José Luis Abajo revela las claves del éxito empresarial a través de la esgrima

Con motivo de la Semana la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, el medallista olímpico y actual presidente de la Federación Española de Esgrima, José Luis Abajo. impartió una ponencia sobre las sinergias entre el deporte que le ha llevado a la cima, la esgrima, y los valores que este puede aportar al mundo empresarial. Y es que, según Abajo, alias Pirri: “el autoconocimiento, la disciplina y la nobleza que ofrece la esgrima tiene muchas analogías con los valores que cualquier empresario puede usar en su día a día”.

Llegar a las Olimpiadas no fue un reto sencillo. Desde que Pirri se inició en el deporte a los once años hasta que ganó el bronce olímpico de esgrima en Pekín 2008 transcurrieron dos décadas de esfuerzo. En el trayecto a esta competición cuatrienal, Pirri se enfrentó a diversos campeonatos de España, europeos y también mundiales. Como resultado de su trabajo y de su completa dedicación, en más de una ocasión logró ser campeón de España, tanto en la categoría individual como por equipos, pero sin duda, el summum llegó con su bronce olímpico.

Cabe destacar que, aunque la esgrima es el único deporte olímpico de origen español, no fue hasta 2008 cuando nuestro país colgó en su palmarés la primera medalla de la historia de la esgrima de la mano de José Luis Abajo. El deportista usó la historia de esa medalla, “la número cien del medallero olímpico español”, para explorar cómo se pueden aplicar los valores de este deporte a cualquier compañía.

En primer lugar, Pirri recalcó la importancia de plantearse un propósito definido porque será éste “el que dibuje la hoja de ruta del trabajo personal”. Aunque en el proceso se puedan producir diversos triunfos y fracasos, es fundamental mantener el enfoque en el objetivo final: “los éxitos te dan gasolina para poder avanzar, pero solo forman parte del camino hacia nuestro propósito”. En su caso, este objetivo era participar en unos Juegos Olímpicos, algo que consiguió en Pekín en 2008.

Habiendo definido el propósito, el atleta estableció tres fases clave para llegar al éxito: el autodiagnóstico, el autocontrol y la automotivación. El primer paso para conseguir nuestra meta es hacer una evaluación personal, ya sea de las condiciones físicas propias, de los conocimientos adquiridos o de la situación económica vigente. Y solo después de hacer esto podremos analizar  a la competencia. En este punto, Pirri citó al maestro chino Sun Tzu a través de su libro El arte de la guerra: “conoce a tu enemigo y serás fuerte, conócete a ti mismo y serás poderoso”.

Asimismo, confesó que en su trayecto hacia las Olimpiadas tardó casi dos meses en concretar minuciosamente el punto de partida. A lo largo de más de cincuenta días hizo un ejercicio exhaustivo de autoconocimiento que le permitió definir su planificación, en la que reconoció que es importante “ponerse fechas, saber qué voy a hacer, cómo lo voy a hacer y para qué”. Esta organización es una de las principales claves del éxito, pero para que funcione a la perfección es vital diseñar una estrategia adecuada en la que confiar ya que “si tú no crees en ella, nunca va a funcionar”.

En segundo lugar, está la fase de autocontrol. A lo largo de este periodo es posible que se produzcan cambios en lo establecido previamente. Es importante tomar decisiones en función de lo que se percibe, es decir, saber adaptarse al cambio para lograr el control de la situación. “Aunque el cambio a veces nos asusta, debemos percibirlo como una oportunidad ya que es mejor equivocarse por tomar una decisión que por no haberla tomado”, afirmó José Luis Abajo.

Por último, aunque no menos importante, está la fase de automotivación, un concepto que tiene que estar presente a lo largo de todo el camino. “La motivación más poderosa del mundo es la auto-motivación porque nadie va a desmotivarnos si nosotros no queremos”, declaró el medallista olímpico. Y es que una buena motivación personal está condicionada por la actitud, por la disposición con la que se afrontan las victorias, pero también las derrotas. En este sentido, la actitud marca la diferencia. Y precisamente fue esa actitud la que llevó al deportista a subirse al pódium en Pekín 2008 porque “había tíos más fuertes, más altos o más listos que yo, pero muy pocos me ganaban en actitud”.

En el tramo final de la conferencia, Pirri contestó a las dudas de algunos de los estudiantes que poblaban el salón de actos de Nebrija. En este momento, aprovechó para reiterar la importancia de la constancia y el cumplimiento de una metodología como base del éxito, algo que, en palabras del propio medallista “puede parecer muy lógico, pero casi nadie lo cumple”.

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