Antonio de Nebrija brota en el V Congreso en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas

Cerca de 120 ponencias, de las 200 revisadas por los 28 expertos del comité científico, conformaron el V Congreso Internacional Nebrija en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas. En dos jornadas, a caballo entre los meses de junio y julio, 250 congresistas de 28 países diferentes pudieron encontrarse en el “camino hacia el plurilingüismo”, el lema de esta edición. Investigadores y profesores, con más o menos experiencia en sus quehaceres docentes y en sus labores de despacho, compartieron los resultados de sus estudios y pedagogías.

El carácter interdisciplinar de la lingüística aplicada permeó las lenguas del Congreso -alemán, español, francés e inglés- con paneles en tres categorías: comunicaciones, pósteres e investigadores noveles. El programa contempló tres lecciones magistrales impartidas por Lola Pons (Universidad de Sevilla), Jeannette Littlemore (Universidad de Birmingham) y Francisco Moreno (Universidad de Alcalá), y presentaciones y talleres editoriales de la Editorial Difusión, SGEL, Edelsa y enClave-ELE.

En la inauguración de las jornadas, Susana Martín Leralta, decana de la Facultad de Lenguas y Educación de la Universidad Nebrija, recordó que la figura de Antonio de Nebrija, del que este año se cumplen quinientos años de su fallecimiento, contaba con una sección especial. Precisamente, Lola Pons, catedrática de Lengua Española e investigadora en Historia de la Lengua Española de la Universidad de Sevilla, centró su intervención en cómo había recogido el periodismo español, desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, la figura del humanista. “Que Nebrija había estado olvidado durante siglos es una idea falsa porque hay múltiples referencias de él en la prensa”, reseñó basándose en su propio trabajo de investigación. Sin olvidar el “carácter activo” del periodismo en la lectura de la historia, que se sitúa enfrente de un discurso “rectilíneo”, ni la interpretación del autor de La gramática castellana, Pons detalló una serie de tópicos “reduccionistas” de Nebrija, que pasa de ser un “epítome de un libro de texto a un epítome al servicio del imperio”.

Saliéndose de los “carriles de dirección única”, la catedrática de la Universidad de Sevilla, que se mostró partidaria de nombrar al sabio como Antonio de Nebrija sobre la otra denominación de Antonio de Lebrija, mostró varios artículos que reducen a Nebrija a un manual de latín, “a un complemento indispensable del estudiante de latín interpretado para bien o para mal”. Entre las citas, Nebrija aparece en publicaciones como un tomo “vetusto”. Entre esas referencias, se encuentra en El panorama (1839) un texto que narra cómo el libro de Nebrija y otros quedan “muy mal parados de las batallas a bolsazos que [los aprendices de Literatura] se daban diariamente a la entrada y salida del aula”. Sin abandonar estas consideraciones, se produce en la prensa española “un punto de inflexión” a mediados del siglo XIX y Nebrija empieza a recibir elogios. Entre las loas, destaca la de Antonio Sánchez de Alva (Semanario Pintoresco Español, 1843): “Con razón la posteridad ha reconocido al ilustre Antonio Nebrija como restaurador de la literatura y padre de los literatos españoles”.

De la corrección en el habla a la manipulación política

Incluso un artículo de Nebrija de 1917 en El Sol elucubra sobre una obra futura sobre Antonio de Nebrija que ayude a entender el renacimiento español. Para Lola Pons, este texto preconiza El sueño del gramático, que Eva Díaz Pérez presentó en abril de este año en el mismo Campus de Madrid-Princesa de la Universidad Nebrija, sede del Congreso.

El humanista sevillano también aparece en la prensa como una “cota de corrección” en el habla. Por ejemplo, en La Nación (1851): “Con el respeto debido tendremos que decir que esto es ininteligible […]. A ver si hay algún Antonio de Nebrija que nos descifre aquella construcción”.

Tras constatar cómo el papel de Nebrija como “padre de una pionera maestra no está documentado y pertenece a la nebulosa histórica” y cómo aparece su hija en la prensa del siglo XIX con nombres “variables” como María, Antonia, Francisca o “la Nebrija”, Lola Pons abordó las referencias del humanista al servicio de una causa política. De las primeras de este tipo es la de 1886 de El Correo Militar sobre un artículo de Le Figaro. El diario francés especula sobre una proclamación de la república en España y que podría formar, junto con la francesa, una federación que uniría a ambos países. Esa opinión “enfada mucho” a la prensa española y El Correo Militar responde irónicamente: “¡Qué lástima que haya muerto hace tanto tiempo Nebrija! Ahora podría ser el primer presidente latino”.

La investigadora de la Universidad de Sevilla evidenció que el mayor número de menciones en la prensa a un Nebrija “manipulado políticamente” son de los años previos y posteriores a la guerra civil española. La idea imperial o los discursos de la hispanidad equiparan a Nebrija “como una muestra de la grandeza de España”.

Entre tanto recorte, Pons quiso terminar su lección con ánimos y tesón hacia la cultura y la divulgación. En el editorial Nebrija y la Universidad Complutense (El Sol, 12 de mayo de 1922), en pleno homenaje por el cuarto centenario de su fallecimiento, podemos leer: “Hoy, que sería más fácil erigir por suscripción pública una Universidad de tauromaquia que el Instituto Cajal de Biología, no es extraño que pocos se acuerden de Nebrija y de lo que representó en su época”.

Más sobre el gramático que dio esplendor a la lengua

Completó las glosas de Antonio de Nebrija en el Congreso Ana María Alonso, profesora del IES Pérez de Ayala, que habló del legado del humanista. Como reflejó en su discurso, el principio básico de la Gramática de Nebrija fue el de adecuar la escritura a la pronunciación. “La Gramática de la lengua castellana es el primer intento de codificar un idioma europeo moderno, otorgando dignidad a una de las lenguas vulgares”, señaló. Además, se refirió a otras obras como sus Introductiones latinae, o sus dos Vocabularios -el latino-español y el español-latino-, y a hitos de su vida como sus etapas en Salamanca y su viaje a Bolonia. “En definitiva, Antonio de Nebrija es uno de los principales promotores de la difusión de nuestra lengua y pionero en la consideración del castellano como lengua con entidad propia. Como rezaría el lema de la Real Academia Española de la lengua siglos después, contribuyó a darle esplendor y pulirla”, consideró Ana María Alonso.

Por otra parte, durante el Congreso ejercieron de moderadores de las sesiones los profesores Patricia Rodríguez, Bega García, Irini Mavrou, Margarita Planelles, Stephen Jenkins, Ana Martín, Zeina Alhmoud, Alice Foucart, Susana Martín Leralta, Cristina Herrero, Cecilia Ainciburu, Begoña Martín, Federico Silvagni y Sara Toro.

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