“Soy un servidor para contar a la gente lo que pasa, crear conciencia y compartir historias”

Con cuatro décadas de experiencia como bagaje profesional, el periodista y escritor Juan Ramón Lucas, al frente de La Brújula de Onda Cero, se identificó con los estudiantes que presencialmente y desde sus casas seguían su clase magistral organizada por el Grado en Periodismo y Máster en Radio Onda Cero y, en general, por la Facultad de Comunicación y Artes: “Cuando yo estudiaba en la década de los setenta del siglo pasado en la Complutense, yo iba a todas las conferencias de alguien que nos acercara al día a día de los medios”. Una vez conseguido el efecto espejo y antes del mar de brazos de alumnos que escondían preguntas de toda condición, quiso argumentar “unas cuantas cosas” sobre el oficio del periodista: “Os habéis preguntado por qué queréis ser periodista… Buscar respuestas a preguntas imposibles es un ejercicio de melancolía. La pregunta es: ¿para qué hacemos esto?” Y la conclusión es: “Yo soy en el fondo un servidor para contar a la gente lo que pasa, crear conciencia, compartir historias y que estas sirvan para que las personas a las que nos dirigimos puedan ejercer el derecho a la información”.

En su receta del ávido periodista también incluyó los conceptos de transparencia y compromiso con las informaciones que uno mismo elabora y “el olfato y la mala leche”, según palabras de Luis Fernández, presidente de Radio Televisión Española de 2007 a 2009. Lucas calificó su oficio como “una profesión muy vocacional y muy jodida en la que se trabajan muchas horas y se renuncia a muchas cosas, de entrega y en un ambiente de trabajo que no siempre es favorable”. No obstante, admitió que sigue disfrutando de ella y que sigue siendo “ese espíritu curioso y atrevido, ese aprendiz que se matriculó en 1975 en la Facultad de Ciencias de la Información porque quería ser director de cine”.

El Antena de Oro 2020 abordó temas de fondo y de actualidad. Lucas estimó que todos los gobiernos quieren tener un control sobre la televisión pública, “que sigue teniendo como su gran proyecto de futuro la independencia”. Desde sus años en medios públicos, opinó que durante la etapa de Zapatero en TVE y durante la de Alberto Ruiz-Gallardón en Telemadrid se dejó trabajar con más libertad a los periodistas. Sobre los medios privados, “siempre hay presión de todo tipo de gobiernos, la fuerza está en resistirla; cuanto más fuerte sea el medio, mejor lo resiste”. Sin embargo, Juan Ramón Lucas situó el problema “más en el mundo de la tecnología y sus decisiones condicionadas por ingenieros que tienen muchos intereses” que en el poder político.

Tensión y fragmentación

Además del momento “crítico” por el que pasan los medios de comunicación en materia económica, el conductor de La Brújula hizo hincapié en la “tensión y fragmentación acrecentada por la pandemia” de España en la que “una opinión contraria no es una disidencia sino un insulto”. Lucas añadió: “Cuando tú haces una crítica al gobierno, se interpreta como algo personal y una acción política. Yo sigo pensando lo mismo que hace diez años, lo que ha cambiado mucho es la izquierda”.

Remarcando su compromiso social y confesando que “aprovecha su notoriedad para explotarla en beneficio de determinadas historias”, el periodista madrileño pidió una “respuesta solidaria” de la sociedad a la inmigración.

Interpelado por los estudiantes de Nebrija y por los profesores Laura M. Otón y Eduardo Castillo, Juan Ramón Lucas se consideró “bastante autocritico” cuando algo no le sale bien en su programa: “Me cabreo mucho. Soy muy perfeccionista en el trabajo, aunque en casa soy un desastre”. Para él, antes de caer “desfondado” cuando finaliza su trabajo en directo, estar delante de un micrófono requiere “concentración y un nivel de exigencia alto”. Su bloc de notas en el que apunta ideas y fallos es una de sus herramientas imprescindibles entre un programa y otro.

Durante su clase magistral, Juan Ramón Lucas aseguró que la radio sigue teniendo su “temperatura, como una conversación telefónica en la que percibes respiraciones y estados de ánimo”, pero también “se está convirtiendo en un territorio de pequeños espacios que no están tan sometidos al directo ni a la fidelidad personal”.

Patrono y secretario de la Fundación Sandra Ibarra, organización sin ánimo de lucro que impulsa la investigación sobre el cáncer, Lucas recordó que a la vida intenta enfrentarse “con humildad” y capacidad para aprender todos los días, aunque su mensaje final estuvo dirigido a los estudiantes -que no cejaban en su empeño de teclear en sus ordenadores portátiles y reflejar sus palabras en las redes sociales- mediante una retahíla de competencias que todo periodista debe tener en cuenta: estar atento, estar comprometido con la sociedad, leer, escribir, saber lo que pasa, estar informado, tener opinión y tener criterio.

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