El profesor Nicolás Grijalba, de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, hace un recorrido por la exposición de fotografía de Andy Warhol que acoge el centro cultural Fernán Gómez.
Mientras le vamos dando forma a eso que J. Bridle ha bautizado como Nueva Estética en su tumblr hace tres días, nos preguntamos qué hubiese hecho Andy [tras comerse una Big Mac gloriosa] con todo el aparataje digital en el que vivimos inmersos. Como eso nunca lo sabremos, aunque nos lo imaginamos, el mejor plan para conocer a Warhol es disfrutar de su obra. Y ahora en Madrid tenemos la oportunidad de colarnos en su Factory, una quinta planta de un magno edificio de Manhattan, que convirtió en aquellos lisérgicos sesenta en el estudio más visitado y plateado del mundo. Lugar de encuentro para todo tipo de artistas, bohemios, arrastrados, modelos, periodistas y escritores, también para gacetilleros y adictos a la rumorología, actores de relumbrón o del mismísimo softporn, The Factory es el experimento más fascinante que Andy Warhol puso en marcha. Las cientos de fotografías que encontramos en la exposición nos invitan a convertirnos en auténticos mirones del fervor creativo que vivió este inmueble: cotidianidad, el instante, polaroids del ya y ahora, Warhol como catalizador, la peluca eléctrica. Andy escondido tras sus gafas de sol, firmando una más de sus series de serigrafías; Andy y sus chicas, los labios de sus chicas, Edie Sedgwick pintándose el morro, Truman Capote tomando la luna; las fotos que Andy saca en sus viajes: compulsivamente gastaba carretes y carretes, todo era registrable, todo se podía guardar y enlatar.
Hay algo magnético en esta era no-pixelada. Suena Femme Fatale de The Velvet, o el Baby Love de The Supremmes. Warhol apenas se inmuta aunque se gasta una sonrisa de quien se sabe profeta del plástico. Susan Sontag afinó su dardo: “La fotografía es la realidad, y el objeto real a menudo se considera inferior”. La fotografía depredadora. Warhol hizo más de 60.000 fotografías –para los enamorados de las estadísticas-. Luego está su pasión por los fotomatones, secuencia de mini-fotografías que hacen honor a su nombre. El fotomatón dispara y el aire se contiene, la mueca, la pose, quiero ser tú, ¿quieres ser yo? La exposición se completa con algunas imágenes de la serie Most Beautiful Boys: carne masculina a borbotones. (Aquel que todavía sienta pudor ante el desnudo que se tape los ojos).
No quedan muchos días para ver la exposición -los justos y necesarios-, así que si yo fuese tú (perfecto juego de máscaras) me plantaba con un helado o en su defecto un granizado a las puertas del Centro Cultural Fernán-Gómez. Me veía la exposición con aire despreocupado. Perfecto. Y luego, como una máquina danzante, me sentaba en la Plaza de Colón a ver si todavía se deja caer algún joven skater. Hazle fotos, súbelas al Face, alguien dará al Me gusta.
De la Factory al Mundo. Fotografía y la comunidad de Warhol
Centro Cultural Fernán-Gómez.
Plaza de Colón, 4
Hasta el 22 de julio.
Nicolás Grijalba
Profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación
ngrijalb@nebrija.es
