Jorge Tudanca y Ramón Caramés suben otro peldaño hacia la Luna

El estreno de Una escalera hacia la Luna congregó a la comunidad universitaria para honrar a dos avezados “nebrijillos”: Jorge Tudanca y Ramón Caramés, director y productor respectivamente de una cinta que recrea las vivencias –rodeadas de muerte- de un fotógrafo canadiense y un joven soldado francés. Tudanca y Caramés también escribieron estos personajes por separado y luego los ubicaron en las trincheras de Verdún, una de las batallas más cruentas de la Primera Guerra Mundial.

Después de su proyección en los cines de Burgos, en cuya provincia se rodó la película, los Renoir Princesa acogieron el estreno en Madrid. Antes, y sobre todo después, el público escuchó de los protagonistas los tejemanejes de un rodaje que, con un presupuesto de seis mil euros, estuvo a punto de ser suspendido por un problema en la adquisición del vestuario. Superadas diferentes vicisitudes en la producción, Tudanca y Caramés se mostraron ambiciosos al anunciar que con el próximo corto quieren llegar a los Premios Goya. Estableciendo un símil con el título del largometraje, ambos ya están subiendo peldaño a peldaño a la Luna del cine. No obstante, Nicolás Grijalba, director del Grado en Comunicación Audiovisual de la Universidad Nebrija, les recomendó que para llegar a ese sueño antes “tenían que sacar músculo” en los circuitos de festivales de cortometrajes.

Precisamente, Grijalba se mostró satisfecho de que la sala rebosara de público: “Alfred Hitchcock decía que el cine era un patio de butacas lleno… aquí lo hemos conseguido”. El profesor de Nebrija recordó a los alumnos que la pasión, la entrega y el trabajo han de ser sus compañeros de viaje en la profesión y transmitió su ilusión por “trascender los muros de la universidad para llegar al cine”. Sobre los creadores de Una escalera hacia la Luna, elogió el riesgo de elaborar un largometraje con la “pirueta” de ambientarse en la Primera Guerra Mundial.

La emoción fluyó antes y después del visionado. El director y el productor reconocieron tener los sentimientos a flor de piel. “Estar en los Renoir estrenando nuestra película…. No nos habíamos planteado estar en algo así tan pronto”, expresó Tudanca. “Hemos aprendido que, a pesar de todos los problemas, hay que luchar, echar valor y no rendirse nunca”, remató Caramés. Obstáculos que no les impidieron realizar un largometraje en doce días. “Toda la parte de las trincheras –comentó el burgalés Jorge Tudanca- la rodamos en cinco jornadas. Nos levantábamos a las seis de la mañana y nos acostábamos a la una de la madrugada, Hubo un día que me puse malo y el director de fotografía tuvo que rodar la secuencia”.

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