Diez de los veinte países más pobres del mundo pertenecen a América Latina, según aseguró Rodrigo Arim, rector de la Universidad de la República de Uruguay, en una charla en la Universidad Nebrija acerca de la “Pobreza y distribución del ingreso en América Latina”. El acto contó con las intervenciones de José Muñiz, rector de la Universidad Nebrija, y de Ana Fernández-Ardavín, decana de la Facultad de Economía y Empresa.
Entre otros asuntos, el rector se refirió a la desigualdad como rasgo constitutivo estructural de las sociedades latinoamericanas. “La pobreza en América Latina se basa principalmente en las desigualdades económicas, sociales, culturales, geográficas y de etnia, persistentes y estables, que han presentado estos países de la región durante décadas”, transmitió Arim.
En este sentido, consideró esencial la adaptación al cambio tecnológico para que los países latinoamericanos puedan mantenerse al día con las demandas y oportunidades de un mundo globalizado y cada vez más digitalizado. Esto implica no solo la adopción de nuevas tecnologías, sino también la capacidad de adaptar las estructuras económicas, sociales y educativas para aprovechar al máximo el potencial de la innovación tecnológica.
Educación universitaria en los países más pobres
El rector enfatizó que la promoción de aumentos en la productividad colectiva es fundamental para mejorar las condiciones económicas y sociales en América Latina. A su parecer, esto significa el fomento de entornos en los que las personas puedan trabajar juntas de manera eficiente y colaborativa, para generar riqueza y crear valor agregado en la economía. A través de una mayor productividad colectiva se pueden generar más oportunidades de empleo, aumentar los ingresos y reducir la pobreza en la región, detalló.
“La importancia de la educación universitaria en los jóvenes de los países de América Latina como medio para salir de la pobreza es un tema de relevancia crucial en el contexto socioeconómico de la región. La educación superior no solo proporciona conocimientos especializados y habilidades técnicas, sino que también abre oportunidades de empleo mejor remuneradas, fomenta el desarrollo personal y profesional, y contribuye al crecimiento económico y la movilidad social”, aseguró Arim.
Arim concluyó transmitiendo el mensaje de que, si bien el crecimiento económico es un factor importante para mejorar el bienestar general, no debe ser visto como el único objetivo de las políticas públicas. Es crucial abordar también la desigualdad, tanto como un fin en sí mismo para promover la justicia social y la cohesión social, como un medio para impulsar un crecimiento económico más inclusivo y sostenible.
En el marco de la vista se contó también con la Embajadora de Uruguay, Ana Teresa Ayala, quién visitó las instalaciones de la Universidad Nebrija.
