Jornada sobre migración y seguridad en la Universidad Nebrija

“Los refugiados son un síntoma de los conflictos que suceden, no su causa”

En los últimos años los conflictos han sufrido una transformación radical en cuanto a sus protagonistas, a los escenarios en que se desarrollan y a su intensidad. Uno de los más lacerantes, en particular en Europa, es el de las migraciones en masa, que además de suponer una catástrofe desde el punto de vista de la dignidad humana y de los derechos de la persona, está generando de manera colateral importantes consecuencias para la seguridad de los países afectados. El Grupo Nebrija de Seguridad, Gestión de Riesgos y Conflictos organizó, dentro de la Semana de las Ciencias Sociales, un seminario para reflexionar, desde una perspectiva multidisciplinar, sobre este tema, que presenta uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la sociedad actual.

“La guerra y la seguridad han sido siempre preocupaciones en el horizonte de la humanidad”, destacó Álvaro Bustinduy, vicerrector de Investigación de la Universidad, que habló en la inauguración del encuentro sobre la necesidad de analizar las características de los nuevos conflictos y repensar algunos conceptos de derecho humanitario. Temas sobre los que también insistió Carlos Espaliú, investigar principal del Grupo, que hizo hincapié en el importante papel que tiene la investigación para aportar luz sobre estas cuestiones: “Es misión de las universidades plantearse los conflictos más importantes de cada momento histórico. Y la migración es uno de ellos. No hay más que pensar en los cientos miles de personas que cada año intentan llegar a Europa, y en todos los que han perdido la vida en el camino”.

Este complejo fenómeno requiere de una colaboración global, que trascienda las políticas de los diferentes países, porque, como señaló la profesora Adela Alija, “las estructuras de gobernanza locales y nacionales creadas en el siglo XX se han detectado claramente insuficientes”. La investigadora explicó que uno de los problemas más importante en el tratamiento de la llamada “crisis de refugiados” han sido las disensiones de los estados miembros de la Unión Europea y la dificultad para ofrecer una respuesta común al fenómeno más grave al que se ha enfrentado el espacio comunitario en los últimos tiempos. A ello habría que añadir también la coincidencia de esta situación con la crisis económica e institucional vivida en los últimos años, que ha llevado a un cuestionamiento del papel de la UE en el ámbito global. “La solución es más Europa. Los estados no podrán dar respuesta a estos desafíos por sí mismos, ya que, con la última crisis, se han retraído hacia dentro y la UE ha perdido fuerza”, afirmó la profesora Alija.

“Los refugiados son percibidos como una fuerza desestabilizadora del sistema, cuando en realidad son un síntoma de los conflictos que suceden, no su causa”, señaló Adela Alija. Insistió, además, en la necesidad de crear nuevas instituciones, reformular el derecho humanitario y recuperar uno de los aspectos fundamental del Tratado de Ginebra: el principio de no devolución, que prohíbe al país que recibe refugiados devolverlos a un país en el que sus vidas correrían riesgo.

De percepciones también habló la profesora Gracia Abad, que analizó el concepto de la seguridad humana en los flujos migratorios. “Hay que prestar atención a la seguridad de los migrantes cuando llegan a nuestros países, pero también al desafío, real o percibido, que los migrantes puedan suponer para la seguridad de las sociedades receptoras”, explicó la investigadora. Abogó por ofrecer una respuesta proactiva al conflicto, analizando las razones profundas que mueven a las personas a moverse forzosamente de un país a otro. “Debemos gestionar todas las causas que mueven a la gente a trasladarse de forma forzada. No podrá haber seguridad en Europa si no hay seguridad en el resto de estados”.

El rector de la Universidad, Juan Cayón, también participó en esta jornada, donde estableció la urgencia de favorecer la integración como elemento imprescindible de los procesos migratorios. “Es absolutamente fundamental la integración: que participen de nuestra manera de ver el mundo, del respeto a los derechos humanos. Cuanto mayor es el efecto no integrador, mayor es el efecto llamada hacia la no integración”, recalcó Cayón, que también incidió en la posición debilitada en la que se encuentra la UE, con menor peso a nivel internacional que otros muchos actores.

De legislación habló el profesor Jordi Regí, que mencionó que una gran parte de los países de la UE incumplen directivas sobre migración o directamente no las aplican, especialmente en temas de asilo. “La directiva es un medio muy útil, pero el problema es la doble moral que existe en los países de la UE”, señaló el investigador, al tiempo que insistió en que no existe voluntad unitaria en este tema entre los estados comunitarios y eso dificulta el desarrollo de políticas comunes.

El profesor Juan Carlos Fernández trató en su ponencia el Síndrome de Ulises: el cuadro psicológico que afecta a los inmigrantes y que está a medio camino entre el estrés agudo y los trastornos adaptativos. El investigador señaló que este problema de salud real que afecta a un amplio porcentaje de desplazados forzosos está insuficientemente tratado por el sistema y se banaliza muchas veces en los centros sanitarios. Quiso llamar la atención sobre el duelo que sufren los migrantes, que tienen una sensación de pérdida de toda su cultura, de su país, de su tradición y, en muchos casos, de parte de su familia. “La pesadilla de los inmigrantes que sufren este síndrome es la soledad, la incomprensión, la falta de tratamientos… Pero, sin duda, debemos recordar que la peor parte de todo esto es la situación que está sufriendo el inmigrante”, destacó Fernández.

Muchos otros investigadores de la Universidad Nebrija y del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (IUGM) compartieron sus reflexiones en esta jornada, abordando este fenómeno que existe incluso desde antes de la formación de los estados y por el que seguirán cruzando mares y océanos las generaciones del futuro, en la búsqueda incansable de la posibilidad de vivir una vida digna.

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