Sergio Adillo

El profesor Sergio Adillo ganador del Premio de Poesía César Simón

El profesor del Grado en Artes Escénicas Sergio Adillo, ha ganado la XVII edición del Premio de Poesía César Simón convocado por la Universitat de València (UV) con el poemario La posibilidad de convertir pirañas en peces inofensivos. 

Los miembros del jurado, compuesto por Rosana Acquaroni, Javier Gm, Puri Mascarell, Raúl Molina, Guillermo Morales y Cristina García Pascual, como secretaría, resolvieron por unanimidad conceder el XVII Premio de Poesía César Simón a la obra de Sergio Adillo “atendiendo su calidad, originalidad y profundidad reflexiva”.

“Un poemario redondo, inquieto, moderno, orgánico, nada previsible que invita a la imaginación a partir de la fusión de referencias cultas y un imaginario contemporáneo, capaz de acercar la poesía a un amplio espectro de lectores”, añaden.

Sergio Adillo es un artista, investigador y pedagogo extremeño con vocación internacional. Doctor en Filología y Estudios Teatrales por la Universidad Complutense, compagina su labor docente con la escritura teatral y su carrera como actor en diversas compañías (Teatro de La Abadía, Nao d’Amores, La Máquina Real, Noctámbulo, Companhia de Almada, Teatro da Cornucópia, Teatro Nacional São João do Porto, Veneziainscena), y es, asimismo, la mitad del dúo de ‘neofolk queer’ Trending Tipic. La posibilidad de convertir pirañas en peces inofensivos es su primer poemario.

A un barbero tunecino

Palermo, agosto de 2018

En la mesa hay navajas y tijeras

y diversos instrumentos de tortura.

Por la fuerza de Dios, que me ha sentado

en esta vieja silla giratoria,

encomiendo a tus manos mi garganta:

-Degradado, por favor.

El mal menor podría ser un corte limpio.

Pienso en las cruzadas, en la Reconquista, 

en la franja de Gaza,

en Irak y Afganistán, en las fronteras 

por las que Oriente y Occidente se desangran.

No te faltan motivos.

Dios, el Clemente, el Misericordioso, el Único,

ha guiado mis pasos extraviados

hasta tu peluquería low cost

donde, frente al espejo, 

jugamos al rehén y al miliciano.

He aquí la cabeza del enemigo de Dios.

Me apresuro a la oración

(líbrame del castigo, Señor)

y al terminar el afeitado

señalo mis entradas. 

Tú respondes: -No es calvicie;

es el tiempo abriendo surcos en tu pelo.

Que la paz sea contigo. 

Dr./Ph. D. Sergio Adillo Rufo

Los comentarios están cerrados.