La mujer que fue a la cárcel por usar mal el subjuntivo y otros cuentos fantásticos

No hemos querido añadir nada al titular de esta crónica. Con el mismo anzuelo de palabras anunció su clase magistral Agustín Garmendia, director de los departamentos de Edición internacional y de Marketing de la Editorial Difusión. Suscitó interés con sus ejemplos y reflexiones. Su conferencia es el cierre tradicional del Máster Universitario en Didáctica del Español como Lengua Extranjera Nebrija-Difusión, que dirige Ocarina Masid.

Vamos al lío. En definitiva, lo que Garmendia quiso trasladar, con multitud de ejemplos y planteando preguntas a los asistentes, es qué deberíamos tener en mente cuando estamos enseñando o aprendiendo una lengua extranjera. La comunicación eficaz y el reflejo del léxico como “vertebrador” del discurso son aspectos que, para él, han de cuidarse en clase: “Muchas veces estamos obsesionados por la gramática, la morfología, la ortografía y no nos damos cuenta de que lo importante en un mensaje es su significado”.

En su opinión, “los malentendidos más graves” vinculados a la lengua no son gramaticales sino sobre todo pragmáticos. “Nadie tiene problemas con una persona porque no use bien las preposiciones, pero sí con otra que no sepa los ritos para pedir perdón. Esto tiene que ver con cómo interactuamos en la sociedad”, aclaró.

Cortesía y tabú

Reseñando que cuando hablamos de choque cultural no nos referimos solo a las lenguas, Garmendia, que elabora materiales didácticos desde hace 25 años, profundizó en la cortesía, las formas de tratamiento y los temas tabú. Por ejemplo, en España, el uso de `por favor´ y `gracias´ o el uso de `usted´ resulta “muy diferente” al de los franceses. Igual apreciación ocurre con una conversación en voz alta.

No obstante, ¿qué tipo de contenidos hacen falta en las clases de español como lengua extranjera? “Nuestras preferencias personales no deberían ser el factor principal en esa selección”, contestó el director de los departamentos de Edición internacional y de Marketing de la Editorial Difusión, que defendió el empleo de videos o textos audiovisuales como una parte fundamental de entender el mundo y la cultura” y “no como un regalito o un elemento motivador”.

En este sentido, Agustín Garmendia reivindicó el papel del maestro en las interactuaciones de los alumnos con los textos: “¿Queremos ser docentes o monitores? Hay lugares que, en vez de profesores de lenguas hay monitores que ayudan a los alumnos a responder las preguntas de las plataformas o a poner el vídeo en el momento adecuado en vez de guiarlos”.

El formador de profesores comparó a los aprendientes con los yanomamis, pueblo que vive entre Brasil y Venezuela, que evitan pronunciar sus nombres. “Hay que situar en el centro de la enseñanza-aprendizaje a los alumnos, que no tienen que aprender, lo primero, a decir en otra lengua cómo se llaman. Debemos estar más atentos a cómo son y no a pasar la apisonadora de nuestro currículum”.

Seguiremos buscando en otras conferencias de Garmendia a la mujer que fue a la cárcel por usar mal el subjuntivo. La originalidad del título mereció la pena para debatir temas de fondo en el aprendizaje del español.

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