Innovación

Crisis y visión, las dos únicas razones por las que una compañía busca el cambio y la innovación

“En arquitectura la clave es la pieza que sustenta todo el peso de una bóveda o de un arco. Sin ella, estos elementos se desmoronarían. He utilizado este símil como título para este ciclo de conferencias porque ayuda a entender la importancia de la innovación. Si no existe innovación no existe la clave para poder sustentar la empresa en el futuro”. José Ángel Zabalegui, profesor de la asignatura Tendencias de financiación de nuevas empresas en la Facultad de Economía y Empresa, justificó así el título del ciclo de conferencias que ha bautizado Innovación: la clave de bóveda de una empresa.

Los alumnos de la facultad pudieron escuchar las ponencias de Alejandro Arranz Stancel, director de Open Innovation & New Technologies en Mahou San Miguel, y Gabriel Weinstein, Board Member & Managing Partner Europe de Olivia Global.

Alejandro Arranz levantó el telón de la innovación. Comenzó compartiendo con los alumnos las cifras de Mahou San Miguel Group, “una empresa familiar, líder en el mercado cervecero español con más de 130 años de historia”. El grupo cuenta con 10 centros de producción con la última tecnología y promueve la innovación “abierta y ágil”.

Reconocimiento

Desveló Arranz que además de impulsar la innovación, Mahou San Miguel es la compañía del sector de consumo más reconocida por su compromiso durante la crisis del covid. “Hemos invertido 75 millones de euros a fondo perdido para reactivar la hostelería. Nos gusta hacer las cosas bien, de ahí que sea la compañía más premiada en certámenes cerveceros, la marca más elegida y con mejor reputación de España”.

Respecto al concepto de innovación abierta explicó Arranz que “la compañía genera modelos de trabajo en función de las necesidades de cada tipo de colaboración. Ésta puede ir en busca de alianzas o de oportunidades de inversión”.

En Mahou, de lo que se sienten más orgullosos es del Barlab. Creado en 2016 es la marca de innovación abierta del grupo, “cuenta con seis ediciones más de 500 participantes y 17 empresas aceleradas”, matizó.

Además, han creado Barlab Ventures un nuevo portal de innovación abierta que sirve como herramienta para posicionarse y relacionarse con el ecosistema emprendedor. El Barlab Ventures canaliza estas relaciones de forma bidireccional, de dentro a fuera y de fuera a dentro. Así hemos creado un ecosistema de colaboradores y partners que nos da la oportunidad de generar negocio con bases de datos de start ups además de construir modelos de negocio que generen modelos win win”.

El futuro no es una ciencia exacta

Alejandro Arranz concluyó su conferencia y le cedió el micrófono a Gabriel Weinstein que arrancó su charla de manera más vehemente que su compañero. “Me dedico a cambiar empresas. Crisis y visión son las dos únicas razones por las que una compañía busca el cambio y la transformación”, señaló.

Weinstein se preguntó cómo trabajar sobre el futuro cuando, a priori, es irreconocible. Sostiene el director de expansión de Olivia en Europa que “partiendo de la base de que el futuro no es una ciencia exacta, la habilidad número uno para la innovación es la creatividad”.

Aunque nos empeñemos, el futuro no puede ser estudiado. Artículos que titular cosas como, por ejemplo, que el 66% de las ocupaciones corren el riesgo de perderse en el futuro no le merecen ningún tipo de credibilidad al que fuera seleccionado en 2014 para formar parte de GSP en Singularity University. “El futuro no es una ciencia exacta. Cómo sabemos que será un 66% o un 45% como dicen otros titulares”.

Para ser capaz de innovar en un mundo en el que todo evoluciona a la velocidad del rayo, Gabriel Weinstein, reconocido como una de las 35 personas más inspiradoras, creativas y talentosas de Argentina, recomendó a los alumnos tener “cuidado con los gurúes”, porque para innovar hay que “diseñar un futuro, identificar las señales que están en el presente y, por último, pasar a la acción. Siempre atentos a las variaciones, porque el futuro no es lineal, tiene puntos de inflexión que pueden cambiar la dirección de las señales”.

Ejercicio de futuro

Weinstein puso a prueba la capacidad del auditorio con un ejercicio en el que les reveló tres señales presentes con las que les instó a imaginar un futuro.

A saber. La primera señal, un señor organizar un crowfunding para pagar su tratamiento médico. Segunda señal, los activistas del cambio climático ha decidido no tener hijos. Tercera señal, las tiendas empiezan a colocar cámaras capaces de predecir quien puede robar y así prohibirles el acceso.

Gabriel Weinstein invitó a los alumnos a que fueran lo más disruptivos posibles porque “el futuro siempre lo es”. Por las paredes del salón de actos sobrevolaron ideas como que el futuro el dinero será compartido, que viviremos como en los juegos del hambre o que llegará el día que se premiará no tener hijos.

Weinstein finalizó su exposición recordando a los alumnos que para establecer escenarios futuros lo primero que hay que hacer es olvidarse de uno mismo. “Lo que vaya a evolucionar el futuro lo hará a pesar de si valemos o no para ese escenario. Además, para diseñar el futuro no olvidéis también mirar 20 años atrás para poder ver que pasa. Porque el ser humano no repetimos la historia, repetimos patrones”, concluyó.

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