Fernando Higueras o la geometría total es la exposición de apertura del curso promovida por la Escuela de Arquitectura y Construcción de la Universidad Nebrija. La muestra, ubicada en la pasarela de la Politécnica en el Campus de la Politécnica y Ciencias Sociales en Madrid-Princesa, alberga más de una quincena de proyectos del arquitecto donde lo circular es el foco principal de reflexión y de formalización.
Una serie que nos abre una comprensión más condesada de su obra y con una perspectiva temporal completa, desde su etapa como estudiante hasta sus últimos proyectos. Un trazado “totalizador, como la circunferencia, muta alrededor de unos programas funcionales y de unos contextos para presentar un cosmos creativo fundamental para entender el trabajo de Higueras, tanto en el marco de sus proyectos no realizados como en el de sus obras ejecutadas más relevantes”.
Compartimos el texto que ilustra la exposición:
FERNANDO HIGUERAS O LA GEOMETRÍA TOTAL
Por Fernando Moral, director de la Escuela de Arquitectura y Construcción de la Politécnica Nebrija
“(…) hemos pretendido crear, fundamentalmente, un audaz y auténtico foco de irradiación -y de atracción- de vida.”
Fernando Higueras
La arquitectura de Fernando Higueras quizás sólo cabe describirla y vivirla, difícilmente diseccionarla desde complejas entradas intelectuales y, prácticamente, impensable, el acotarla bajo categorías y límites conclusivos. La creación de auténticos focos de irradiación y atracción de vida hace que toda aproximación reduccionista a su trabajo fracase, pues la materia clave de la que se nutre su arquitectura, la vida, se sustancia desde múltiples y abiertas circunstancias.
La creación de esos focos, con igual intensidad, que de manera reiterada se postulan para atender a la citada materia, puede verse como una estrategia natural, conforme destilaron las palabras del maestro, donde considera una herramienta como principal guía firme, tanto en Lanzarote como en Nueva York: la geometría. Una geometría capaz de atender a todas las circunstancias particulares del proyecto y donde los ecos de Francesco Borromini, Luis Moya y el propio Antoni Gaudí pueden percibirse.
Este instrumento es trabajado, de una manera compulsiva, por el propio Higueras, revelando una y otra vez un círculo, aquel que arma todas sus piezas más relevantes, desde el origen. Un círculo más o menos manierista, más o menos explícito, más o menos nervado. Una realidad que nos conduce a adentrarnos en proyectos mínimos, en otros capaces de crear un territorio y en algunos que ya son míticos dentro del panorama más talentoso de la arquitectura europea.
Ya en el año 1958 planteó un Refugio en alta montaña donde los radios de esa figura se amoldaron para crear un cuerpo liviano habitable y que puede descansar finamente en ese contexto extremo. Una pieza ajena a estilo alguno pues era definida desde la lógica funcional más clara y desde la particular poética de su autor. Vendrá el año 1963 con el Pabellón Español para la Feria de Nueva York, cual ruedo doblado y desmembrado y el Plan Parcial para Lanzarote, donde la terraza canaria se concatena para crear una nueva topografía.
Más intervenciones deben ser señaladas, como el concurso para el Teatro de la Ópera de Madrid, el Centro de Restauraciones (Instituto del Patrimonio Cultural de España), El Capricho de Recife que anteceden o siguen al mito: el Edificio Polivalente en Montecarlo, aquel que se le asemeja con un ente marino, pero que es una gesta circular. La estrategia de profanar aquellas curvas, que para otros fueron intocables, le condujo a definir diferentes sectores con ejes y radios que, superando cualquier riesgo proyectual tradicional, de manera, sencillamente propia, erigió lugares donde las funciones y la naturaleza se desplegaran con inusitada exuberancia. Este último eslabón termina de cerrar una propuesta, quizás única en todo su tiempo, y destinada a albergar la vida, la mejor vida posible.
Fotos: Pablo Martínez Dorado