Sexismo lingüístico

Conocer los tópicos del sexismo lingüístico para poder rebatirlos

La segunda jornada de la Semana de la Ciencia y la Innovación en la Universidad Nebrija estuvo protagonizada por la conferencia sobre sexismo lingüístico con tres expertas del mundo de la lengua y la comunicación que aportaron desde distintas perspectivas sobre el tema. La mesa redonda estuvo formada por María Vaíllo, directora de cátedras de la Universidad Nebrija; Pilar García, profesora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Lengua, Literatura y Antropología (ILLA), y Carmen Francí, traductora y profesora de la Universidad Pontificia de Comillas.

María Vaíllo puso la mirada en los libros de textos utilizados en las aulas y en la falta de referentes femeninos en las figuras históricas y científicas que se estudian en los temarios. Vaíllo explicó que “los libros de texto construyen el relato sobre lo qué es digno de ser conocido, qué hemos sido y qué podemos llegar a ser”, por lo que es imprescindible que las alumnas vean figuras femeninas que han conseguido logros importantes para poder aspirar a esas profesiones o metas en su trayectoria laboral. Sin embargo, un análisis del contenido de los libros, advirtió la profesora, muestra que “no reflejan el trabajo de mujeres que han cambiado la historia en la misma proporción que recogen la labor de las figuras masculinas”.

Según Vaíllo, que ha desarrollado gran parte de su investigación en torno al papel de la mujer en la educación, este análisis también desvela que en los últimos quince años, en los que se ha comenzado a reivindicar más la figura de la mujer en todos los ámbitos, los libros de texto de la ESO en España no reflejan apenas este cambio, siendo el porcentaje de figuras célebres femeninas de un 12,78%. Además de los nombres de personajes históricos, el papel de la mujer en otros puntos de los libros de texto aparece más estereotipado y excluido de roles activos, quedando relegadas en muchas ocasiones a anexos.

Pilar García habló sobre los tópicos el uso femenino del lenguaje: “Los tópicos son un producto histórico cultural que se perpetúa y se acepta sin que se haya demostrado que sean ciertos”. El peligro de los tópicos es que “permean toda nuestra educación y hay que identificarlos para rebatirlos”, aseguró García. El principal problema, según la profesora, es que hay una falta de estudios científicos sobre la forma de hablar de las mujeres porque se ha tomado el lenguaje masculino como la norma general: “Hay que averiguar cómo hablan las mujeres y enfrentarlo al cómo deberían hablar”.

García también explicó la diferente forma de comunicar que tienen las mujeres de los hombres porque para “los hombres expresarse sirve solo para comunicar, mientras que para las mujeres es un regalo con el que premian”. Con estas diferencias, los tonos y los silencios adquieren distintos significados según quién los haga y tiende a crear conflictos entre personas: “Es curioso que algo que se crea para acercar a las personas como es la comunicación, en muchos casos sirva para alejarlos”, añadió.

Carmen Francí mostró la perspectiva de los traductores a la hora de enfrentarse a un texto que contenga sexismo en su lenguaje. Explicó que los traductores “no deben ni añadir, ni omitir, ni adulterar el texto” por lo que al traducir, intentar cambiar este lenguaje sexista es complicado. Sin embargo, la traductora destacó que “aunque hay un escaso margen para el traductor, según el texto, hay que buscar ese margen y aprovecharlo”, porque el texto también se enriquecerá y no será tan repetitivo como algunos ejemplos que expuso con el uso del término “hombre” referido a la figura masculina, pero también al conjunto de personas o humanidad. Además, la docente de ICADE admitió que “es cierto que cuando traduces, tus prejuicios te llevan por un camino o por otro”.

Las tres expertas coincidieron en señalar que el desdoblamiento de los términos dificulta la comprensión del mensaje y va en contra de la economía del lenguaje, por lo que no resulta muy viable. Sin embargo, es necesario “llegar a un equilibrio en el lenguaje con el que no se invisibilice a la mujer”.

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