Pautas, documentos y medidas para actuar contra los delitos de odio

No hay una definición de delito de odio en el Código Penal ni ningún título que lo recoja, sino que está diseminado por todo el Código; si cabe, el artículo 510 tipifica el grueso de los delitos susceptibles de ser calificados como delitos de odio. Resulta esencial saber qué es un delito de odio: “Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo definido”. Según la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), estos grupos “deben estar basados en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar”.

Tomás Fernández Villazala, jefe de sección de la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio, condensó en una hora y media los aspectos más descollantes de los delitos de odio. Sus argumentos y explicaciones formaron parte de los tradicionales viernes de encuentros profesionales que organiza el Máster en Seguridad y Defensa de la Universidad Nebrija.

En su exposición, Fernández Villazala insistió en que los estereotipos pueden derivan en los prejuicios, pasando de lo cognitivo a lo emocional. “Es difícil eliminar los prejuicios, pero sí que tenemos que conocerlos para que no nos dominen y salgan al exterior, algo que está penado”, argumentó. Para definir bien los conceptos, comentó dos ejemplos relacionados de estereotipo (“Los andaluces son graciosos”) y de prejuicio (“Los andaluces nunca se toman las cosas en serio”). Este último puede derivar en una discriminación laboral, en el rechazo a un candidato para un trabajo solo por su procedencia. “El prejuicio es un elemento sine qua non para los delitos de odio y el odio es un sentimiento, una exteriorización de un prejuicio”, añadió.

1706 hechos

En este contexto, la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio, creada en 2018 por el Ministerio del Interior, concentra acciones como la formación, la prevención o la atención a las víctimas.  Los informes sobre la evolución de los delitos de odio en España, elaborados por la Oficina, son la referencia estadística para trabajar en todo tipo de medidas. En el Informe 2019, la cifra total de “delitos e incidentes de odio” registrada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en España, a lo largo de 2019, ascendió a un total de 1706 hechos, lo que supone un aumento del 6,8% en relación a 2018. De esta cifra total, 108 son infracciones administrativas y resto de incidentes. De acuerdo con el documento, los hechos registrados en 2019 marcan un ascenso en los ámbitos de “personas con discapacidad”, “orientación sexual e identidad de género”, “racismo/xenofobia” e “ideología”.

Tomás Fernández Villazala, doctor en Derecho por la UNED, también recordó que desde hace unos meses Alertcops, la aplicación móvil de la Policía y la Guardia Civil, incorpora una alerta para comunicar toda clase de delitos de odio, y que hasta el 31 de marzo cualquier persona que haya sido víctima de delitos de odio y discriminación puede participar en una encuesta nacional.

En el turno de preguntas, el jefe de sección de la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio trató los discursos de odio, que no están presentes únicamente en las redes sociales, y cuya interpretación es muchos casos es “complicada”, a pesar del Código de Conducta de la Comisión Europea que lucha contra la propagación del odio en internet y de los esfuerzos de los juristas por unificar criterios en asuntos en los que confluyen dos derechos fundamentales: la libertad de expresión y la dignidad de la persona.

Respecto a las noticias falsas y la desinformación y, en general a los discursos de odio, resulta útil, para Fernández Villazala, disponer de recursos adecuados de inteligencia artificial y en concreto de algoritmos, que detecten tuits o entradas susceptibles de encuadrarse en este tipo de delitos. “De esta forma –añadió- podremos intentar determinar el carácter del mensaje, supervisarlo y tenerlo en cuenta para poder poner en marcha campañas de prevención”

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