Todo lo que sé lo aprendí de la tele

Filosofía para el teleadicto común

Transmitir el conocimiento de la filosofía de una manera fácil y amena es lo Mark Rowlands pretende en Todo lo que sé lo aprendí de la tele. Analizando series de televisión que cuentan con un gran número de seguidores, como por ejemplo: Sexo en Nueva York, Friends, Los Simpson o Los Soprano, trata de explicarnos de forma accesible y divertida cómo afectan a nuestras vidas las grandes cuestiones filosóficas.

Nos revela que todos nosotros somos filósofos, aunque nunca hayamos tenido un libro de filosofía en nuestras manos, ya que la filosofía, está en todas partes y forma parte de la cultura en la que vivimos. De esa manera y sin darnos cuenta, todo programa de televisión que se sigue con cierta fidelidad, hace que interiorizemos toda una serie de ideas e instintos que llegamos a cuestionar como propios: preocupaciones, inquietudes, alegrías, infidelidades… Porque los programas de televisión, no son más que un reflejo de la sociedad en la que vivimos.

Ahora, pónganse en situación. Acaban de llegar a casa después de un día duro de trabajo, han discutido con su pareja y para colmo el vecino de arriba no para de hacer ruido. Lo que menos le apetece es hablar sobre la teoría del conocimiento y resolver las incoherencias de la vida; por lo que encienden el televisor; les apetece estar sentados sin mayor preocupación que descansar y disfrutar de un buen rato. Lo que no saben es que van a filosofar también, desde luego, de una manera diferente de como lo hacían los antiguos griegos, pero ya lo dice el autor: ¿Cuál era la razón de que los griegos se pasasen el día en la plaza, hablando de filosofía sin parar? La respuesta es evidente: ¡porque no tenían televisión!

Si estás interesado en este libro, se encuentra disponible en la Biblioteca del Campus de Madrid-Princesa- y aquí puedes encontrar su localización en el Catálogo-OPAC ~ Web Portal de la Red de Bibliotecas.

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