Bolivia Lab sugiere una mesa con directores de cine españoles para coproducir con Latinoamérica

El Festival de Cine de Madrid organizó en la Universidad Nebrija el Foro Internacional de Coproducción Latinoamericana y Española, “una actividad –de acuerdo con Marta Saavedra, vicedecana de la Facultad de Comunicación y Artes- muy interesante en el área de la producción audiovisual ya que los estudiantes, y el público en general, pudieron conocer los protocolos de coproducción, las técnicas de distribución y los mercados en desarrollo dentro de la industria audiovisual”.

Este encuentro, moderado por la directora, productora, gestora y guionista Pilar García Elegido, incluyó la participación de Silvia Anoro, subdirectora General de Fomento de la Industria Cinematográfica y Audiovisual (ICAA); Viviana Saavedra, directora de Bolivia Lab; Alejandro Palma, director de Mestizo Lab; Enrique Rivero, coordinador de la Sección Internacional del Festival de Cine de Madrid; y Diego Corsini, asesor del Bolivia Lab y director y guionista de Pasaje de vida.

En una conexión en directo, Viviana Saavedra manifestó su deseo de desarrollar una mesa con directores de cine españoles para afianzar la coproducción con Latinoamérica, fortalecer las relaciones y contar historias de forma conjunta. Nacido hace trece años, Bolivia Lab, un laboratorio de desarrollo de proyectos que cuenta en la actualidad con 38 aliados entre festivales, países y distintas instituciones, trata de “equilibrar las oportunidades entre los países latinoamericanos y los europeos para hablar de una cinematografía propia”. En esa labor por mejorar las condiciones de las películas, Viviana Saavedra definió el Bolivia Lab, que lleva por lema Cine que da vida, como “un tejido de hilitos que vienen de diferentes lugares del mundo”.

De narrar relatos comunes y transformarlas en imágenes en movimiento versó este encuentro que cimentó la relevancia de la colaboración cinematográfica a ambas orillas del océano Atlántico. “El contexto iberoamericano es enorme en geografía y también son enormes las posibilidades de contar las historias de este territorio”, aseguró Pilar García Elegido.

El mayor provecho posible

En este objetivo común, Diego Corsini alabó la confluencia de espacios como los laboratorios culturales y los festivales, que incentivan proyectos y se erigen en lugares “donde se aprende un montón y donde les sacamos el máximo provecho posible”. Su película Pasaje de vida, una coproducción hispano-argentina inspirada en la historia de sus propios padres, es un claro ejemplo de esta opinión porque ganó varios premios en el Festival de Cine de Madrid en el año 2016.

Por su parte, Enrique Rivero destacó la necesidad de los proyectos de “recibir un empujón” de estas entidades y eventos cinematográficos para “aclararse” y para sobreponerse a condiciones muy estrictas en una película como las fechas límites o los requisitos financieros. “Lo importante es dar pasitos para lograr entrar en la rueda de las producciones”, reseñó el escritor y director mexicano.

Ante una audiencia de cineastas o de protocineastas, Silvia Anoro explicó las condiciones para que un proyecto de cine sea considerado como coproducción internacional según la  Industria Cinematográfica y Audiovisual (ICAA). A su juicio, este tipo de colaboraciones enriquecen la historia, aportan la capacidad de negociar y llegar a acuerdos, abre mercados, facilita su admisión en festivales, y reciben más financiación. No obstante, en 2020, por los efectos de la pandemia, en España se realizaron 38 largometrajes en coproducción con otros países, lejos de los más de 50 producidos en los dos años anteriores.

Alejandro Palma cerró el debate con sus acotaciones sobre Mestizo Lab, una plataforma que refuerza los lazos cinematográficos entre México y España. A través de diferentes acciones, esta propuesta, ubicada en Casa de México, tiene su origen “en la pobreza del productor y el gran drama de la falta de pasta” con los que se topan los futuros cineastas.

Cinco largometrajes

El Festival de Cine de Madrid, en su 30ª edición, también exhibe cinco largometrajes en el Campus de Madrid-Princesa de la Universidad Nebrija hasta el 8 de octubre. Los estudiantes tienen la oportunidad de ser jurados en la categoría Premio Jurado Joven al Mejor Largometraje. Tras los visionados, se celebran coloquios moderados por los profesores de la Facultad de Comunicación y Artes y a los que asisten los directores de las películas. Los largometrajes que se proyectan son: Ecos, dirigida por Tommy Llorents; Marcos y vida, de Marcos Macarro; Desaparecer, de Gwai Lou; Hijos de Dios, de Ekain Irigoien; y Mi hermano, de Daniel Melguizo.

Sonia Bautista Alarcón y Belén Herrera de la Osa, directoras del Festival, señalan en un comunicado que el Festival de Madrid aúna un amplio espectro de públicos “para mostrar la apuesta de la PNR (Plataforma Nuevos Realizadores) por la creación y por los futuros profesionales, para continuar con nuestro compromiso con colectivos infrarrepresentados en la industria como somos las mujeres, y para homenajear un programa esencial para la cinefilia de este país como es Días de Cine”.

Las diferentes categorías de la competición (Sección Oficial Cortometraje, Sección Oficial Cortometraje PNR, Sección Oficial Largometraje, Sección Largometraje PNR y Sección Cine Sordo) han registrado una alta participación. De las más de 500 obras cinematográficas recibidas, se han seleccionado 80 (69 cortos y 11 largos). Además, otras 25 creaciones participan en secciones paralelas y optan a los premios del público.

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