El Profesor Paul Dembinski visita la Universidad con motivo de las IV Jornadas de Economía Ética.

Paul Dembinski es uno de los economistas más prestigiosos del mundo, además de fundador y director de la Observatorio Internacional de Finanzas en Ginebra y profesor en la Tischner European University de Cracovia en Polonia, de donde es originario. Por si fuera poco habla siete idiomas y ha escrito docenas de libros sobre competencia, ética y finanzas.

El Profesor Dembinski nos ha concedido una entrevista en la que nos explica su visión de la ética económica.

Le preguntamos al Profesor Fontela si la economía podía ser ética, a lo que él nos respondió que “la economía tiene su propia ética del beneficio y de la utilidad, pero no se plantea con suficiente claridad la ética de la conducta y de la solidaridad.” ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación?
Cada acción humana puede y debe ser ética. La economía forma parte de la actividad humana y no hay que olvidar que la ética es indivisible de la condición humana. Pero si nos preguntamos si las leyes implican una ética tenemos que fijarnos en que la ética afecta más a lo personal que a la empresa, es difícil ya que la ética la hacen las personas y no va en la misma dirección que la competencia. Es necesaria una regulación que empuje una actitud ética. La ética es una preocupación micro, que sea una preocupación macro es más complicado.

La percepción de la gente de la calle es que ética y empresa privada son dos palabras que no pueden ir unidas ¿a qué se debe esta apreciación?
Es una pena pero si lo dice la gente de la calle es porque es lo que hace la gente de la calle que es la que actúa en la empresa. Es un fracaso porque son ellos los que hacen la empresa. Es una esquizofrenia global, ocho horas al día son una persona y cuando llegan a casa, en su vida privada son otros. Si miramos las grandes empresas todos las admiran pero son millones las empresas que tienen una inserción en la sociedad. La pequeña empresa es más ética por la relación cara a cara, en cambio, la relación en las grandes empresas es más abstracta.

Entonces, en su opinión, ¿las empresas privadas tienen ética?
Pueden ser éticas porque son el resultado de las personas que hacen la empresa. Es un libro que se escribe cada día.

La cultura económica entre los países que conforman Europa es muy diferente ¿qué países europeos tienen mayor conciencia de la economía ética?
Los países de la era post comunista no tienen ni idea de ética económica. Para ellos es una realidad nueva después del descubrimiento del mercado. Un mercado al que hay que ayudar y con el que debemos ser más solidarios. Debemos impulsar otra preocupación hacia el mercado.
En los países de la primera Europa la dimensión ética es mayor por el tamaño de la empresa. Tienen una economía local más próxima y una mayor consideración personal. La concentración empresarial es uno de los problemas para la dimensión ética.
Por ejemplo, en Suiza la economía local funciona y eso hace que crezca la relación entre las personas, aunque en los últimos años la competencia está haciendo que Suiza tenga buenos resultados económicos pero que se destruyan las relaciones sociales.

Por último, y para finalizar esta entrevista ¿qué conclusiones extrae de este IV encuentro de Economía Ética?
Yo me quedaría con la discusión de si hay un entorno para la reinvención de la economía social de mercado. Es un tema muy interesante pues como se ha dicho en las jornadas de economía ética tuvo su fin en los años 90.
También me ha parecido importante el planteamiento sobre si Europa podría ser un foro para la economía social y si a nivel subnacional (comunidad, local…) hay formas de regulación para mejorar el mercado de manera conjunta.

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