Tres mujeres pujantes en ingeniería y tecnología, tres modelos para las jóvenes

Los ingenieros informáticos Adrián Pradilla y Carlos Castellanos, de Open Sistemas, lanzaron el pasado 25 de septiembre, en código abierto, un plugin – un complemento de un programa- para ayudar a implementar los planes de igualdad en las empresas. Sin ánimo de lucro, Pradilla y Castellanos desarrollaron métricas y análisis de datos para determinar porcentajes de presencia, salario y otros parámetros en los centros de trabajo. Después de explicar los pormenores de la herramienta, cedieron el protagonismo a la arquitecta Sandra Llorente, la ingeniera especializada en el campo de la realidad aumentada y realidad mixta Cynthia Gálvez y la ingeniería de diseño industrial e ingeniería del automóvil Beatriz Belda.

El coloquio formó parte de la II Jornadas Mujeres para quitarse el sombrero, la semana de la mujer de la Universidad Nebrija, organizada por el Instituto Nebrija de Competencias Profesionales (INCP), las Facultades y Escuela Politécnica Superior, Biblioteca Nebrija y Global Campus Nebrija para promover la igualdad “en su sentido más amplio y con un alto carácter transversal”.

La arquitecta Sandra Llorente comenzó en el departamento de operaciones en diferentes promotoras y constructoras. Profesora en el grado inmobiliario de la Universidad Politécnica de Madrid, es miembro de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas del CSIC y miembro de honor del Círculo Inmobiliario. “Soy una rara avis en el sector inmobiliario. En las empresas no he tenido problemas por ser mujer, incluso cuando di el salto a la oficina me encontré con más mujeres que hombres”, señaló. Admitiendo que ha obtenido el mismo reconocimiento que sus compañeros y que en los centros donde ha estado siempre se ha buscado el talento “independientemente del género”, sí echa en falta más mujeres en puestos directivos.

Llorente también apuntó dos tendencias que demuestran que “vamos por el buen camino”: el destacado número de asociaciones de mujeres en el sector inmobiliario “que buscan nuestra visibilidad” y los permisos de maternidad y paternidad.

Brecha aún mayor

Cynthia Gálvez, ingeniera especializada en el campo de la realidad aumentada y realidad mixta, creó el proyecto de innovación pedagógica JUGLAR para personas con necesidades educativas especiales. Con diferentes premios y reconocimientos como la Mejor App Española de XR en 2017 por The App Date, trabaja como freelance para empresas. Con su bagaje técnico, denunció que las grandes cifras que apuntan a que las mujeres poco a poco van ganando terreno en el STEM (disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) esconden realidades como la situación “preocupante” en ingeniería informática, donde el porcentaje de mujeres está bajando. Además, “hay profesiones de futuro que todavía no existen y que están centradas en la tecnología. Si las mujeres no nos metemos en esas carreras técnicas, la brecha será mayor”.

Con la vista puesta en las nuevas generaciones, Gálvez aconsejó a las jóvenes interesadas en estos campos a rodearse de personas con las que puedan seguir aprendiendo y cuidarse mucho en lo emocional y en lo físico. “La clave es enseñar a las niñas que con la tecnología también se pueden hacer cosas creativas, tenemos que darle una vuelta al enfoque. El lado humano también es importante”, apostilló.

Beatriz Belda es graduada en Ingeniería de Diseño Industrial e Ingeniería del Automóvil por la Universidad Nebrija. Tras participar en proyectos de Motorsport y cumplir un año de prácticas en la fábrica de BMW Múnich, actualmente se encuentra perfeccionando su alemán para estudiar un Máster de Producción, Desarrollo y Management en la Universidad Técnica de Múnich. “Los discursos están cambiando en el sector de la automoción. Las mujeres nos tenemos que dar a conocer para que las futuras generaciones no tengan miedo y vayan con seguridad”, comentó.

Belda confesó que el trabajo en ingeniería es muy absorbente y que el teletrabajo ha podido echar una mano a la hora de conciliar. Asimismo, rememoró cómo en su primer día de clase solo veía pelo corto y barba y una chica más en el aula, aunque, en el trato con sus compañeros de estudios “no he tenido nunca ninguna queja ni me he sentido diferente”. Al igual que sus compañeras de encuentro virtual, concedió importancia a que las estudiantes tengan modelos y referentes femeninos en todos los ámbitos del saber.

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