“Cualquier profesor tiene que ser curioso, formarse permanentemente y experimentar”

Neus Sans Baulenas (Editorial Difusión) es agregada de ELE de la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona, formadora de profesores y coautora de materiales de ELE como Esto funciona, Gente joven o Bitácora Nueva Edición. Coordinadora pedagógica de Abanico, Aula, Aula internacional, Aula Kompakt Kurs y Aula Latina, ha publicado colecciones de lecturas y ha dirigido la colección Tareas. Codirige en la actualidad Cuadernos de didáctica y es asesora pedagógica de Campus Difusión. Ha coordinado las Jornadas de Didáctica del Español de Expolingua en Madrid y codirige los Encuentros Prácticos de profesores de ELE de International House y Difusión (Barcelona, Berlín, Roma, París, Moscú, Utrecht, Essen, Würzburg, etc.). Ha impartido clases de Didáctica de ELE en diversas universidades (Universidad Nebrija, Universidad de Salamanca, Universitat de Barcelona IL3, Málaga, Girona y Valencia), así como clases de español a inmigrantes en una ONG de Girona.

En el mes de marzo, Neus Sans imparte dos clases magistrales organizadas por el Máster en Didáctica del Español como Lengua Extranjera Nebrija-Difusión sobre los Materiales de español de las últimas décadas: creencias y retos pendientes y sobre los Criterios para el diseño o programación de unidades didácticas.

Pregunta: ¿Cómo y por qué empieza su vocación en la formación de profesores?

Respuesta: La verdad es que no fue algo especialmente premeditado sino a raíz de tener que explicar a los profesores usuarios las propuestas, muy rompedoras en la época, de los materiales en cuya elaboración había participado. Estamos hablando primero de la introducción de los enfoques comunicativos en el ELE y, más tarde, de la enseñanza mediante tareas y orientada a la acción.  Los cambios eran profundos y hemos tenido que hacer una intensa labor de formación para dotar a los docentes de la base teórico-práctico que los sustentaban a fin de que fueran usuarios críticos con sus prácticas y eficaces con los nuevos materiales.

P:  En la actualidad dirige y coordina diversos proyectos de didáctica de ELE, ¿es su propia gestión del tiempo también una enseñanza práctica para los profesores inmersos en múltiples tareas?

R: En esta profesión, las diferentes facetas se retroalimentan y casi diría que se reclaman: dar clase como profesor de a pie, formar profesores, coordinar equipos y diseñar materiales ofrecen diferentes perspectivas que confluyen en las respuestas que damos a la pregunta “cómo podemos enseñar mejor”. Cualquier profesor tiene que ser curioso, formarse permanentemente y experimentar.

P: ¿Cómo percibe su trabajo en la Editorial Difusión y en la Universidad Nebrija? ¿Qué supone para usted compartir sus experiencias en el Máster en Didáctica del Español como Lengua Extranjera Nebrija-Difusión?

R: Ha sido un honor y un placer poder, durante más de tres décadas, establecer y mantener una colaboración muy activa de la editorial con la Universidad, que ha apoyado incondicionalmente nuestras acciones en la formación de profesores de español, en particular, en lo que respecta a los grandes eventos como los Encuentros Prácticos (Barcelona, París, Roma, Utrecht, Berlín, etc.). El colectivo de los profesores de ELE reconoce en nuestras dos organizaciones una labor entusiasta, pionera y decisiva en el actual nivel de nuestro profesorado, que es muy alto.

P: ¿Son la comodidad y la rutina los grandes enemigos de los docentes? ¿Qué consejos básicos puede dar a los profesores de ELE?

R: Sin lugar a dudas. Estancarse, reproducir acríticamente maneras de trabajar en el aula, es uno de los grandes peligros de los enseñantes. El consejo es muy simple: nunca perder la curiosidad y el valor de probar cosas nuevas. Nunca decir “yo ya tengo mucha experiencia y con eso basta”. Los profesores que experimentan, que se enfrentan diariamente a la tarea docente de forma creativa, lo pasan mejor y son mejores profesionales. Y sus alumnos lo saben, están más motivados y aprenden más.

P: ¿La cantidad de materiales didácticos pueden desorientar a los profesores, que no saben por dónde empezar? ¿Necesitan guías claras y rutas bien señalizadas?

R: Más que rutas claras yo diría que se necesitan criterios de análisis claros y una visión sólida de cómo funcionan las lenguas, de cómo se aprenden y, por tanto, de qué tipo de enseñanza favorece el aprendizaje. Por eso yo insisto siempre en un diálogo entre la teoría y la práctica. No basta decir si un material concreto nos parece bueno o malo, intuir si nos funciona o no, sino preguntarse por qué.

P: El proceso de digitalización en su campo educativo ha experimentado un auge sin precedentes, ¿se suele aprovechar todas sus ventajas?… ¿Hay algún inconveniente?

R: Obviamente, las herramientas digitales abren un ilimitado espacio de contacto del alumno con la lengua y sus usos reales, una infinita ventana que le permite ser usuario comunicativo en la lengua meta, en todas sus formas, fuera y dentro del aula. En el ámbito concreto de los materiales, sin embargo, hay peligros a los que hay que atender. Se ponen diariamente a disposición de alumnos y profesores muchas propuestas de escasísima calidad, que no criba nadie. El profesor poco formado puede caer en la trampa de usarlos. Por otra parte, muchas aplicaciones, por las propias limitaciones del medio, tienden a hacer más hincapié en actividades de resolución mecánica, muy obsoletas y de dudosa efectividad. Es más, suponen, en muchos casos, una regresión metodológica a prácticas que creíamos superadas y que no tienen la capacidad de proponer al alumno que participe en interacciones significativas, lo que, a fin de cuentas, es el motor más potente e insorteable de la adquisición.

P: ¿Los futuros profesores son los mejores alumnos porque empatizan más con quienes están impartiendo la clase?

R: Hay de todo, como en todas partes. Hay alumnos cooperativos y otros menos. Es más una cuestión de talante personal, pero que, en la enseñanza-aprendizaje es un factor importante. Una clase es un trabajo en equipo y hay que saber estimularlo y gestionarlo.

P: ¿Cómo valora sus clases de español a inmigrantes en una ONG?

R: Ha sido una experiencia de una riqueza intelectual y personal enorme, que va mucho más allá del simple hecho de enseñar un idioma. El profesor de inmigrantes tiene una dimensión social, de soporte a personas que pasan por la a veces durísima experiencia del desarraigo, de ayuda a la integración, de guía en ese nuevo mundo muchas veces hostil. Se lo aconsejaría a cualquier profesor principiante: es una experiencia formativa excelente.

Javier Picos. Foto: Neus Sans

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