Jornada Internacional Violencia y Salud Mental

Antecedentes familiares, infancias inseguras o no saber expresar las emociones pueden ser condicionantes para una respuesta violenta

La Fundación CICA y la Cátedra Nebrija‐Santander en Gestión de Riesgos y Conflictos con el profesor Jesús Martín Ramírez a la cabeza, organizó, junto a la Universidad Complutense la Jornada Internacional sobre Violencia y Salud Mental que reunió, de manera online, a expertos de diez países diferentes para compartir distintas investigaciones y puntos de vista que relacionan a víctimas y personas violentas con experiencias que han podido influir en su salud mental.

Valentín Martínez Otero-López, profesor e investigador de Educación y doctor en Psicología de la Universidad Complutense inauguró la jornada dando la bienvenida a todos los expertos invitados.

La profesora de la Universidad Complutense, Belén Saénz-Rico de Santiago, doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, fue la primera en intervenir y habló de la “crisis global que estamos viviendo que incluye una crisis de valores y de educación”, un periodo de desequilibrio mundial que “afecta a todos los países incluso a los desarrollados que considerábamos intocables”. La profesora insistió en que en esta situación “todos tenemos nuestra parcela de responsabilidad, la educación también”. Esta crisis está cambiando “la hegemonía dominante” y para entender cómo hemos llegado a este punto hay que remontarse al inicio de la modernidad, según explicó la profesora. Para la experta, “el progreso humano se fue formando alejándose del sistema natural y por eso hemos creado una crisis ecológica mundial”.  Saénz-Rico de Santiago pidió “un nuevo sistema que celebre la diversidad y rechace el centrismo. Un nuevo modelo de desarrollo con respeto al planeta, equilibrio social y económico”.

Para ese nuevo modelo, la profesora le da un valor principal a la universidad ya que “es agente de cambio, experimenta y plantea soluciones y capacita a las personas que podrán hacer el cambio”.

La profesora e investigadora Tina Lindhard aportó a la jornada un punto distinto sobre la violencia y cómo hacemos frente a los sentimientos negativos de nuestro interior: “Muchos de los conflictos que generamos y la violencia con la que respondemos corresponden a una exteriorización de sentimientos o cosas de nuestro interior que no nos gustan y lo sacamos así al exterior”.

Marzanna Farnicka, psicóloga y profesora del Instituto de Psicología de la Universidad de Zielona Góra, en Polonia, presentó sus estudios sobre violencia en adolescentes y su investigación sobre cómo afectan a estos jóvenes sus distintos orígenes o antecedentes familiares y socioculturales en su desarrollo.  La profesora también ha tenido en cuenta en sus estudios variables como la adopción a una edad más temprana o más tardía, el clima familiar en el que han vivido, los niveles de confianza en uno mismo o cómo han aprendido a expresar sus emociones. El estudio podrá ayudar a corregir pautas y condicionantes negativos durante el crecimiento de los niños y adolescentes para evitar que reproduzcan conductas violentas.

El psicólogo y profesor Miguel Bettín, presidente del CICA en Colombia, expuso su trabajo que relaciona el consumo de drogas y los comportamientos violentos. En las estadísticas resultado del estudio de Bettín, se muestra que muchos drogadictos habían sufrido violencia física o mental en su infancia o juventud. El profesor también explicó que existen dos corrientes distintas en el fenómeno de la drogadicción. “Una de ellas piensa que la drogadicción puede venir por patologías previas y otra de ellas dice que es aprendido”, explicó Bettín. El psicólogo ha podido mostrar con su investigación que la violencia física y las alteraciones mentales tienen una alta correlación. En su estudio, un 70% de los sujetos mostraron esta relación.

Loa expertos mostraron desde distintos puntos de vista y con diferentes estudios que los comportamientos violentos que reproducen gran parte de los sujetos tienen relación con condicionantes anteriores como climas familiares inestables y complicados, violencia ejercida anteriormente sobre ellos o la dificultad que muchas veces tiene el ser humano para mostrar sus sentimientos de una forma natural.

Proteger a los niños durante su infancia para que crezcan en un ambiente sano y aprender a gestionar nuestras emociones pueden formar parte del camino a seguir para evitar la violencia en el futuro.

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