicas; no caigamos en el síndrome del experto. Lo que no sabe- mos, no podemos decir que lo sabemos”. Esta denominada “crisis de primera instancia, de contención psicológica” es la que ponen en práctica los pro- fesores y alumnos en el servi- cio de apoyo psicológico. “Les estamos poniendo una almo- hadilla en su dolor emocional”, puntualiza Nevado. El apego es fundamental, pero, de acuerdo con el profesor de la Universidad Nebrija, “se co- rre el peligro de un contagio emocional. Esto es una de las cosas más importantes de la vida: saber cuándo uno moles- ta y cuándo uno ayuda”. Al fin y al cabo, el quid de la cuestión reside en la escucha activa, un método vital en cualquier pro- ceso comunicativo: “Escuchar requiere un mayor esfuerzo que hablar porque muchas veces solo escuchamos lo que enten- demos o lo que nos conviene. La creencia es que siempre estamos escuchando y esta- mos atentos, pero la mayoría del tiempo solo oímos, mas no escuchamos”. Más allá de las lentejas En el proceso, este grupo pone en práctica la comunicación verbal y la no verbal e incluso la introducción de temas livianos, que “pueden llevar a conversa- ciones más profundas”. De las lentejas, por ejemplo, se puede pasar a hablar del familiar que las cocinaba. Algunos errores de comunica- ción, advertidos en la forma- ción, se resumen en identificar- se con el ayudado, intentar leer su pensamiento y no prestar atención a lo que dicen, pre- parar un comentario, atender solo cuando se dan ciertas condiciones, juzgar, apaciguar, tener razón o descarrilar en los temas. Los voluntarios en cada caso van aplicando los conse- jos del taller como preguntar sin interrumpir, mantener un tono de voz adecuado y respe- tar el silencio, “que es terapéu- tico e invita a la reflexión y a la comunicación interna”. Iván Vinuesa, María Durán, Laura Rodríguez Díaz y Ghada de León ponen voz, y a veces cara, a este servicio de apoyo. Los cuatro estudian Psicolo- gía en la Universidad Nebrija y representan a una juventud solidaria y formada que no es- curre el bulto. María destaca la motivación de los voluntarios ante unas personas “que pue- den expresar sus emociones y sentir que alguien les está es- cuchando”. Por su parte, Iván alude, en esta labor solidaria, a la supervisión de los tutores y a la confidencialidad. “Trato de controlar variables perso- nales como el sueño, la alimen- tación, la luz natural recibida o el cansancio, y evito posibles prejuicios, interrupciones o las hipótesis prematuras”, afirma como una letanía. “Nuestra dis- posición –añade María- debe ser la de una persona serena y abierta a escuchar. Debemos transmitir consuelo y tranquili- dad en un estado de paz”. Satisfacción, gratitud plena, sensación placentera o frases como “me gusta mucho que me llames”, “me haces compa- ñía” o “me alegra escucharte” resumen sus impresiones y la respuesta social. “Las perso- nas nos describen cómo se sienten y su condición actual, al igual que nos cuentan as- pectos de su vida como méto- do de desahogo emocional. Al E l denominado contagio emocional es uno de los riesgos en los que puede caer el voluntario “A yudando a otros , logramos ayudarnos a nosotros mismos ”, opina G hada de L eón

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