Con la llegada de las nuevas tecnologías, las redes sociales y, en última instancia, la inteligencia artificial, la desinformación se ha convertido en uno de los grandes problemas de las sociedades actuales. Enmarcada en el proyecto “Reuniones de incidencia en países europeos para desmitificar la propaganda y la desinformación rusas”, la Facultad de Derecho y Relaciones Internacionales celebró una conferencia centrada en cómo contrarrestar las amenazas híbridas y las campañas de desinformación.
“La desinformación es un desafío global”, afirmaba Saloomeh Yousefian, directora de Desarrollo Internacional de la Universidad Nebrija, instantes antes de inaugurar el primer panel de la mañana. Un panel que contó con la presencia del embajador de Ucrania en España, Serhii Pohoreltsev; el diplomático y experto en ciberseguridad y amenazas híbridas Fernando Nogales; y el decano de la Facultad, Alfonso López de la Osa.
El ejemplo desinformativo de Rusia
Todos ellos pusieron el foco en la invasión a Ucrania por parte de Rusia y en cómo esta última ha lanzado distintas campañas de desinformación a través de sus propios medios de comunicación y de las redes sociales. “Esta guerra no solo se libra en el campo de batalla, sino también en el espacio informativo. Ahora, más que nunca, necesitamos el esfuerzo de todos”, alertó el embajador de Ucrania en España.
En la misma línea, Alfonso López de la Osa advirtió a los asistentes sobre los efectos de la desinformación y cómo esta “afecta a todo el mundo, especialmente a los más vulnerables, a los que no tienen acceso a la cultura y a los que no disponen de competencias tecnológicas. Es por eso que necesitamos construir una educación de calidad, la colaboración entre el sector público y el privado y ser todos parte de la solución”.
Esta solución pasa también por “no siempre echar la culpa a los elementos externos”, en palabras de Fernando Nogales. “Muchos de los ciberataques son efectivos porque hay ‘insiders’, por lo que os recomiendo no ser complacientes y estar siempre vigilantes ante la veracidad de la información que consumís”, recomendó el diplomático al público.
Iniciativas para la esperanza
En la segunda parte del encuentro, moderada por el docente de Nebrija Carlos López, varias iniciativas brillaron en la lucha contra la desinformación y las denominadas campañas FIMI, acrónimo que alude a la “manipulación e interferencia de información extranjera”.
La primera de ellas fue la de #BreakTheFake, presentada por la cofundadora de la ONG ucraniana PDP Priority, Olena Onda. Su objetivo es “compartir la experiencia de periodistas y comunicadores con colegas europeos sobre los desafíos que plantea la guerra informativa de la Federación Rusa contra el mundo libre”.
Este proyecto cuenta, además, con la alianza del Centro de Comunicación Estratégica y Seguridad de la Información del gobierno ucraniano, cuya finalidad es “contrarrestar las amenazas externas, en particular los ataques informativos de Rusia”, en palabras de la analista sénior e integrante del centro, Alina Yurii.
A este mecanismo le acompaña el propio Centro de Comunicación Estratégica y Seguridad, que se encarga de “fortalecer la resiliencia nacional y luchar contra las amenazas informativas y la desinformación, junto con las instituciones públicas pertinentes, las organizaciones de la sociedad civil y los socios internacionales”, según explicó su jefe adjunto, Mykola Badaban.
Acto seguido, fue el turno de la iniciativa Monitor Disinfo, una red de expertos de diferentes trayectorias y universidades unidos para el estudio de la desinformación. Fue en este caso una de sus representantes e investigadora de la Universidad Carlos III, Mariluz Congosto, quien expuso un informe real en el que se mostraba la proliferación de cuentas de redes sociales y de Telegram prorrusas tras la invasión a Ucrania.
“La gente necesita herramientas para pensar de forma crítica”, concluyó Valeriia Stepaniuk, una de las representantes de la plataforma analítica VoxUkraine, entre cuyos proyectos destaca el de “entrenar” a verificadores de información para ayudar a los medios de comunicación locales ucranianos.
El papel fundamental del ciudadano y de la inteligencia artificial
Durante la última parte del encuentro tomaron la palabra Carlos Galán, director del Máster en Análisis y Ciberinteligencia de Nebrija; Ana Quintana, directora del Departamento de Seguridad; Gracia Abad, vicerrectora de Investigación; y Mario Saavedra, corresponsal diplomático y analista internacional en El Periódico. En esta ocasión, fue para debatir sobre los aspectos legales y éticos que conlleva combatir las campañas de desinformación.
Un fenómeno “que siempre ha existido y que los gobiernos han tratado de hacer siempre”, reconocía Saavedra. Aunque, para el corresponsal, hay un elemento más que debemos añadir a la ecuación actualmente: “la inteligencia artificial ha provocado que lo que se hacía antes en cuanto a desinformación se magnifique y la respuesta no está siendo exponencial”.
Para dar esta respuesta de forma efectiva, el docente Carlos Galán apeló primero a definir la desinformación, ya que “cada uno tenemos una concepción distinta y es por eso por lo que es imprescindible contar con una metodología y un procedimiento común para combatirla”. Asimismo, la vicerrectora Gracia Abad alertó sobre la peligrosidad de la desinformación para la seguridad nacional con “campañas años antes de que sean las elecciones del país”.
En este contexto, Ana Quintana finalizó el encuentro apelando a la necesidad de involucrar al ciudadano y de que se produzca una alfabetización mediática desde tempranas edades. “Es necesario que desde pequeños sepan contrastar las fuentes y sean conscientes de la importancia de no compartir una noticia sin haber comprobado su veracidad”.
Texto: Pablo Martínez Dorado / Fotos: Zaida del Río