Último repaso antes de las pruebas de acceso a la Universidad

La EVAU, EBAU o antigua Selectividad ya aparece por el horizonte. La Universidad Nebrija, a través del Instituto Nebrija de Competencias Profesionales, quiere aportar su granito de arena para abordarla con garantías. Tres profesores ofrecen pistas para el repaso y el estudio en estas fechas cruciales para los estudiantes que concluyen el bachillerato. Almudena Hidalgo, Maite Uribarri y Carlos García Crespo, junto a María Cacho, participaron en el ciclo Marca la diferencia. Nebrija hacia la EVAU, organizado por el Departamento de Desarrollo Universitario de la Universidad Nebrija.

 

Almudena Hidalgo. Psicóloga y experta en el desarrollo de competencias y habilidades clave para el futuro desempeño profesional de los alumnos.

7 Consejos para tu rendimiento académico. Controla tu ansiedad y reduce el estrés generado por los exámenes:

  1. Lo primero es utilizar una agenda y apuntar en ella todas las tareas que tienes que realizar en el día, a lo largo de la semana o en el mes. De esta manera, no perderás fechas importantes, entregarás trabajos a tiempo y llegarás mejor preparado a los exámenes, pero no consiste solo en hacer la lista de tareas, sino también en saber cuánto tiempo te va a llevar cada una.
  2. Para ello, la segunda clave: time boxing; que significa acotar el tiempo que voy a dedicar a la tarea, ponerle hora de inicio y hora de fin. De esta manera, podrás hacer una planificación más realista sabiendo el tiempo que te lleva o el que quieras dedicarle a cada tarea.
  3. Prioriza tus tareas. Deberás dedicar la mayor parte de tu tiempo a aquellas tareas que te lleven a conseguir tus objetivos. Para ello puedes utilizar la matriz de Eisenhower, que nos ayuda a clasificar las tareas según su importancia y su urgencia. Aquellas que son importantes y urgentes serán las que tengas que realizar primero; las importantes y no urgentes podrás planificarlas; las no importantes y urgentes podrás delegarlas, y las no importantes y no urgentes deberías eliminarlas.
  4. Identifica tus ladrones del tiempo; es decir, aquello que te roba tiempo y no te aporta nada en la consecución de tus objetivos. Por ejemplo, el móvil, las redes sociales, Netflix, la Playstation, procrastinar (posponer nuestras tareas) o incluso nuestros amigos. Aquí la clave es identificar mis ladrones y hacer un plan de acción concreto para controlar cada uno de ellos.
  5. Aprende a decir que no. Esto te ayudará a concentrarte en las tareas importantes y a controlar tus ladrones.
  6. Utiliza la Técnica Pomodoro. Te ayudará a gestionar mejor el tiempo y aumentar tu nivel de concentración porque te concentrarás en una sola tarea. Este método propone estructurar el tiempo de estudio en periodos cortos pero intensos. Se trata de dedicar 25 minutos de estudio intenso y hacer 5 minutos de descanso. Otro “pomodoro”, de 25 minutos y 5 de descanso. Al completar cuatro “pomodoros”, haz un descanso más largo de 20 o 30 minutos. Aquí es fundamental desconectar bien para que nuestro cerebro descanse y vuelva a rendir después al mismo nivel.
  7. Planifica varios repasos antes del examen. Según los estudios sobre memoria, la curva del olvido va cayendo de manera pronunciada a medida que pasa el tiempo, por eso, si planifico un repaso al cabo del tiempo, conseguiré que la curva vuelva a subir y luego la caída será menos pronunciada. Así podré fijar mejor los conceptos y recordarlos más.

 

Maite Uribarri, psicóloga y experta en el desarrollo de competencias profesionales, metodologías activas y aprendizaje personalizado.

Consejos para abordar la EVAU desde el enfoque de inteligencias múltiples.

  1. Inteligencia lógico-matemática. Una de las cosas por las que nos dan miedo los exámenes y acabamos teniendo ansiedad es porque vemos delante de nosotros una tarea titánica. Imaginaos que fuerais escaladores; ¿os imagináis un escalador que pare todo el rato para mirar cuánto le queda? Se pondría nervioso y se bloquearía. Lo mismo nos ocurre a nosotros, divide, divide, divide todo lo que tengas en temas, divide el tiempo de estudio en horas, siempre vas a poder aprovechar el tiempo. Céntrate en pensar cómo dar un salto del 0 al 1, del 1 al 2, del 2 al 3, y no del 0 al 10, que es cuando nos parece que todo es inabarcable.
  2. Inteligencia corporal. Muchas veces, cuando estamos nerviosos, intentamos evitar la sensación de ansiedad y eso es justo lo contrario a lo que debemos hacer. Tenemos que sentir la sensación, notar lo que sentimos en el cuerpo, dónde está localizado el nerviosismo, en la boca del estómago o en la garganta. Al ir notando las sensaciones, dejaremos de pensar y nos ralentizaremos; tenemos que ser amigos de la emoción que estamos sintiendo porque si no, cuando la sintamos en el examen, nos pondremos mucho más nerviosos.
  3. Inteligencia lingüístico-verbal. Hay que encontrar un mantra, algo que nos dé alegría, algo que nos dé ánimos, pero que no sea exagerado. Si me digo que soy el mejor del mundo, no me lo voy a creer; hay que adoptar un mensaje positivo pero realista. Si conseguimos que sea algo que rime, que tenga una cadencia casi hipnótica, será mucho mejor porque será más fácil recordarlo.
  4. Inteligencia natural. A veces cuando veáis recomendaciones para la EVAU, leeréis en muchos sitios que no es recomendable tomar café o tomar excitantes, podéis usar aceite esencial de romero, pero cuidado porque es irritante, podéis usarlo con difusor o hay personas que se ponen unas gotitas debajo de la nariz. Hay estudios que demuestran que este aceite esencial incrementa la concentración y la memoria hasta un 75%.
  5. Inteligencia intrapersonal. Tenemos que tratarnos bien, me da igual lo que hiciste mal, es imposible no meter la pata. Si te quedas todo el rato pensando en el pasado, no avanzarás, tienes que encontrar la manera de aplicar humor a aquello que no funcionó en el pasado para poder seguir. Lo que eres no es lo que haces; igual hiciste algo mal, pero eso no significa que seas lo peor. Recuerda esta frase y aplícala cada vez que te pongas nervioso y empieces a tener pensamientos negativos: lo que soy no tiene que ver con lo que hago.
  6. Inteligencia musical. No está bien escuchar la misma música para estudiar que para salir por la noche. No me concentraré. Si me pongo música que conozco, es más probable que me distraiga; si me pongo música con letra, también es más probable que me distraiga. La música que me guste y me ponga de buen humor es la que voy a utilizar para ir al examen, ponérmela de camino y mentalizarme, o para salir de un pensamiento negativo.
  7. Inteligencia interpersonal. Lo ideal sería encontrar un compañero de estudio. Si nos complementamos con alguien, nos da vergüenza ser percibidos como personas no cumplidoras y entonces es más probable que hagamos aquello a lo que nos hemos comprometido. No nos vale cualquier compañero de estudio. Debería ser alguien centrado, responsable y que quiera hacer bien las cosas, alguien del que no estemos todo el rato tirando y alguien que no nos amargue la vida, alguien realista. Si tenemos como compañero alguien que construye castillos en el aire, acabaremos haciéndolo nosotros también. Al principio del día tenemos que hablar cómo nos organizamos y al final del día, quizás más que decir hasta dónde hemos llegado, tenemos que ponernos preguntas mutuamente porque cuando repasamos juntos es más probable que el contenido acabe quedando en la memoria.

 

Carlos García Crespo, coach senior ejecutivo especialista en Comunicación

¿Cómo tener éxito a la hora de comunicar?

1- Ten claro cuál es el mensaje clave, de qué vas a hablar. Muchas veces nos ponemos a hablar y no tenemos muy claro cuál es la idea principal que yo quiero que se quede en la mene del interlocutor. Tiene que ser una frase sencilla, corta, enunciada en términos positivos y que invite a la reflexión, a pensar o simplemente que se quede grabada en la mente de mi interlocutor.

2.- Estructura del mensaje. El mensaje hay que estructurarlo, no podemos empezar a hablar sin tener muy claro cuál va a ser la apertura, el desarrollo y el cierre: las tres partes en que todo mensaje debería estar estructurado si queremos facilitar la comprensión con el interlocutor.

3.- La ejecución del mensaje. Para ejecutarlo, utilizamos varios lenguajes: el lenguaje verbal (las palabras, qué quiero contar yo en ese mensaje) y el lenguaje no verbal, con sus dos componentes: el paraverbal o de la entonación (todo lo relacionado con la voz: el ritmo, la velocidad, el timbre, la cadencia, los silencios…) y el corporal (gestos faciales, movimiento de los manos…). El movimiento del cuerpo nos ayuda a reforzar y enriquecer nuestro mensaje.

Para que mi mensaje llegue, para tener éxito en la comunicación, para conectar bien con tu audiencia y tu interlocutor es clave tener la idea principal, estructurar el mensaje y ejecutarlo bien.

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