Un impulso cargado de estrategias y reflexiones para abordar la Agenda 2030

La cooperación internacional, la Agenda 2030 -impulsada por la ONU y que contempla 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)-, las alianzas nacionales e internacionales para tratar de atender a los colectivos vulnerables, y el papel de las universidades en una formación de calidad compusieron la jornada final de la Semana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija. Las ponencias y el debate del encuentro Alianzas y cooperación internacional para el desarrollo sostenible congregaron a personalidades destacadas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), de CIFAL-Málaga / United Nations Institute for Training and Research (UNITAR), del Ayuntamiento de Málaga, de ActionAid International Federation y de la Universidad Anáhuac (México).

Además, el acto, organizado de forma híbrida –en el campus de Princesa y en línea-, contó con la presentación oficial del Máster en Alianzas y Cooperación Internacional para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nebrija que, según las palabras de su directora, Tahina Ojeda, recoge un espíritu “transversal” que incluye al sector público y privado y a las organizaciones sociales. El Máster, puesto en marcha por el Departamento de Relaciones Internacionales, cuenta con la colaboración de United Nations Institute for Training and Research (UNITAR).

En la primera parte de la jornada, Magdy Martínez Solimán, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), acotó la Agenda 2030 como una propuesta “transformadora, universal y responsable” que persigue “el concepto de no dejar a nadie atrás” y de atender a las personas de colectivos vulnerables. Este compromiso, en su opinión, es “una obligación ética y un buen telón de fondo hacia donde queremos caminar”. No obstante, advirtió de la importancia de ser coherentes en las políticas de respeto de derechos humanos dentro y fuera de las fronteras, “no predicando el trigo que luego no damos”.

Más que construir una escuela

Atendiendo a que las intervenciones en el desarrollo han de ser “sistémicas” y que incluyan temas de paz, seguridad o derecho, entre otros aspectos, y no limitarse a “construir un pozo o una escuela o proporcionar semillas a un grupo de agricultores”, Martínez Solimán reflejó que, en España, la política va por detrás de la sociedad en asuntos de cooperación, una situación que se invierte en otros países europeos.

En este contexto, la AECID, “el centro de gravedad y la locomotora” de la cooperación española, está “ahora bastante maltrecha” en el terreno económico; “no está en una buena situación, pero nos toca volver a ponerla a flote e incrementar los recursos donde más importa, por ejemplo, en temas de salud pública global”.

Del mundo académico, Martínez Solimán reclamó espacios de encuentro y generosidad porque “el tiempo de la gestión es rígido y el de la reflexión, flexible” y ambos aspectos, resultan, para él, primordiales para afianzar alianzas en la cooperación internacional.

Sobre este último aspecto, Félix García Lausín, director del Espacio Iberoamericano del Conocimiento, de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), solicitó a las universidades, además de reflexión, la incorporación en los desarrollos curriculares de temas como la sostenibilidad, y en la investigación, una apuesta por los criterios de la Agenda 2030, que la pandemia “ha alejado” del debate público.

Educación, cohesión social y cultura

La Secretaría General Iberoamericana, creada en el año 2003 para apoyar a los 22 países miembros que participan en las Conferencias y Cumbres Iberoamericanas, celebra, precisamente el 21 de abril en Andorra la siguiente reunión de alto nivel, que lleva por lema Innovación para el desarrollo sostenible – Objetivo 2030. Iberoamérica frente al reto del coronavirus. En ella está prevista la creación del observatorio epidemiológico iberoamericano.

García Lausín afirmó que la SEGIB promueve la cooperación iberoamericana en los ámbitos de la educación, la cohesión social y la cultura. Gracias a las alianzas de toda naturaleza, advirtió también que resulta esencial cumplir los acuerdos suscritos en materia de desarrollo sostenible.

Por su parte, Julio Andrade, director de CIFAL Málaga -United Nations Institute for Training and Research (UNITAR)-, denunció que, por los efectos de la pandemia, el mundo “ha quedado interrumpido” y ha afectado a los grandes desafíos de la Agenda 2030, de la que “todos debemos ser motores de atracción para que avance”.

Asumiendo que la cooperación “va mucho más allá de la ayuda humanitaria”, Andrade apuntó al consumo responsable, al respeto a los derechos humanos y al valor de los centros educativos como agentes destacados en esta lucha por la equidad. También tuvo un mensaje para las grandes empresas: “Cuando hablo con líderes empresariales les digo que no hay que ser egoístas, que pueden ser palanca de cambios; si marcan unos objetivos y unos indicadores transparentes, podemos ayudarles a diseñar estrategias”.

Suscriptores y gestores

El director de CIFAL Málaga instó a las universidades a permitir la entrada del ámbito empresarial, a dirigirse a una formación personalizada que no olvide fomentar un sistema de becas, y a impulsar equipos más multidisciplinares. En esta tarea de cooperación internacional, Andrade integró también a las personas reconocidas en sus trabajos porque “a los suscriptores se le escucha más que a los gestores”.

Cerrando el primer bloque, Ruth Sarabia, concejala de Participación ciudadana, Acción exterior y Cooperación del Ayuntamiento de Málaga, defendió la aportación local al entramado de cooperación internacional y en concreto explicó los 26 años que su municipio lleva inmerso en este empeño en colaboración con las 141 asociaciones que conforman en Málaga una red solidaria internacional. Según las cifras aportadas por la concejala, Málaga destina el 0,5% de su presupuesto a la ayuda al desarrollo, cuatro décimas más que la media nacional. “Cuando la cooperación internacional funciona, el mundo sale ganando”, aseguró.

Ana Rosa Alcalde, directora de Programas y Compromiso Global de ActionAid International Federation, abrió la segunda parte de la jornada. En una defensa por vincular sectores como el de la educación y la fiscalidad y por invocar a la colaboración de organizaciones diferentes (feministas, sindicatos, productores agrícolas…) para lograr objetivos comunes, Alcalde reivindicó una transformación de las reglas de juego mundiales y una reformulación de las acciones y las estrategias económicas en cooperación. “La Agenda 2030, un programa de gobierno para el mundo, es el mejor acuerdo posible en este contexto convulso. Las tensiones políticas emergen cuando pensamos en cuáles son los caminos para conseguir los objetivos”, añadió Alcalde, que hizo un especial hincapié en la “justicia climática”.

Por último, Jorge Pérez-Pineda, investigador especialista en sector privado y desarrollo, y profesor de la Universidad Anáhuac (México), enumeró varios aspectos que la cooperación internacional no puede pasar por alto: claridad de los roles entre los diversos actores, transparencia y diálogos inclusivos, marcos regulatorios claros, la capacidad de innovar, la interacción de estrategias y las alianzas público-privadas. “La búsqueda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se están produciendo a diferente ritmo, hace falta orquestar -que no es lo mismo que liderar- políticas y una gobernanza más clara”, señaló.

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