Animación más allá de los animadores y de los miedos de los jóvenes

La animación requiere diferentes perfiles laborales más allá de lo que todo el mundo entiende como animadores. “Para cada fase de la producción de una pieza animada existe un profesional o equipo especializado”. El aliento es de Lola Blanco, experta en Comunicación Audiovisual con más de veinticinco años de experiencia profesional y académica, tanto en el sector audiovisual como en marketing digital, y los que lo reciben son los alumnos del Grado de Diseño Digital y Multimedia de la Facultad de Comunicación y Artes de la Universidad Nebrija. Guionistas, actores de doblaje, profesionales del color, guionistas, productores ejecutivos… esta amalgama de destrezas al final se resume en tres partes bien diferenciadas: preproducción, producción y postproducción y como eje transversal el denominado pipeline, la conexión entre todos los procesos; el orden, en definitiva.

A estas tres fases se refirió Blanco, con una dilatada experiencia en Brasil y España, pero más allá del storyboard (guion interactivo), la mercadotecnia o el diseño de los escenarios y los props (el atrezo de la película), “lo ideal es conocer primero todo el proceso, todas las etapas, aprender desde abajo”. Ahí animó a los jóvenes a presentarse, “sin cortarse”, a las empresas que están en plena elaboración de sus cortometrajes o películas. “Hay luz para los que estáis empezando”, expresó.

En la puesta en práctica de un proyecto propio, los estudiantes que quieran dedicarse a la animación “han de relajarse para tener una buena idea”. Después de pensar, ya viene, según Blanco, la elaboración del dossier y demás documentación para seducir a un futuro inversor. Ahí habría que cuidar el pitching o el arte de vender tu proyecto en poco tiempo y en pocas palabras. Ir a las ferias y los encuentros de animación para sondear el mercado y tener la oportunidad de explicar tu idea también es aconsejable, en su opinión. De todos estos foros, Blanco destacó el “activo y productivo” 3D Wire de Segovia, que se celebra en octubre.

Bob Esponja y su éxito

Si al final el joven consigue convencer a alguien influente para su pieza, es vital priorizar la producción ejecutiva para conseguir financiación y controlar y organizar todo el proyecto. Como ejemplo de idea que sale a flote, Blanco aludió a la exitosa serie de dibujos animados Bob Esponja, que factura 6.000 millones de euros al año y que salió de la mente de un caricaturista y biólogo marino, Stephen Hillenburg, “que dio la clave con unos guiones trabajados y sutiles que divierten a niños y adultos”.

Para la experta brasileña, Klaus, la película de animación que fue candidata al óscar hace unos días y que arrasó en los Annie Awards –la referencia de animación en el mundo-, es un epítome de persistencia y calidad. Para llevarla a buen puerto, 300 personas estuvieron trabajando durante 30 meses con un presupuesto de 40 millones de dólares. Su proyecto primigenio nace en 2009 y diez años más tarde consigue estrenarse en salas, aunque dos semanas después ya estaba en la plataforma Netflix, principal inversora de la cinta.

Blanco, que actualmente está inmersa en la tercera temporada de Nivis –una serie de animación “divertida” para Disney Latinoamérica-, destacó la labor del director de Klaus Sergio Pablos que convenció de la viabilidad de su idea al recaer el enfoque del guion en el personaje del cartero y no  en Santa Claus, como en otras películas de animación. Blanco también destacó la forma de trabajar la personalidad de los personajes creados por Pablos.

Asimismo, Blanco recordó que España “está de moda” en el mundo de la animación y que los nuevos hábitos marcan un declive de la televisión convencional en favor de plataformas como Netflix y HBO, aunque YouTube y las redes sociales también quieren entrar en el mercado. Mientras los nuevos episodios de Pocoyó se van a estrenar en exclusiva en YouTube, Facebook y Twitter lanzarán más de 60 series. De acuerdo con los datos de Blanco, en 2017 la industria de animación española facturó 654 millones de euros y empleó de forma directa a 7500 personas.

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