Fernando Trueba, uno de los directores de cine más reconocidos de nuestro país, vendrá a la Universidad el próximo martes 13 de noviembre a las 17.00h dentro del Ciclo de Artistas en Nebrija. Con él podremos charlar sobre su última película “El artista y la modelo”.
Trueba ingresó en la Facultad de Ciencias de la Información, para estudiar Imagen y Sonido. Su pasión era el cine y desde muy joven empezó a rodar sus primeros cortos.
El primer reconocimiento como director de cine, fue con su primer largometraje, “Ópera Prima” (1980), con el que consiguió un gran éxito. A partir de esta cinta, fundó “Ópera Films”, su primera productora. Otros largometrajes a destacar en los años 80 fueron: “Sal gorda” (1982) y “Sé infiel y no mires con quién” (1985), pero su éxito más importante de esta década fue “El año de las luces” (1987), por la que obtuvo el Oso de Plata del Festival de Berlín.
En los años 90 empieza una de sus etapas más fructíferas en cuanto a reconocimientos. Trueba se embarca en el rodaje de “El sueño del mono loco”, primera película rodada en inglés, y por la que recibe seis premios Goya. Pero el momento más importante de su carrera le llega con “Belle Époque”, película que, además de ser premiada con nueve Goyas, obtiene un Oscar a la mejor película de habla no inglesa, siendo así el segundo director español con este galardón.
Después vendrán “Two Much” (1995) y “La niña de tus ojos” (1998), con la que volverá a llegar a lo más alto, con un gran reparto y con otra muy buena acogida por parte del público y de crítica. Y en el 2000, inicia una serie de documentales, “Calle 54” (2000) y “El milagro de Candeal” (2004, que destacan por lo arriesgado de una apuesta tan personal y por el gusto exquisito de Trueba por la música y, en concreto, el jazz latino. Eso le lleva a rodar en 2010 su primer largometraje de animación, junto con Javier Mariscal, “Chico & Rita”, nominada en la pasada edición de los Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Su último proyecto, “El artista y la modelo”, cuenta la historia de un viejo escultor de fama, cansado de la vida y de la locura de los hombres, que reencuentra, gracias a la llegada de una joven española escapada de un campo de refugiados, el deseo de volver a trabajar y esculpir su última obra, en la Francia ocupada de 1943. En palabras del mismo director “intenta plasmar, observar el propio acto de la creacion, en su estado más artesanal. Pero también más sencillo y más profundo”. Lo que supone entender que el acto de la creación es un hecho inherente al ser humano, entender el arte y la vida como una misma cosa, el arte como vía de conocimiento.