Santo Tomás

La celebración de Santo Tomás de Aquino vuelve a la normalidad con la confianza en el conocimiento como eje

Por fin llegó la normalidad. Tras dos años de pandemia, de mascarillas colectivas y de efemérides restringidas al universo digital, la celebración de Santo Tomás de Aquino volvió a ser lo que era en la Universidad Nebrija. Una ceremonia solemne presencial para celebrar la fiesta del patrón.

Desde el claustro, acompañado por los acordes barrocos de los Fuegos de Artificio de Haendel y presidido por los maceros, aquellos que simbolizan el poder de la autoridad, el cortejo universitario arrancó con puntualidad británica. La comitiva fue recibida por el público presente en el Salón de Grados del Campus de Madrid-Princesa de la Universidad Nebrija. Hacía dos años que la fiesta de Santo Tomás, el acto más solemne, el que festeja la educación universitaria, no se celebraba con tantas almas reunidas en un mismo lugar.

Presidieron la ceremonia José Muñiz, rector de la Universidad Nebrija; Manuel Villa-Cellino, presidente del Consejo Rector de la Universidad; Sara Izquierdo, secretaría general de la Universidad y Rolf Tarrach, patrono de la Universidad Nebrija y encargado de impartir la lección magistral de este año.

Finalizaba el Veni Creator cuando Manuel Villa-Cellino saludó a los presentes y felicitó a toda la comunidad universitaria en el día de Santo Tomás, una jornada de celebración que permite hacer un alto en el camino “para coger fuerzas y seguir trabajando” en el objetivo principal de la Universidad desde sus inicios, “que la Universidad Nebrija esté entre las mejores de España en docencia, investigación, transferencia del conocimiento y transmisión de la cultura”.

Tras sus palabras de bienvenida, José Muñiz realizó un breve semblante de Rolf Tarrach, catedrático de Física Teórica por la Universidad de Barcelona, donde fue vicerrector, ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y asesor en distintos comités europeos de investigación entre los que destaca su labor como director del informe de expertos internacionales para la reforma de la Universidad española presentado en 2011.

Especializado en Teoría Cuántica de Campos, Teoría de Partículas Elementales y Teoría Cuántica de la Información, el rector emérito de la Universidad de Luxemburgo regaló al paraninfo una clase magistral Sobre la confianza en el conocimiento. La incesante lucha contra el sesgo, el propio y el ajeno.

“La pregunta que quiero analizar en esta reflexión es: ¿Cuándo y cuánto puedo fiarme de un conocimiento? ¿Cuándo puedo estar relativamente seguro de que no es falso, de que no es un fake, de que no es un montaje ideológico, de que no es un a priori?”.

Para Tarrach “la confianza que nos merece un conocimiento es proporcional al uso que se ha hecho de la metodología científica”. A priori las preguntas básicas que nos hacemos como seres humanos: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Para qué?, casi nunca satisfacen las condiciones de un conocimiento fiable. “La mayor ambición de la ciencia es conocer las causas y entender los efectos” gracias al método científico. Ya lo dijo Bertrand Russell “la duda es la esencia de la ciencia”.

Método científico en las diferentes ciencias

Ofreció el maestro unas pinceladas históricas sobre el desarrollo del método científico aplicado a las Ciencias Físicas, a las Ciencias de la Vida y a las Ciencias Sociales. En las primeras señaló que “su rigor depende siempre de cómo se maneje el método científico”. Para explicarlo, puso el ejemplo de la teoría de la Relatividad de Einstein y sus consecuencias. Respecto al campo de las Ciencias de la Vida, en las que también se utiliza el método científico, señaló que “su mayor problema es que no cuentan con fórmulas matemáticas que permitan hacer predicciones”.

Así, llegó el turno de las Ciencias Sociales y de las Humanidades un grupo en el que el método científico y sus interpretaciones son siempre subjetivas. “Si el objeto del estudio de las Ciencias de la Vida ya es tan complejo que la metodología científica solo puede ser utilizada parcialmente, para las Ciencias Sociales la situación aún es más difícil”, acentuó.

“La sociedad, es un objeto para cuyo estudio gran parte de las metodologías científicas actuales no son aplicables. Motivo por el que se usa, y quizás se abusa, del razonamiento inductivo. Frecuentemente enmarcado en intuiciones, interpretaciones, creencias, dogmas, ideologías y doctrinas, todas ellas, por definición, subjetivas”, agregó

Para explicarlo puso un ejemplo. “¿En qué medida contribuyen la genética, la familia, los maestros de escuela, los compañeros de escuela, los amigos, las redes sociales, la religión, la alimentación, el clima y la cultura a la formación de la personalidad de un individuo? No creo que sea necesario detallar la dificultad de responder a este tipo de preguntas”.

Recordó Tarrach la importancia de las Ciencias Sociales para la sociedad. “La  mayoría de problemas a los que se enfrenta la sociedad tienen ya soluciones ofrecidas por las ciencias físicas y la ingeniería. Lo que resulta más difícil es convencer a la sociedad de la necesidad de actuar decididamente”. Así, llegó a la conclusión de que el desarrollo y refuerzo de las metodologías científicas utilizadas en las ciencias sociales son, en la actualidad, “el reto más importante de la actividad científica”.

Sostiene Tarrach que somos producto de la selección natural basada en resolver problemas a presente. “Nunca hemos sido seleccionados para resolver problemas con 50 años vista. Por eso, en este campo, necesitamos psicólogos y sociólogos que ayuden a la sociedad a entender los problemas”, matizó.

Recomendaciones prácticas

Este descendiente de alemanes y europeísta convencido finalizó su clase magistral con una serie de recomendaciones prácticas para poder contestar a la cuestión inicial. ¿Cuándo y cuánto puedo fiarme de un conocimiento?

Respecto a las fuentes, recomendó que nos hagamos siempre una serie de preguntas como: “¿Qué fuentes se han utilizado? ¿Controlan la calidad? ¿Se ha confirmado lo afirmado con fuentes alternativas e independientes? ¿Puede haber conflicto de interés debido a la financiación de la fuente?”. Si la fuente fuera un individuo, “¿cuál es su filiación o su conocimiento”. Si no lo es, “olvídense, esto sí que no sirve”, advirtió.

En el caso de asistir a un debate o conferencia, Marrach hizo hincapié en las evidencias, en la necesidad de consultar con más expertos y la importancia de cuestionarnos ¿por qué debemos aceptar la versión del conferenciante. “¿Por qué limitar todo a una causa cuando la gran mayoría de los fenómenos se deben a muchas?”, preguntó en voz alta antes de recordar que no hay ningún conocimiento que no se pueda corregir.

“Cuidado con los activistas, tengan prudencia con los expertos y atención con la Inteligencia Artificial. Utilizad el sentido común, pero científicamente, o al menos empíricamente informado. La opinión de una mayoría no cualificada no merece más confianza que la de una minoría cualificada. Lo sé. Suena poco democrático, pero las democracias van como van. Ojo a los conflictos de intereses pueden entrar en conflicto con la objetividad”.

Entrega de premios

Tras las palabras de Marrach, aprovechando la fiesta de Santo Tomás, se procedió a entregar las insignias que reconocen la labor del personal que lleva 10 y 25 años trabajando en esta institución. “Las hojas van y vienen, el tronco permanece. Vosotros sois el tronco de esta Universidad”, indicó Muñiz. Además, se entregaron los atributos de doctor, los premios extraordinarios y los premios a la docencia a los profesores, “que son la columna vertebral y el corazón de la Universidad”, aseveró el rector.

Por supuesto, la ceremonia guardó un rincón para compartir con los asistentes un resumen de los actos organizados con motivo del V Centenario de Nebrija.

José Muñiz, en el cierre de su discurso, evocó la figura de Santo Tomás y su búsqueda de la verdad. “En una era como la que vivimos de desinformación y de noticias falsas se hacen imprescindibles sus enseñanzas”. No podía ser de otra forma, el acto más solemne, el que festeja la educación universitaria concluyó con los sonidos del Gaudeamus Igitur.

Florezca la Alma Mater que nos ha educado y ha reunido a los queridos compañeros que por regiones alejadas estaban dispersos.