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“La desinformación está cada vez más presente en las campañas electorales”

Leticia Rodríguez Fernández, directora del Grado en Comunicación Corporativa, Protocolo y Organización de Eventos de la Universidad Nebrija, responde a cinco preguntas sobre las fake news, la desinformación y sus implicaciones en las campañas políticas:

Pregunta: ¿Cómo define las fake news?; ¿qué características tienen en el siglo XXI?

Respuesta: Las fake news son un concepto aceptado, conocido y que popularmente hemos asumido como “noticias falsas”. Sin embargo, más allá de que una información no sea veraz, debemos pensar en la intencionalidad de las informaciones. Cuando alguien emplea tiempo y recursos en crear informaciones falsas, lo hace bajo algún interés, que normalmente suele ser económico -ganando dinero a través de los clics o de algún engaño o estafa- o político -tratando de perjudicar la imagen de un adversario político en beneficio propio-. Más que hablar de fake news, y como han recomendado diversas instituciones y expertos, deberíamos de hablar de desinformación, que es una técnica clásica de propaganda, que ha encontrado en los entornos digitales nuevas formas de desarrollo.

P: ¿A qué conclusiones llega en los dos estudios que ha elaborado sobre la desinformación?

R: Hasta el momento he realizado dos estudios sobre la desinformación. El primero, Desinformación: retos profesionales para el sector de la comunicación, contaba con los testimonios de consultores políticos, periodistas y gestores de redes sociales de medios digitales y verificadores. Los consultores políticos la contextualizan en la crisis de confianza y la deslegitimación de las instituciones y advertían que sus clientes se mostraban preocupados por las fake news. También incidían en la necesidad de comunicar mejor y detectar campañas orquestadas. Aunque las fake news han generado mucho ruido, no se observan cambios en las rutinas profesionales para detectar o atajarlas.

En el segundo estudio, Desinformación y comunicación organizacional: estudio sobre el impacto de las fake news se observa, sobre un análisis de tres meses de verificaciones de Maldito bulo (junio-septiembre, 2018) que el 15% hacían alusión a partidos políticos, encontrando entre los bulos supuestas declaraciones o comportamientos falsos por parte de miembros o líderes de la formación, falsas promesas electorales, comportamientos inapropiados asociados a militantes de la formación o acuerdos falsos entre formaciones políticas. Entre las fórmulas más comunes para introducir el engaño se encuentran: la creación de noticias falsas en supuestos medios digitales o su vehiculación en fakes que tratan de usurpar la identidad de medios reales; el uso de noticias humorísticas-satíricas que tratan de pasar como información real; la alteración de imágenes con montajes; el uso de vídeos o imágenes descontextualizadas, bien por corresponder a noticias anteriores o por el uso de imágenes ficticias atribuidas a hechos falsos; y las conversaciones o interacciones desde redes sociales, o mensajes en What´s app, entre otros.

P: ¿Se utilizan estrategias de desinformación en las campañas políticas? ¿Cómo funcionan?

R: Desafortunadamente estamos encontrando que la desinformación está cada vez más presente en las campañas electorales de todos los países. Es una técnica poco honesta pero útil con efectividad demostrada en procesos electorales de distintos países: desde EE.UU. a Brasil pasando por España; formaciones políticas de distinto signo político están desarrollando campañas de propaganda negra en internet. Se busca desprestigiar, atacar y ridiculizar al adversario político, mejorando indirectamente el posicionamiento del atacante; se llama a la abstención o se contraargumentan, de manera encubierta, ideas o campañas que podrían hacer daño a otra formación. Las campañas orquestadas han aumentado a nivel mundial en los últimos dos años. Tomando como referencia los datos de Oxford Internet Institute en España predominan las campañas orquestadas por partidos políticos y organizaciones civiles, sirviéndose para ellos fundamentalmente de Twitter, WhatsApp, Facebook e Instagram.

P: ¿Falta una base de comunicación política en los partidos políticos?

R: Falta trabajar la credibilidad. La permeabilidad de la desinformación se produce en gran medida por el contexto social. Se ha deslegitimado a las instituciones públicas, a los partidos políticos y a los medios de comunicación y hemos desplazado la prescripción de los expertos a la de personas que simplemente tienen influencia cuantitativa. Suele relacionarse las fake news con la posverdad, en cuanto a que, como planteaba Steve Tesich (creador del concepto) en 1992, hemos asumido que los políticos cuentan mentiras para proteger a la opinión pública de la verdad, que los justifican pensando que la verdad podría ser aún peor que estas mentiras. Mentira y política parecen ir de la mano en estos tiempos cuando en realidad la sociedad reclama líderes honestos e íntegros. Falta más humanidad, más cercanía a la realidad social, sin populismos. Más ser y menos parecer.

P: ¿En qué consiste la asignatura que imparte en Nebrija?, ¿cómo cree que beneficia a los estudiantes y a los jóvenes?

R: “Pensamiento crítico ante las fake news” es una asignatura interdisciplinar que se oferta, por primera vez en este curso 2019-2020, en el primer año de todas las titulaciones de Nebrija. Es una asignatura opcional y adicional a cada plan de estudios que los alumnos cursan para desarrollar competencias interdisciplinares. El objetivo es aprender a identificar la desinformación y conocer cómo funciona la propaganda digital. Para ello, las primeras sesiones se centran en entender cómo se construye y viraliza la desinformación, abordando a continuación cómo impacta en la opinión pública, y cómo afecta a las distintas organizaciones y a sus portavoces. Se analiza también el trabajo que están realizando las instituciones y verificadores de distintos países para luchar contra ella.

Con un máximo de 25 alumnos, los jóvenes entienden a través de casos de estudio y de pequeños trabajos de análisis cómo funciona la desinformación y a qué tienen que atender en su comportamiento como usuarios. En general, les sorprende encontrar que la desinformación puede formar parte de la estrategia militar, de la comunicación política e incluso de la comunicación de las organizaciones. Durante la asignatura se van familiarizando con conceptos como el “astroturfing”, que es crear una campaña orquestada como si fuese una corriente de opinión pública y que parezca real; las “granjas de trolls”, en las que trabajadores se dedican a crear y distribuir contenidos y comentarios falsos en páginas y redes sociales; o las “junk news” que es como denominan algunos académicos a las fake news que tienen una intencionalidad puramente propagandística e ideológicamente extremas, hiperpartidistas o conspirativas.

Pensamos que los jóvenes, como nativos digitales, pueden tener suficiente capacidad para entender cómo funciona la red. Sin embargo, por esa cercanía al entorno, inconscientemente, perciben como veraz mucha información de la red: desde los comentarios en productos y servicios hasta la información que busca reforzar sus creencias para influenciar su voto. Sin tener que estudiar técnicas avanzadas de verificación, la alfabetización mediática debería ser una asignatura obligatoria para todos los ciudadanos. Un impulso para hacernos reflexionar sobre la información que hay en la red y su intencionalidad.

Javier Picos Martín