Exposición "De la divina a la humana: Thesmoforias"

El arte en femenino expone en la Universidad Nebrija

Con motivo de la Semana de la Mujer las profesoras artistas de la Universidad Nebrija pusieron en pie una exposición De la divina a la humana: Thesmoforias. El título recuerda esas festividades anuales en el Tesmoforion dedicadas a la Diosa Démeter y la búsqueda y recuperación de su hija Perséfone raptada por Hades. Suponían un espacio para el saber compartido y la libertad de expresión para las mujeres. Esta exposición forma parte de la actividad del grupo de Estudios Transversales en Creación Contemporánea de la Universidad Nebrija y en ella han expuesto sus obras Kika Beneyto, Amelia Meléndez, Lucía Loren, Alba Soto y Sara Quintero.

“Nuestro grupo de trabajo lleva más de un año trabajando en torno al mito de Deméter, un relato en el que se desarrolla una historia donde distintas mujeres y diosas se ven implicadas. Es un mito que trata la violencia, el dolor de la pérdida y el submundo, pero también trata la alegría del reencuentro, la sanación y la vida. En esta exposición tratamos, a partir de obras plásticas, muchos de los matices que se dan en el mito, como la sanación, la fiesta a la vida o la fuerza de la diosa”, explica Kika Beneyto.

“La exposición colectiva parte de este mito para evidenciar como las mujeres se potencian en y a través del propio grupo. Su disposición en un espacio de tránsito entre aulas invita a las estudiantes a un diálogo intergeneracional, las convoca a iniciarse, a compartir el conocimiento de lo que posibilita la hermandad entre mujeres”, añade Sara Quintero.

Las obras

Cada artista ha representado con su obra una parte del mito o algo que quiere destacar por su significado.

“Mi obra es la representación de Baubo. Este personaje ayuda a sanar a Deméter levantándose las faldas, ambas comienzan a reír y se despierta el poder apotropaico del gesto. Mis dibujos hablan de la irreverencia y de la energía sexual femenina, lejos de los términos de seducción o maternidad. Rescatan el término obsceno desde su significado más temprano que se refiere a lo sexualmente, sabio e ingenioso”, afirma Alba Soto.

Lucía Loren describe su obra de la siguiente manera: “La pieza que presento evoca a las fuerzas telúricas vinculadas con un imaginario cercano a Deméter, diosa del grano y encargada de la renovación de las cosechas cada año. Esta pieza, realizada con una técnica artesanal que se denomina “escriño”, consiste en el tejido con paja de centeno de estructuras contenedoras de grano, que han tenido una función fundamental en la cultura agraria tradicional”.

“En mi obra se ve un grupo de semillas de granada que se repiten dentro de unos círculos blancos a modo de forma sagrada, pues las esferas o los círculos son y han sido siempre formas que apuntan a hechos divinos o infernales”, explica Kika Beneyto.

Por su parte, Sara Quintero propone dos piezas “a partir de la figura de Hécate que se apropian de la iconografía religiosa y del simbolismo cristiano para plantear una reflexión sobre las actuales políticas sociales. La apropiación de un objeto devocional no artístico, sitúa al espectador frente a las herramientas con las que se contaba en el pasado para sobrevivir a la violencia, para pensar sobre lo que las mujeres realmente desean o necesitan en el presente y que su contexto político y social les debe proporcionar.

En Estampa devocionaria de Hécate he adaptado una de las representaciones antiguas de Hécate imitando las estampas de vírgenes o santas que se encuentran en las iglesias, tiendas de artículos religiosos o como merchandising de museos. El collage digital se completa con un dibujo a grafito de las cabelleras de las amigas que rodean a la diosa. He modificado también las descripciones y oraciones devocionarias que originalmente  figuraban en ellas. En Detente bala, el Corazón de Hécate está conmigo he recogido la idea  que ya tuvieron durante la guerra civil los falangistas al apropiarse de la imagen del “Corazón de Jesús” que sus mujeres cosían en una pieza de tela que llevaban consigo al campo de batalla para que les protegiera de las balas, los detentes. He adaptado ese formato a papel con impresión digital de un hipotético “Corazón de Hécate” un collage digital a partir del “Corazón de María” con flores y un fragmento del dibujo de Mallarmé de esta diosa”.

La contribución de Amelia Meléndez ha sido “la Invitación al Tesmoforion, un texto en forma de arenga poética basado en las lecturas de los himnos órficos y homéricos dedicados al mito de Démeter y Baubo, de la comedia Las tesmoforias del dramaturgo griego Aristófanes e invocaciones a Hécate empleadas por la Wicca. El texto es voluntariamente críptico en su sobreabundancia de sustantivos”.

La mujer en el mundo del arte

Las artistas han compartido cómo ven el papel y la presencia de las mujeres artistas en el mundo del arte y aprecian cierta desigualdad en varios campos. “Cuando conocemos el número de artistas que han sido ganadores en convocatorias como el Premio Nacional de Artes Plásticas o el Premio Nacional de Fotografía, o el número de artistas que participan en ferias de arte como ARCO, vemos que hay un gran desequilibrio de cifras, lo cual significa que efectivamente el género sigue siendo un factor de desigualdad. Contribuir a la conciencia feminista es no incluir al género como rasgo que defina la calidad o el valor de una obra.” afirma Beneyto.

Desde los años 60, el arte ha sido vehículo para reivindicar la lucha feminista porque “su impacto visual ha sido muchas veces más clarificador y directo que la difusión escrita. Ha sido el detonante de cambios sociales significativos con respecto a la identidad de género al dar visibilidad a conflictos personales compartidos con un público necesitado de referentes y de un ámbito de discusión”, explica Sara Quintero.

Lucía Loren asegura que para seguir creando conciencia feminista en el arte es necesario “generar narraciones que incluyan a la mujer como parte activa y transformadora de la sociedad, no sólo como objeto de representación pasivo”.

Y el cambio sigue siendo necesario porque, como cuenta Amelia Meléndez “La situación de la mujer en el mundo del arte sigue conservando una paradoja intolerable: la presencia de jóvenes mujeres en las aulas de Bellas Artes equivale a un 80-90% del alumnado, pero después de graduarse su supervivencia como artistas en ejercicio, con presencia en el mercado, adquisición de obra por parte de colecciones públicas o privadas, visibilidad en muestras y ferias internacionales termina diluyéndose”.

Alba Soto asegura que sigue haciendo “más barreras para las mujeres artistas porque nuestra capacidad e inteligencia se sigue cuestionando”.

A pesar de que las cifras todavía muestras la desigualdad, Kika Beneyto tiene esperanza en el cambio porque “ya hay ferias que han surgido hace poco tiempo que trabajan con la paridad en la selección de galeristas y artistas, lo cual ayuda a que este desequilibrio se vaya haciendo cada vez menor”.

Lucía Loren afirma que “las artistas necesitamos del apoyo y reconocimiento a nivel generalizado de instituciones y sociedad para que se vayan difuminando todas esas barreras inherentes al género”. Entre las iniciativas que están surgiendo con este fin destaca la  Asociación de Mujeres en las Artes Visuales, compuesta por más de 500 socias procedentes de todos los territorios del Estado español, que abarcan los diversos ámbitos de las artes y Mujer mira Mujer, una asociación entre cuyos objetivos estar el afianzar y poner en contacto a colaboradoras, teóricas, comunicadoras, coleccionistas, investigadoras y artistas, en una página web dónde se recogen entrevistas, presentaciones y proyectos invitados.

“Los cambios serán más efectivos cuando se cumplan las leyes en toda su amplitud y se implique el sistema educativo. Las transformaciones culturales son profundas cuando derivan de una educación transgresora”, añade Sara Quintero.

Esta exposición se podrá ver hasta el 22 de marzo en la Escalera de Rectorado del Campus de Madrid-Princesa de la Universidad Nebrija.

Los comentarios están cerrados.