“En Nebrija me contagié de la ‘fiebre emprendedora’ y eso me llevó a crear mi primera empresa”

Manuel Delgado Tenorio es antiguo alumno de Filología Inglesa (1999-2000) y ha creado Leads Origins, una empresa dedicada a la tecnología de marketing predictivo. Hemos hablado con él para conocer más sobre su experiencia profesional y sus años en Nebrija.

– ¿A qué os dedicáis en Leads Origins?

Nos gusta decir que ayudamos a los departamentos de marketing y ventas a contestarse preguntas que resultan clave en sus actividades: cómo son sus clientes, cómo dirigirse mejor a ellos, cómo identificar a los mejores, cómo hacer para venderles más y más rápido…

Nuestros clientes son empresas que generan y gestionan grandes cantidades de datos. Por eso, las técnicas de análisis que utilizamos se basan en eso que comúnmente llamamos inteligencia artificial, para que podamos encontrar la respuesta que necesitamos de forma eficaz a pesar del volumen y la heterogeneidad de los datos a los que nos enfrentamos.

En la práctica esto se traduce en cosas como ayudar a universidades a identificar los colegios que más les interesa visitar para atraer nuevos alumnos, reducir la rotación de clientes para compañías aseguradoras o lograr que cualquier negocio maximice las probabilidades de convertir en cliente a los leads que genera por los diversos canales de marketing.

– ¿Cómo surge la idea de crear Leads Origins? ¿Qué es lo que te impulsó a emprender?

Conocí a mi socia cuando trabajábamos en otra startup dedicada al procesamiento de lenguaje natural (NLP). Durante ese tiempo, fuimos dándole vueltas a formas novedosas de aplicar la inteligencia artificial al análisis de la información de marketing. Llegó un momento en el que nos surgían muchas ideas que creíamos que hacían tanta falta en el mercado y nos dimos cuenta de que no podíamos no hacerlo: no queríamos ver cómo este mercado crecía y se hacía enorme sin tener un papel protagonista en esa aventura.

– Desde que tomaste la decisión de emprender hasta el punto en el que te encuentras hoy en día, ¿cómo ha sido el camino? ¿Cuáles han sido tus mayores dificultades? ¿Qué es lo que más te gusta de haber tomado esa decisión?

Lo que más me gusta es reunirme con un cliente potencial y, al comentarles lo que podemos hacer por ellos, que te contesten con un “eso es justo lo que necesitamos ahora mismo”. Es la mejor prueba de que lo que hacemos tiene sentido.

El camino ha sido tortuoso y complicado, y sigue siéndolo. Cuando vas por delante de lo que el mercado está acostumbrado a demandar, hay que trabajar duro para identificar qué clientes sí están preparados para comprarte y qué les debes ofrecer exactamente.

Cuando te lanzas a hacer cosas punteras, hay que aceptar que vas a equivocarte muchas veces, porque no hay referentes ni casos de estudio que te guíen: lo importante no es evitar el error, que es inevitable, sino ser capaz de corregir el rumbo con agilidad y usar lo aprendido para acercarte un poquito más al éxito.

– ¿Podrías hablarnos de vuestra principal ventaja competitiva?

Hoy estamos viendo los frutos del importante esfuerzo inicial que hicimos en crear nuestra propia tecnología para el análisis de datos de marketing: no estamos limitados por las plataformas estándar de los grandes fabricantes, ni en funcionalidad ni en costes.

Desde la perspectiva de nuestro cliente eso significa que obtiene un servicio 100% ajustado a sus necesidades y a su entorno, con un nivel de precisión mucho mayor que en una solución estándar, a un precio similar.

– Explícanos, ¿cuáles son los proyectos y metas a las que quieres que llegue vuestra empresa?

Ahora mismo nuestro objetivo fundamental es crecer. Ya hemos pasado la etapa inicial de explorar el mercado y desarrollar la tecnología adecuada, así que ahora el foco está en lograr nuevos clientes y demostrar todo lo que podemos hacer para ellos.

Nuestro plan es más pausado y progresivo que el de otras startups que adoptan modelos de crecimiento más agresivos y, por tanto, más arriesgados, pero el objetivo último es el mismo: acabar siendo atractivos para una compra que compense todo el esfuerzo que estamos poniendo en esta aventura.

– Respecto a tus años en Nebrija ¿cómo los recuerdas? ¿Te han ayudado de alguna forma en tu desarrollo profesional?

Recuerdo aquella época con mucho cariño. Estudié en el campus de Berzosa, en una época en la que aún había pocas titulaciones allí, así que el contacto con otros estudiantes, con los profesores y con el resto del personal de la Universidad era muy cercano y estrecho, con un carácter que no dudo en llamar “familiar”.

Sin duda, sí, el paso por Nebrija me ayudó y me impulsó en mi vida profesional. Allí me contagié de la “fiebre emprendedora” y eso me llevó a crear mi primera empresa cuando aún estaba en cuarto curso. Otra faceta que Nebrija fomentó en mí fue la perspectiva internacional, que me ha resultado clave en varias etapas de mi carrera profesional.

-¿Algún profesor que te marcara o que influyera en tus futuros proyectos?

Guardo muy gratos recuerdos de la gran mayoría de ellos y ellas. Tanto es así que mantengo el contacto con un buen número. Con algunos incluso muy a menudo, a través de Facebook.

Si debo destacar a alguien, señalaría a Marta Baralo, que estaba por entonces al frente de la Facultad de Lenguas Aplicadas y que me sirvió como ejemplo de tesón y de dedicación a un proyecto en el que creía firmemente y por el que se desvivía.

– Para finalizar, ¿qué consejos les darías a aquellos Alumni que tienen una idea de negocio?

Mi primer consejo sería que busquen asesoramiento de otros emprendedores con más experiencia. Afortunadamente, vamos teniendo un ecosistema cada vez más sano y robusto en el que los emprendedores primerizos pueden aprender de otros y ahorrarse muchos errores perfectamente evitables. Emprender “a las bravas” reduce tus probabilidades de éxito.

Igual de importante es aconsejarles que no se enamoren de su idea de negocio, porque lo más probable es que no sea la correcta. La idea inicial está bien para echar a andar, pero el mercado tiene la costumbre de demostrarnos que estamos equivocados. Hay que dejar de ver las ideas como “oportunidades únicas e inimitables” y pasar a considerarlas meras hipótesis que hay que validar lo antes posible para, si no funcionan, descartarlas rápido y sustituirlas por otras. Para esto, hace falta una dosis extra de frialdad y, también, de humildad pero, sobre todo, hay que tener claro cuál es nuestro objetivo como emprendedores: no se trata de llevar razón, sino de construir un negocio exitoso.

 

Si eres antiguo alumno Nebrija y has realizado un proyecto, queremos conocerlo. Cuéntanoslo en: alumni@nebrija.es

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