“Los mejores realizadores serán aquellos que vean películas y series como locos, acudan al teatro, lean y lean…”

Nicolás Grijalba, profesor y coordinador del Grado en Comunicación Audiovisual de la Universidad Nebrija, es responsable del Cineclub Nebrija, que esta semana proyecta la película ‘Repulsión’, de Roman Polanski.

Un año más, la Facultad de Ciencias de la Comunicación ha puesto en marcha el Cineclub Nebrija. ¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?

El objetivo es muy simple: ver cine. Descubrir, junto con los alumnos, algunas cintas de otros tiempos, contemporáneas, de todo tipo de géneros y nacionalidades, y dejarnos llevar por los que cuentan historias con imágenes. Más allá del visionado, como es obvio, luego establecemos debates, análisis… No he inventado nada nuevo: el viejo placer de mirar unido al estimulante placer de pensar (las imágenes).

¿Cuáles son los criterios para elegir las películas que se proyectan?

Siempre lucho con la idea de tematizar el Cineclub cada curso, pero luego me doy cuenta de que no tiene sentido. Creo que en la variedad está la verdadera formación fílmica. Pasar de una comedia de Billy Wilder a un drama realista francés, de la explosión fallera de Berlanga al mundo milimetrado de Kubrick. En ocasiones algunas películas vienen condicionadas por la actualidad; en algún otro momento son los propios alumnos los que me piden ver determinado filme o explorar en determinado director.

¿Qué películas han tenido más éxito a lo largo de la historia del club?

Gustó mucho un clásico de Chaplin como es ‘El chico’ (1921), pese al miedo inicial de los estudiantes por el cine mudo. ‘La naranja mecánica’ también funciona a las mil maravillas. Es una película que sigue guardando un poder ácido que trasciende su tiempo.

Y les sorprendió gratamente ‘Moonrise Kingdom’, de Wes Anderson; y ‘Las bicicletas son para el verano’, aquella obra de Fernán Gómez que llevó Jaime Chávarri al cine.

¿Y cuáles han sido las más polémicas?

Teniendo en cuenta que vivimos tiempos ‘políticamente correctos’, la polémica está a la orden del día. Creo que las disciplinas artísticas tienen que entretener, pero eso no quita para que metan el dedo en la llaga.

¿Polémicas? Pues creo que ‘Pink Flamingos’ agitó bastante a los alumnos. No lo debió hacer tan mal Waters cuando en 1972 rodó esta locura para epatar. Aunque reconozco que la mayor provocación para un estudiante del siglo XXI es que les proyectes una de Tarkovski.

Como coordinador y profesor del Grado en Comunicación Audiovisual, ¿cree que los alumnos tienen una adecuada cultura audiovisual y cinematográfica?

Se da la circunstancia de que en un mundo invadido por las imágenes, donde ya somos más personajes digitales que de carne y hueso, la cultura visual, la historia del cine, comienza a desvanecerse por la presión del instante y la actualidad. Los mejores realizadores, los que tengan una huella autoral más clara, serán aquellos que vean películas y series como locos, acudan al teatro, lean y lean, y tengan curiosidad por los mundo virtuales… Desde la Facultad de Ciencias de la Comunicación les ofrecemos a los alumnos una formación práctica eficiente, pero esto no sería coherente sin cuidar la base teórica. Tú puedes saber encender y apagar la cámara, tomar el mejor plano secuencia del mundo, pero como no conozcas los trabajos de Hitchcock, de Buñuel, de Spielberg, de Scorsese o de Dolan…, te estás perdiendo la oportunidad de modular tu estilo, de contraponer ideas… Siempre trabajamos para que los alumnos refuercen su cultura audiovisual.

La película de esta semana es ‘Repulsión’, un drama psicológico dirigido por Roman Polanski. ¿Puede revelarnos algo de la cinta?

Polanski es un excelente realizador, un tipo muy listo. Quería explorar con los asistentes al club los primeros trabajos de este director europeo. Me interesa que entre todos descubramos cómo se puede hacer una película de terror sin tener que abusar de los efectos especiales: con miradas reveladoras, con muchos silencios, en escenarios limitados.

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