Jornada Nuevo Futuro

“Debemos cambiar las expectativas de los menores en acogida y su visión del mundo”

El Sistema de Protección de la Infancia es imprescindible para asegurar la atención y cuidados de todos los niños y niñas menores de edad que no pueden contar con el apoyo y cuidados familiares que requieren para su correcto desarrollo.

La asociación Nuevo Futuro lleva 50 años creando hogares para estos niños y quiso participar en la Semana de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija para compartir su labor y poner sobre la mesa el reto de cómo implementar un entorno protector.

Josefina Sánchez Errazuriz, presidenta de la Asociación Nuevo Futuro, explicó que llevan “50 años siendo la voz que lucha por los derechos de los niños”. Cuentan con 116 hogares y atienden a más de 1700 menores. A pesar de seguir creciendo, Sánchez aseguró que quieren “seguir manteniendo el modelo de hogar que aportar entorno familiar a los menores”.

José Luis Castellanos Delgado, subdirector general  de Infancia de la Dirección General de servicios para las Familias y la Infancia, estableció los cuatro retos a los que hay que hacer frente en la acogida de menores. Por un lado, hay que establecer una atención diferencial que requieren los menores con necesidades especiales. Es necesario trabajar en programas de emancipación y autonomía de los menores y que ellos mismos participen en las decisiones de los sistemas de protección. Por otro lado, Castellanos pidió que se trabajara en la integración de los centros de acogida en las comunidades y las sociedades en las que se ubican para desterrar falsos mitos y creencias.

Especial atención a las necesidades

Jorge Fernández del Valle, catedrático de Intervención Social de la Universidad de Oviedo, explicó que “las cifras de acogimiento residencial en España son muy altas, en el último año ha habido 17000 ingresos, sobre todo de menores no acompañados”. Pero lo que de verdad le preocupa es “que la acogida familiar no termina de despegar”. Fernández del Valle pidió un cambio de la legislación para evitar que los menores de tres años no entren en centros de acogida y sean acogidos en hogares familiares.

El catedrático hizo hincapié en los casos de los menores acogidos que presentan alguna discapacidad intelectual, un 16,4% según el experto. Estos menores con necesidades especiales deben tener “prioridad de acogimiento en familias para evitar que sufran problemas agudos en contextos residenciales por bulling o acoso. Necesitan entornos muy reducidos, controlados, predecibles y con adultos muy involucrados”. Fernández del Valle, aseguró que “la mitad de los casos de acogimiento residencial están en tratamientos de salud mental”. También explicó que “es necesario que los centros y los educadores sepan detectar indicadores de estos problemas y tengan conocimientos básicos sobre las pautas de actuación”. Para Fernández del Valle es fundamental “conseguir ambientes estimulantes, equilibrados y fuertes en apoyo emocional, así como educadores formados en respuestas terapéuticas desde lo cotidiano”.

Un hogar para cuidar de los niños

Bragi Gudbrandsson, representante de Save de Children, acudió a la jornada para presentar el modelo de “Casa de los Niños” o Barnahus que ya han puesto en marcha en varios países, como Islandia, y que quieren instalar en la Comunidad de Madrid.

Gudbrandsson explicó que han detectado que muchos menores cuyas familias nos e pueden hacer cargo de ellos son víctimas de múltiples abusos. Sin embargo, esos hechos sufridos no son lo peor que han vivido, según califican los propios menores, sino que todo el proceso judicial posterior es tan traumático para ellos como los mismos hechos: “Esto es así porque no se empieza a tratar psicológicamente a las víctimas hasta mucho más delante de detectar los abusos. No es hasta que termina el proceso judicial cuando reciben la terapia para no alterar el proceso y las declaraciones de las víctimas”.

Barnahus es, según Gudbrandsson, “un intento de tratar todos estos problemas, integrar todos los trámites judiciales de la forma más rápida para minimizar los efectos negativos en las víctimas en un entorno seguro y protector”. Una intervención multidisciplinar para disminuir el nivel de estrés que sufren las víctimas debido a los múltiples interrogatorios y contrainterrogatorios en entornos muy hostiles para los menores.

Situaciones que cambian el carácter de los niños

Nuria Camuñas, directora del departamento de Educación de la Universidad Nebrija, ofreció la visión desde la investigación que se está haciendo en torno al perfil de los niños y niñas dentro del Sistema de Protección de la Infancia. Camuñas explicó que muchos presentan problemas en la autorregulación, autocontrol y en la atención y la memoria. Por lo que dijo ser necesario “incluir en los programas herramientas para mejorar su capacidad de no reaccionar a un impulso”, dándoles mayor flexibilidad y un mayor control emocional.

María Teresa Rodríguez Estévez, fundadora de Aprender, explicó que “todos los estímulos influyen en el sistema neurológico que está en formación”. Por ello, los problemas de conducta surgen a edades tempranas. Para prevenir este tipo de conductas, Rodríguez dijo que “es necesaria la implicación de múltiples acciones paralelas a la protección, como escolares, sanitarias y de servicios sociales”. Pero advirtió: “No seamos deterministas, los factores de riesgo en estos niños son probabilísticos, pero no determinantes, el aprendizaje juega un papel importante en el que podemos intervenir”.

Nuevo Futuro tiene varios programas para la prevención de las conductas de riesgos. Según explicó María Isabel Miñaca Laprida, responsable de proyectos de la asociación, “detectamos las conductas que más se repetían en los menores en estos casos y hemos realizado una guía de actuación para cada conducta y poder formar así a padres, tutores y educadores”. Gracias a estas guías, en 2017 observaron una disminución del 30% de las conductas y en 2018, un 25%.

Raquel Martínez Martínez, psicóloga de Nuevo Futuro Madrid puso el acento en los programas que facilitan la integración en el contexto escolar: “La formación es uno de los grandes problemas de los niños y niñas de acogida. Debemos cambiar sus expectativas y ofrecerles oportunidades laborales y una visión diferente del mundo”.

Martínez aseguró que es necesario implicar más a las familias en esta búsqueda de la motivación, una mayor coordinación con los centros escolares y sensibilizar a la población.

La transición a la vida adulta

Cuando los menores dejan de estar bajo la protección de los centros y hogares de acogida deben hacer frente a una realidad para la que muchos no están preparados. Desde Nuevo Futuro desarrollan programas que incluyen un acompañamiento educativo para jóvenes extutelados. “No pueden ser autónomos si no pueden tomar decisiones” dijo Maite Montes Aguilera, coordinadora de Centros de la Dirección General de la Familia y el Menor de la Comunidad de Madrid. Desde los centros trabajan en la preparación de la capacidad de toma de decisiones desde un plan de autonomía que se inicia a los 16 años: “El menor tiene que ser quien decida su futuro, nosotros somos puentes”, explicó Montes, quien añadió que los planes son individuales para cada menor. De esta manera, el Sistema de Protección se compromete con el futuro de estos menores.

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