Dos meses después: post-mortem y conclusiones cualitativas del curso de e-Teacher

Marshall McLuhan dijo ya hace muchos años que el medio es el mensaje. Como docentes, hemos de ser muy conscientes de esta aseveración cuando construimos e impartimos cursos que provean información, conocimiento e interés a nuestros alumnos. Pero más aún cuando los cursos son, en parte o en su totalidad, online. 

 

Esta fue mi primera reflexión cuando Global Campus Nebrija me ofreció impartir el primer curso de eTeaching para los profesores de Nebrija. Aunque llevo ya unos cuantos años impartiendo cursos onlinesoy bastante crítico tanto con las posibilidades como con los desafíos que conllevan, por lo que no quería un curso optimista y happy pero vacío en las consideraciones prácticas. Tenía claro que el curso iba a ser, como dicen los anglosajones, muy hands-on. O, como diría Elena Santonja, con las manos en la masa. 

 

Por otra parte, y aunque llevo veinte años impartiendo clase, me considero principalmente una persona de producto digital. Alguien que disfruta creando productos y servicios de calidad (o eso espero :)) que resuelven problemas reales a las personas que los usan. Esto me llevó a proponer una primera parte del curso que sin duda sorprendería a la mayor parte de los alumnos, con una pregunta clave: ¿puede un curso de educación superior ser considerado un producto digital? Y, si es así, ¿se pueden utilizar las mismas herramientas y técnicas que permiten crear productos como las apps de Uber o Facebook para definir cursos de educación superior? Iba a salir de dudas en unas pocas semanas. 

 

Así que con estas dos reflexiones en la mochila, me dispuse a organizar uno de los cursos más desafiantes de mi carrera docente. Como ya han explicado dos de mis increíbles alumnos/profesores, GloriaFernando, si el curso funcionó fue porque todos ellos, desde el primer día, tuvieron un interés inusitado por lo que les empezaba a contar, y porque el equipo de Global Campus Nebrija fue mucho más allá del deber en sus roles de animador y de resolución de problemas. Así es mucho más fácil. El planteamiento de que los cursos fuesen productos digitales levantó algunas cejas de asombro e incredulidad al principio, pero enseguida vieron (vimos, pues yo fui el que más aprendí de todos) el potencial que tiene este enfoque en cuanto a poner al alumno en el centro de nuestro universo. Doce semanas después, cada participante había descrito el curso de sus sueños, definido a su alumno arquetipo, al profesor, la metodología docente, las tecnologías más apropiadas, y lo había puesto en práctica grabando y editando clases volteadas, dibujando un pequeño storyboard de una de sus sesiones y finalmente recopilándolo todo en un portafolio que ponía en valor todo el esfuerzo y el cariño puesto en cada paso. 

 

Dos meses después de la finalización del curso, ¿qué conclusiones saco? 

  1. Crear un curso online tiene una complicación mucho mayor que un curso presencial. Todo tiene que estar mucho más atado, los alumnos han de tener todo mucho más claro en cuanto a las expectativas, tareas, modos de evaluación, … y eso exige muchas más horas al profesor. 
  2. La motivación lo es todo. Y es una responsabilidad compartida entre el alumno y el profesor. El profesor ha de ser capaz de transmitir a través de los anuncios, foros, videoconferencias, etc. Pero el alumno ha de querer aprender y, de alguna manera, aceptar las reglas del juego educativo online: participar en clase a través del campus virtual, trabajar de manera mucho más independiente que en un curso presencial, o en muchos casos aceptar y disfrutar de los desafíos multiculturales que los cursos online nos ofrecen. No solo lo digo como profesor. En estos momentos estoy siendo alumno en un curso online y estoy incumpliendo varias de estas reglas, lo que me está impidiendo aprovecharlo al máximo. En casa de herrero…
  3. El proceso de enseñanza-aprendizaje en entornos online puede ser de la misma calidad y cumplir los mismos objetivos que el enfoque presencial. Una vez más, requiere aceptación por todas las partes de que el medio altera el mensaje. Pero cuando se consigue, los resultados pueden ser espectaculares, como he tenido el orgullo de comprobar en el curso de eTeacher

 

Hay mucho por hacer todavía, pero eTeacher sienta las bases para algo muy interesante que estoy seguro que Global Campus Nebrija llevará mucho más lejos. Yo me siento muy feliz de haber aportado mi granito de arena.

 

Justo Hidalgo

Profesor del e-Teacher

2 COMENTARIOS: “Dos meses después: post-mortem y conclusiones cualitativas del curso de e-Teacher

  1. Querido Justo, gracias por tus palabras. Reflexionando también dos meses después, y como alumna, te doy gracias por darnos tantas herramientas y estrategias para seguir aprendiendo sobre la enseñanza-aprendizaje online.

    Un abrazo!
    Lorena

  2. Ciertamente, fue un gran curso/reto/pesadilla en el que más allá de las herramientas descubiertas nos indujo a cambiar nuestra forma de ver la enseñanza online, sobre todo a dejar la mente abierta para explorar formas de combinar nuestra experiencia con nuevos y diferentes enfoques, no necesariamente provenientes de nuestra propia disciplina. Seguro que todos llevamos dos meses maquinando.

    Lo disfruté y sufrí en grande. Un abrazo virtual.

    Justo (el alumno sureño).

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