Nuestra NEBRIJA 33 - abril 2020

54 55 el hospital como adolescentes tardíos y cuando todo esto ter- mine se habrán convertido en adultos con historias en sus espaldas que nunca deberían haber vivido. Estos valientes, nuestros va- lientes, inundan estos días las redes sociales de fotos enfun- dados en sus uniformes de guerra, les aplauden a las 20:00 horas desde todas las ventanas de España, se publican cons- tantemente frases de elogio y son vistos como héroes, salva- dores del mundo, pero… ¿por cuánto tiempo? Un día dejarán de ser héroes y volverán a ser enfermeras y en- fermeros. Pero nosotros tenemos una misión: que el esfuerzo, de- dicación, valentía y amor demos- trados estos días por su profe- sión se recuerde, se halague y se reconozca ahora y en el futuro, no solo en tiempos de guerra. La ma- ñana del 25 de marzo de 2020 acudie- ron a los hospitales madrileños nuestros hijos, compañeros, amigos, alumnos… Cientos de estudiantes valientes que se han alistado voluntariamente a luchar contra un gigante con sus manos desnudas y caras desprotegidas, pero con las mejores armas: ilusión, ga- nas, juventud y tiempo. Son los alumnos de 4º de enfermería de toda la Comunidad de Madrid. Esta situación me recuerda a los libros de Historia que narran cómo cientos de jóvenes, con poca o nada experiencia, pero llenos de ilusiones, historias y temores, se alistaban a la gue- rra. Como entonces, nuestros futuros enfermeros han sido recibidos por experimentados veteranos cansados, enfermos en algunos casos, que les pa- sarán un testigo que sin duda no les dejará indiferentes. Lejos quedaron aquellos tiempos en los que alguien supervisaba sus movimientos y corregía sus errores. Ahora están solos ante una realidad implacable donde la gente sufre y muere con la soledad por compañera. Enfundados en sus EPIS a es- trenar -en el mejor de lo casos- o caseros y reutilizados por los dos turnos anteriores -en el peor-, harán jornadas marato- nianas y aprenderán a cuidar con barreras añadidas: el can- sancio, gafas empañadas y do- bles mascarillas que sin duda lo hacen todo mucho más difícil. En el otro lado, detrás de las trincheras, les esperan impa- cientes sus familias que se pre- guntan si animarlos a perseguir su sueño de ser enfermeras fue la mejor de las decisiones. Pre- ocupados, les envían mensajes repetitivos que dicen “cuídate”, “protégete”. Asisten impoten- tes a las noticias sobre el incre- mento en número de contagios y muertes que se producen día a día en nuestro país. Sí, la mayoría son jóvenes, no están en los grupos de riesgo, pero sus familias no quieren que en- fermen o sufran, los quieren en casa. No les tocaba, todavía no, así no… Atrás queda el tiempo de ri- sas, reuniones, amores y des- amores. Después de esto nada volverá a ser igual. Entraron en Cientos de valientes estudiantes de enfermería en su cuarto curso se han alistado voluntariamente a luchar contra un gigante con sus manos desnudas y caras desprotegidas, pero con las mejores armas: ilusión, ganas, juventud y tiempo. Toda ayuda es poca para vencer entre todos al coronavirus. Marta Segura Martín. Antigua alumna del Grado en Enfermería, 2017 Columna Alumni Nebrija A hora están solos ante una realidad implacable donde la gente sufre y muere con la soledad por compañera No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo. No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo. Porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo. A las trincheras

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