“No hay periodistas contando lo que pasa en Siria”

Ángel Sastre, antiguo alumno de Periodismo de la Universidad Nebrija, ha aprovechado su mes de vacaciones como corresponsal en América Latina para viajar hasta Siria. Desde allí, y en compañía de otros dos periodistas españoles, nos cuenta en qué situación se encuentra la población y cómo avanza un conflicto, que según él, está pasando al olvido.

¿Cómo y por qué decides ir a Siria?

Hace tiempo que estoy de corresponsal en América Latina, pero mi intención siempre ha sido ir a cubrir el conflicto, en el lugar del mundo que sea. Es un sueño muy complicado, porque abandonas tu zona y necesitas preparación, logística… pero pienso seguir haciéndolo como hasta ahora.

He aprovechado el mes de vacaciones para trasladarme a una zona que considero desierta a nivel informativo y en la que quería estar desde hace mucho tiempo.

¿Qué te has encontrado?

Nos hemos encontrado un panorama que ya pintaba muy mal antes de entrar. La situación se ha ido torciendo y a la guerra que hay entre el régimen y los rebeldes, se ha juntado otro conflicto interno en el grupo de los rebeldes: han aparecido facciones, muchas de ellas cercanas a Al Qaeda, como ISIS [ISIS: Estado Islámico de Irak y el Levante]. Los integrantes de estas facciones luchaban en otros países de la llamada Yihad, en Irak o en Afganistán, y han venido aquí a lo que ellos ya consideran una Yihad, porque esto ya no es una revolución, si no que se ha convertido en una especie de guerra santa.

Estas facciones no son compatibles con los principios de la Primavera Árabe, las revueltas de hace ya casi dos años y medio contra el régimen de Al Asad, que luchaban por la democracia y el país libre. Estos grupos no tienen esos ideales y mantienen enfrentamientos internos con los rebeldes. Pero, al mismo tiempo, los rebeldes los necesitan porque militarmente están muy preparados, no tienen miedo a la muerte y gracias a ellos están avanzando y posicionándose. ¿Qué ocurre? Que en un principio los aceptaron porque necesitaban su ayuda, pero ahora están teniendo enfrentamientos armados entre ellos.

Estos grupos han desestabilizado más la situación. Ahora se ha complicado mucho nuestro trabajo, porque estos grupos cercanos a Al Qaeda son los que secuestran a los periodistas. A todo el conglomerado de la violencia de la guerra se suma este nuevo factor, el de los secuestros.

¿Cómo es el día a día de un reportero en Siria?

Somos tres periodistas españoles los que estamos aquí. Junto a mí está Antonio Pampliega, que colabora para varios medios. También está J.M. López, uno de los fotógrafos españoles más reconocidos. Los tres locos nos hemos aventurado a entrar aquí. Una brigada nos pasó por la peligrosa carretera que va desde la frontera turca hasta Alepo.

Salimos lo menos posible del coche y volvemos a trabajar al refugio. Lo mejor es la discreción y no llamar mucho la atención, trabajar todo lo rápido que sea posible y volver. Cuando cruzamos de una calle a otra, además de las precauciones que nos dan los rebeldes, la suerte es la que decide que un francotirador no nos vea y nos dispare.

Tenemos una agenda planificada de temas, no vamos a por la noticia del día. Nosotros vamos a por las historias de vida: el niño que trabaja en el taller mecánico, cómo comienzan las escuelas, los últimos cristianos que sobreviven en mitad de las bombas, cómo es el frente de batalla… Intentamos realizar cada día, como mínimo, una historia.

La idea es salir por la mañana, conseguir la historia, documentarnos, grabar y realizar las entrevistas que hagan falta. Luego volvemos a trabajar antes de que caiga el sol, porque de noche no se puede andar por Alepo, es muy peligroso.

Alguna anécdota para recordar…

Anécdotas pasan mil, por ejemplo, hace unos días estábamos grabando con una brigada en el casco viejo. Nos estábamos moviendo entre las trincheras y las casas abandonadas. Dos hombres estaban en una terraza prendiendo granadas de mano. Mientras nosotros grabábamos, uno de ellos tiró la granada hacia el lado enemigo y pasó el muro, pero el otro tiró la suya y rebotó en la pared para caer a nuestros pies. La gente empezó a correr, yo me tiré por una pequeña puerta pero me di cuenta de que no podía seguir adelante. En ese momento vino un soldado rebelde y se me tiró encima. Ya en el suelo esperamos a que estallase, refugiados por un muro. La contamos por poco.

¿En qué situación se encuentra Alepo?

Hay dos Alepo: uno en el que la vida sigue, la gente sale, va al mercado, y a pesar del sonido de los morteros de fondo y de la gente armada, por momentos uno se abstrae del conflicto. Son las zonas que han tomado los rebeldes y que están más estables. Pero a muy pocos metros, en el casco viejo, siguen los enfrentamientos.

Es una guerra de francotiradores, de morteros… no hay grandes ofensivas, la situación se ha estancado. Estas batallas se libran 24 horas y para un periodista es impresionante acompañar a un grupo armado en estos enfrentamientos. No en todos los conflictos puedes estar en primera línea como aquí.

¿Y el régimen de Al Asad?

Quizás es hora de pactar un alto el fuego, porque están estancados y la guerra puede ser interminable. Es algo que nosotros estamos verificando día a día. Digamos que se han equilibrado las fuerzas.

El régimen demuestra que la población civil no le importa nada. Mis compañeros han visto cómo bombardeaban hospitales. De hecho, si salían imágenes de hospitales en la televisión, más tarde los militares del régimen los bombardeaban. Así que ya no podemos grabar allí.

Parece que el régimen está desgastado y no quiere un enfrentamiento interminable. Lleva un año y medio aquí y no entra en Alepo y toma la ciudad. Si no lo hace, debe ser porque no puede. Esto va para largo, a menos que haya un punto de inflexión. Tendría que haber una ayuda real de occidente para que la cosa cambiase.

En medio de este conflicto, ¿qué ánimo tiene la población?

La gente está deseando volver a la normalidad. El mercado y las escuelas están funcionando. Ver cómo las personas salen a la calle, mientras a pocos metros están tirando bombas, demuestra ese espíritu de querer llevar una vida normal.

Esto choca con otra realidad y es que no hay trabajo, hay desabastecimiento, se corta la luz y el agua… Pero, a pesar de todo, la actitud de la gente es positiva.

Eso sí, hay un retroceso de libertades, los islamistas han ganado terreno y se teme que se instaure un régimen musulmán que sea incluso peor que el régimen dictatorial de Al Asad.

Por otro lado, la gente se siente abandonada, porque pensaba que los países occidentales apoyarían a los rebeldes y les darían armas. Y occidente no se ha metido, entre otras cosas, por miedo a estar armando a grupos de Al Qaeda.

¿Se está preparando a la población ante posibles ataques químicos?

Aquí, en Alepo, se ha creado una escuela donde se enseña la labor de los bomberos y de protección civil. Después del derrumbamiento de un edificio, los miembros de este equipo acuden a recuperar los cuerpos y ayudar a los heridos.

Este grupo está siendo adiestrado, además, para poder ayudar en el caso de que se produzca un ataque con armas químicas. Pero es un poco tragicómico: los trajes están rotos y las máscaras parecen sacadas de la Segunda Guerra Mundial, por lo que en presencia de armas químicas sus portadores sufrirían los efectos abrasivos del gas. Sólo hay 26 trajes y 3 máscaras para un grupo de unas 30 personas. Además, la población civil no los tiene, así que no sirve de mucho…

¿Compensa todo el riesgo que se corre en este tipo de conflictos?

Esa es la pregunta, pero sin duda, la respuesta es afirmativa. Algunos periodistas, como mis compañeros de aquí y otros, que llevan años trabajando, no lo tienen nada fácil. Pero aun así, contra viento y marea, vienen con la obligación de contar lo que ocurre. Realmente no hay periodistas contando lo que pasa en Siria.

¿Quién sabe lo que está pasando aquí realmente? Estamos hablando de otro conflicto que cae en el olvido. Los periodistas tienen que estar en estos sitios. A nivel económico no sé si compensa, pero a nivel profesional, me compensa totalmente.

[Mientras tiene lugar esta entrevista, en directo a través de Skype, los compañeros de Ángel Sastre en Siria le informan de que acaban de secuestrar a dos periodistas].

Nos enteramos de más secuestros y estos golpes nos afectan, pero claro que compensa. Estoy haciendo lo que yo creo que tengo que hacer.

¿Cuánto tiempo vas a quedarte?

Nos vamos a quedar un total de tres semanas, pero con probabilidades de volver más adelante. Todo depende de la logística. Ahora se ha complicado mucho nuestra salida, porque ISIS ha tomado el último pueblo y no podemos volver por ahí. La situación cambia todos los días.

Después de Siria, ¿cuál es tu próximo destino?

Tengo que volver a América Latina porque esa es mi responsabilidad con los medios. Hay una cumbre de Iberoamérica en Panamá, elecciones en legislativas en Argentina, en noviembre serán las elecciones de Chile… Es mi zona y tengo que ir a cubrirla como corresponsal. Pero una vez llegue allí, voy a seguir trabajando con el material que he recogido en Siria y en cuanto pueda, volveré, porque también tengo un compromiso aquí y mi idea es volver lo antes posible.

Cubriste el terremoto de Concepción en Chile, el terremoto de Pisco en Perú y te acercaste a Petare, el barrio más peligroso de Venezuela. Ahora estás en Siria… ¿Qué trabajo ha resultado más duro?

He estado en sitios muy fuertes, pero quizás donde sentí más peligro fue en el Tren la bestia, que lleva inmigrantes ilegales desde Centroamérica hasta México. La gente se encarama en el techo del tren y durante el trayecto muchas personas sufren violaciones, asesinatos, robos… Estuve encima de ese tren yo solo, subido con ellos varios días y el camino es muy peligroso.

Pero cuando llegas a Siria, hay muchas posibilidades de que te secuestren en la carretera y el secuestro produce un miedo que no se puede comparar con nada. A pesar de todo, uno se centra en el trabajo e intenta no pensar en estas cosas.

¿Cómo es la vuelta a casa después de cubrir una guerra?

A mí me encanta América Latina, no necesito una guerra para encontrar adrenalina. Pero uno se acostumbra a trabajar en esa vorágine informativa y ser el centro de atención durante una semana o los cinco días que dura el ciclo informativo y después, volver a la rutina no es fácil.

El paro, la situación política actual… ¿No te parecen temas interesantes como para venir a España?

En su momento fui a Londres, después recorrí América Latina y ahora quiero empezar a centrarme en zonas de guerra y conflictos, que ahora mismo están, sobre todo, en los países árabes.

Cada periodista hace su trabajo y tengo compañeros que son verdaderos artistas en su materia, lo que ocurre es que a mí me interesa la información internacional. Además, España está muy bien cubierta. De hecho, con la crisis, hay mucha información económica. Cuando ves una tertulia en la televisión te das cuenta de que no hablan mucho de Siria…

¿Por qué crees que no interesa el conflicto de Siria a nivel informativo?

Es comprensible, a cualquier persona le interesan primero sus problemas. Pero hay que dejar siempre un hueco para los problemas de los otros, primando siempre los nuestros.

Esto se enmarca en una crisis que, además de económica, es de conceptos. Cada vez hay menos corresponsales y no se gasta en información internacional porque es cara… y al final, por una cosa o por otra, hay menos espacio para esta información y mucho menos si se trata de países árabes y de África. Primero van nuestros problemas, después los de los otros y si nos salen gratis, mejor. Hay pocos medios españoles dispuestos a gastar dinero en este tipo de conflictos.

Parece que si no hay bombardeo de los EEUU no interesa a nadie y aquí hay bombardeos todos los días.

 

Durante la entrevista, nuestro antiguo alumno Ángel Sastre recordó su paso por la Universidad: “No me olvidó de un antiguo profesor de la Universidad Nebrija, Bernabé, que nos puso “Las Flores de Harrison”, una película que me motivó mucho”.

Sigue a Ángel Sastre en Twitter: @AngelMSastre

Noticias de Ángel Sastre:

Informativo de Cuatro Televisión

Lecciones de química en Alepo. “El Confidencial”

 

 

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