El papel fundamental de los profesores en el desarrollo de habilidades de sus alumnos

Decidir nuestro futuro laboral es una de los pasos más importantes y complejos que damos cuando se acerca el final de nuestra etapa universitaria. Ante nosotros se abren muchos caminos diferentes y no hay una sola respuesta correcta por lo que las dudas pueden ser interminables.

Para ayudar a sus alumnos, el departamento de Educación ha querido organizar unos talleres en los que profesionales de distintas salidas laborales del sector de la educación han hablado con los alumnos para explicar cómo es el trabajo en determinadas áreas y qué pasos dar para encaminarse hacia la profesión soñada. Unos talleres que también fueron prácticos orientados a ayudar a los alumnos a elegir la mención de especialización en su último curso.

El aprendizaje de idiomas desarrolla el cerebro

La profesora Silvia Villodre fue la encargada de aclarar dudas sobre las salidas como profesores de lenguas extranjeras. Villodre explicó que estos graduados pueden trabajar en centros educativos para niños, pero también para adultos y educación universitaria. También se requieren este tipo de profesionales para instituciones penitenciarias, además de las escuelas de idiomas, centros culturales y escuelas de oficio. Otro de los caminos que pueden seguir los profesores de lenguas extranjeras es la del diseño y elaboración de materiales y proyectos educativos para empresas privadas y públicas.

Villodre aseguró que el aprendizaje de diferentes lenguas desde que los niños son pequeños “hace que el cerebro sea más neuroplástico y favorece la asimilación de otros conocimientos”.

La nueva situación a raíz de la pandemia por coronavirus ha afectado plenamente a la educación y a la forma de dar las clases. Los profesores han tenido que aprender a adaptar sus clases para un entorno online al que no estaban acostumbrados y esto hizo que Villodre reflexionara en torno a la necesidad de improvisación y adaptación que, en muchas, ocasiones el profesor tiene que hacer en el aula. Villodre recomendó a los alumnos “no ser individualista, compartir las buenas prácticas con otros profesores y aprender de todos”. Algunas de las claves para ayudar a los alumnos a seguir un curso y desarrollarse, según la experta, son “enseñar a gestionar el tiempo, motivar y dar confianza y fomentar metodologías participativas”.

También les recomendó preparar el aula antes del curso, “creando una buena atmósfera, preparando las lecciones y el uso del lenguaje, fijar reglas, premios y sanciones desde el inicio y planificar las actividades y las evaluaciones, así como planes de refuerzo”.

En cuanto a las metodologías, la experiencia le dice a Villodre que no hay única correcta: “Tenéis que conseguir el mayor número de metodologías para coger de cada una lo que más se adapte a las necesidades de vuestro grupo y crear así vuestra propia metodología”.

Trabajo en equipo y cultura del esfuerzo en la asignatura de Educación Física

Adrian Solera, profesor de Educación Física, estuvo muy de acuerdo con los consejos que aportó Silvia Villodre y aseguró que son igualmente aplicables para las clases de Educación Física. En cuanto a las salidas, Solera añadió a los centros educativos, la posibilidad de trabajar en campamentos, colonias y actividades extraescolares que forman a los alumnos en los hábitos saludables de realizar ejercicio y trabajar en equipo. Porque, como explicó el profesor, “la educación física es transversal a otras asignaturas y beneficia la salud de los alumnos”. Además de aprender las reglas de muchos deportes, Solera recordó a los alumnos que los “juegos de cohesión y el trabajo en equipo son fundamentales para el desarrollo de los alumnos”. En la asignatura de Educación Física Solera explicó que los alumnos adquieren competencias de comunicación lingüística, con la terminología concreta de cada deporte; y competencias sociales y cívicas como la participación, el esfuerzo y el compañerismo”.

El apoyo en el aula del pedagogo terapéutico

Paula León aportó la visión de la pedagogía terapéutica, otra de las especialidades profesionales que pueden escoger. Para León, los pedagogos “aprenden a ver a cada alumnos de forma individual, a atender la diversidad y a saber detectar y dar respuesta a las necesidades específicas de cada niño”. Tras la detección de estas necesidades, el pedagogo tiene que orientar a los profesores, pero también a las familias de los alumnos aportando el apoyo educativo que necesitan.

“Los profesores compartimos mucho tiempo con los alumnos y tenemos que estar preparados para detectar estas necesidades y dar la voz de alarma. Aprendemos a desarrollar un ojo clínico para la detección”, aseguró Paula León.

Entre los puntos fuertes de esta especialización, León destacó la adaptación a cada niño porque “la infancia forja la vida de cada persona y los pedagogos terapéuticos hacemos que pueda ser una buena infancia para cada niño según sus necesidades”.

“Somos un apoyo fundamental en el aula porque los conocimientos son muy importantes, pero la educación emocional es fundamental”, añadió León, “si un niño no se encuentra bien emocionalmente en el cole no podrá atender ni aprender ni desarrollarse”. Durante la parte práctica los alumnos pudieron proponer cómo llevar a cabo una clase para adaptarse a distintas necesidades especiales de los alumnos y Paula León les recomendó combinar actividades lúdicas con las fichas de trabajo, reforzar la aprobación y el esfuerzo realizado por el alumno, respetar su necesidad de descanso, comprobar que han entendido cada uno de los pasos de una actividad y ofrecer ayuda constantemente.

La puerta al desarrollo comunicativo

La logopeda Marta Beltrán explicó cómo trabajan los maestros especializados en audición  y lenguajes. “Nos especializamos en potenciar las capacidades comunicativas, lingüísticas y abrir el mundo a los alumnos que tienen que vencer esta barrera que es la comunicación. Trabajamos con niños en pleno proceso de maduración por lo que debemos ser muy cuidadosos”.

Entre sus funciones, Beltrán enumeró la preventiva, “elaborando actividades que potencien el desarrollo comunicativo lingüístico dentro del programa educativo y orientando al equipo docente para llevar a cabo esas actividades”; y la detección y la evaluación, “mediante la observación y los test de protocolos de detección”.

Para el taller práctico, Marta Beltrán compartió con sus alumnos un método que ella misma ha creado para el desarrollo lingüístico empleando la papiroflexia como forma de establecer un código de lenguaje junto a  las figuras de papel que se van transformando.

Los comentarios están cerrados.