rafael_jimenez_unebrija

Rafael Jiménez: “Es muy recomendable asomarse al abismo del relato breve y disfrutarlo en caída libre”

“Rafael Jiménez Pascual, subdirector del Servicio de Biblioteca de la Universidad Nebrija”. Esta firma estampada en su correo electrónico traza un perfil escueto y frío de una persona que ama transitar por conversaciones de distancias cortas y contacto humano. Madrileño, de barba luenga y valleinclanesca, de él dicen en los corrillos de profesores y alumnos que tal vez por las noches vuelva a algún libro de los que, junto su equipo, atesora en las estanterías de madera del campus de Princesa. Lleva “toda una vida, como dice la canción”, en la Universidad Nebrija. Rafa, para los lectores, y Rafael, para los que no han pisado la biblioteca, disfruta recomendando volúmenes y películas. De las cicatrices no habla porque intenta cerrarlas cuando abre un ensayo, un poema, un cuento, una novela, una obra de teatro… para todos los remedios hay en las” biblioboticas” de Nebrija.

La excusa para esta entrevista y para hacer visible la impagable labor de los bibliotecarios de la Universidad es la convocatoria del XVI Certamen Literario de Relato Breve Alonso Zamora Vicente “inscrita, como tantas otras actividades relacionadas con la cultura y el aprendizaje, en el contexto y la dimensión sociocultural y educativa de cualquier biblioteca”. Los premios oscilan desde los 100 a los 1300 euros, dinero contante y sonante, pero que va acompañado por un diploma acreditativo y la edición electrónica e impresa de la obra bajo el sello de la editorial de la Fundación Antonio de Nebrija. Y luego está la satisfacción personal, claro está, de dar a conocer las inquietudes propias. Los relatos deben remitirse hasta el día 28 de febrero (inclusive) o 13 de marzo (sólo Premio Español Nebrija) exclusivamente por correo electrónico. Resulta paradójico hablar de plazos en una entrevista que podría no tener fecha de caducidad como el mismo placer de la lectura.

Pregunta: ¿Cómo surge la idea del Certamen Literario de Relato Breve Alonso Zamora Vicente, que, en 2020, cumple su decimosexta edición?

Respuesta: La idea surge del hecho de que, en su momento, la Universidad Nebrija no disponía de ningún certamen de estas características: queríamos que tuviese su propio concurso literario y, al tiempo, aprovechar esta propuesta como un modo de incentivar la escritura de ficción y la creatividad de nuestro alumnado.

P: ¿Por qué toma el nombre del célebre filólogo y escritor madrileño?

R: Nos pareció muy propio de un certamen de esta naturaleza que tomara el nombre de alguna personalidad relevante del mundo de las letras. Alonso Zamora Vicente estaba muy ligado a la Universidad, y era una figura indiscutible de la lengua y la literatura española. Durante la primera edición del concurso, tuve la fortuna de conocerlo en persona y admirar no sólo su elevada estatura intelectual, sino también su impagable estatura humana y personal.

P: ¿Cómo valora la calidad de las obras presentadas en ediciones anteriores?

R: Después de quince convocatorias ininterrumpidas, sólo cabe decir que la calidad de las obras presentadas a concurso ha sido muy variada: hemos tenido en las manos textos mediocres y textos muy buenos. Esto depende, como no puede ser de otra forma, del propio autor: de su formación literaria, sus lecturas, de un esforzado trabajo para que la historia narrada tenga fuerza, sea coherente y lo más rica y sencilla posible a la vez.

P: ¿Por qué este certamen auspiciado por la Universidad Nebrija se centra en el relato breve e incluso en el microrrelato?

R: Todos somos narradores de historias. Cada uno busca la forma y el cauce más natural para sí mismo de contarlas. Algunos eligen la poesía —un género maravilloso y muy exigente—, otros optan por la narrativa corta —el relato y el cuento—, o la novela. A la hora de plantear un concurso literario, pensamos que una forma atractiva para nuestros alumnos —gente joven con ganas de escribir— era el relato corto: un vehículo narrativo de extensión moderada que permite acomodar casi cualquier historia a su estructura y naturaleza. El microrrelato —un género por derecho propio y con mucha fuerza— alterna y diversifica, como variante, las posibilidades propias de la narrativa corta.

P: ¿Qué consejos o pautas puede dar a todos aquellos que quieran asomarse al abismo de crear un relato breve?

R: En primer lugar, asegurarles que se trata de un abismo al que es muy recomendable asomarse y que se disfruta más en caída libre. Si tienen una historia que contar, por pequeña que sea, este certamen les da la oportunidad de expresarla. Cualquier idea, aunque parezca insignificante, se puede desatar sola, de forma sorprendente, en su proceso de plasmación sobre el papel. Me gustaría animar a todo el mundo a desinhibirse y escribir, con el simple consejo de que no se le dé muchas vueltas. Lo más importante es olvidarse de los prejuicios, y no pensar demasiado en normas y guías al uso: es verdad que ayudan a evitar ciertos errores típicos de la escritura —de ficción o no ficción— pero también coartan, a veces, el impulso y la decisión, buenos aliados ambos de cualquier joven —y no tan joven— escritor.

P: ¿Por qué entre los objetivos de la convocatoria figura no sólo fomentar la producción literaria sino también el interés por la lectura?

R: Me gusta mucho esta pregunta. La intención manifiesta en las bases de todas las convocatorias de observar el doble objetivo de fomentar la producción literaria y el interés por la lectura no es un hecho accidental. Aquí debo insistir —nunca nos cansaremos de hacerlo— en que la lectura es fundamental para poder escribir. Aviso para navegantes: sin leer no se puede escribir. La asimilación de recursos creativos, ejemplos inspiradores, herramientas estilísticas del lenguaje, su correcto uso, las virtudes de la claridad expositiva, de la construcción de historias, etc. sólo puede conseguirse tras una amplia colección de lecturas, tan variada como sea posible. Dicho esto, el certamen pretende ser una puerta de acceso a la literatura, y reconoce la retroalimentación existente entre lectura y escritura: leer lleva a escribir; escribir lleva a querer seguir leyendo y descubriendo.

P: ¿Recuerda sus inicios como lector? ¿Qué le llevó a descubrir las aventuras de los libros?

R: Mis inicios primigenios están muy perdidos, porque recuerdo libros y lecturas desde siempre. En mi casa, porque se me inculcó siempre el amor y la necesidad de la lectura, y tuve libros y lectura propia desde que era muy pequeño. En el colegio, porque leíamos en clase en voz alta, tratando de mejorar nuestra dicción y la velocidad de la lectura. Y en la biblioteca —un amor más tardío que el de la librería— porque esta me descubrió un universo que hice mío tanto en mi vida personal como en la profesional.

P: Haciendo honor a una de las modalidades del certamen, ¿podría en unas cien palabras animar, desde una perspectiva literaria, a participar en el mismo?

R: Me pone usted en un tremendo compromiso, ¿no le parece? Si escribiera unas cien palabras, sentiría la tentación de presentarme yo mismo al concurso, cosa que, evidentemente, no me está permitido hacer por mi cometido como coordinador. Por tanto, y para evitar esta inasumible tentación, me concederá el favor de que no responda al reto, pero sí le facilitaré unas palabras de ánimo, como me solicita, a escala reducida: diez, para ser más exacto y usar un bonito submúltiplo de cien. Ahí va… Para escribir, lápiz y papel; para ganar, participación y voluntad. Le he proporcionado, más que otra cosa, un eslogan. Me perdonará que sea tan evidente, pero responde, eso sí, a la máxima de un concurso de estas características.

P: Atendiendo a otras cuestiones… de fondo… ¿Cuántos ejemplares alberga la biblioteca de la Universidad?

R: Algo más de 83000 ejemplares en toda la Red de Bibliotecas (incluyendo nuestro centro asociado San Rafael-Nebrija) y subiendo. De ediciones electrónicas y otros materiales, ya ni hablamos. Bienvenidos a la Biblioteca híbrida.

P: ¿Cuáles son los logros conseguidos en la biblioteca de los que se siente más satisfecho?

R: De forma general, en los últimos años hemos situado la Biblioteca de la Universidad como un servicio transversal de carácter estratégico, mediante la optimización de los recursos y fuentes de información, cuya gestión se convierte en uno de sus objetivos principales, y con el aumento de visibilidad de todos los servicios y herramientas a disposición de nuestros usuarios: alumnos, profesores, investigadores y personal de administración y servicios. De forma concreta, la fortaleza de los programas de formación de usuarios y de extensión cultural, el desarrollo del portal web y su integración con el catálogo bibliográfico, la creación del Repositorio de la producción científica —Repositorio Nebrija— y la consolidación de la Biblioteca como servicio de apoyo al investigador, son los cometidos que me parecen más importantes.

P: ¿Qué es lo que más le gusta de nuestra biblioteca?

R: El dinamismo que le caracteriza como servicio transversal de apoyo a la docencia y la investigación, la calidad de nuestro fondo bibliográfico y, desde luego, el equipo humano que hace la Biblioteca: un elenco de profesionales a la altura de los mejores (y me quedo corto).

P: ¿Cómo define una biblioteca?

R: La Biblioteca es un universo formado por sus contenidos y sus lectores, y al igual que el propio Universo, no tiene principio ni fin (permítaseme esta licencia) como corresponde a una institución más que bimilenaria.

Javier Picos. Fotos: Zaida del Río