El acoso es un tema del que da miedo hablar. Es una realidad que bloquea nuestra mentalidad colectiva. De hecho, no sabemos cómo afrontarlo y, por eso, en la mayoría de las ocasiones lo ignoramos. El Instituto Nebrija de Competencias Profesionales, en su afán por dotar de conocimientos y habilidades, ha organizado una conferencia bautizada Hablemos de acoso: prevención, detección, parada y recursos con el objetivo de acercar y entender el acoso, para ser capaces de lidiar con él.
Blanca Pastor Alonso, directora del Gabinete de Psicopedagogía de la Universidad Nebrija y Fernando Aguilar Galindo, psicólogo clínico del Instituto Piñuel, experto en materia de relaciones psicológicas tóxicas, Amor Zero, Mobbing y Bullying, compartieron sus experiencias con esta lacra social que, como bien dijo Aguilar, “cada mes y medio provoca el suicidio de un menor”.
Las cifras son espeluznantes. Ambos ponentes hicieron hincapié en la importancia de la prevención y los protocolos. Además, ofrecieron las pautas necesarias para que ante un caso de acoso sepamos cómo actuar para combatir de una vez esta lacra social. Sin mirar para otro lado. Porque todos somos responsables y como colectivo siempre todos podemos hacer algo. Ya seamos profesores, tutores, padres, compañeros o amigos.
Protocolo universitario
Blanca Pastor Alonso centró su parte de la ponencia en definir qué es el acoso, los tipos de acoso y el protocolo que tiene estipulado la universidad en el caso de que surja un asunto de acoso. Que va desde la detención “inmediata del hecho”, la visita privada al gabinete que dirigir, “tanto del acosado como del acosado”, puesto que con este último hay que hablar en privado, avisarle de lo que se está jugando y apercibirle.
“Enviamos al acosador también al gabinete, porque bajo ese comportamiento bullen razones que necesitan tratamiento”. Por supuesto, se abre un periodo de instrucción en el que se informa a los diferentes responsables de la institución y se habla también con los testigos “por escrito y de manera individual”. Por último, “se notifica lo sucedido y se le otorga el seguimiento necesario”.
La directora del Gabinete de Psicopedagogía finalizó su ponencia recalcando que no existe un perfil del acosado. “Aunque tengamos una idea preconcebida, todos podemos ser víctimas de acoso”. Lo que sí existes es un perfil del acosador. “Suelen ser personas narcisistas, psicópatas, con un trastorno límite de la personalidad, paranoides, impulsivos, intolerantes, irresponsables, etcétera. Suelen ser personas obsesivas a las que les gusta el poder”, resumió.
Estudio Cisneros X sobre Acoso Escolar
Fernando Aguilar Galindo basó su conferencia en el Estudio Cisneros X sobre Acoso y Violencia Escolar (AVE) realizado en 14 comunidades autónomas, en 1.150 aulas de Primaria a Bachillerato, en las que se evaluó a 24.990 niños. Un informe que tiene un error muestral de más menos 0.94% y un nivel de confianza del 99,7%.
El estudio llegó a la conclusión que la incidencia de acoso y violencia escolar en España es de un 24%. “Hoy estas cifras rozan el 30%. Estamos hablando de algo tan antiguo como las guerras, la hostigación animal al que se le ha puesto un nombre, bulling, acogiéndose a las heridas que no se ven. Es un viejo problema que sufren los niños y niñas de 7 a 17 años. Observamos con tristeza que cuando surge se mira para otro lado. El caso es que los protocolos existen, pero parece que da miedo recurrir a ellos”, denunció.
Aguilar, como su compañera, comenzó definiendo el acoso según la teoría del noruego Olweus, pionero en el estudio de la victimización en entornos escolares y creador de Programas de Prevención. Sostiene Olweus que el acoso psicológico se corresponde con “una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza el alumno contra otro u otros, a los que elige como víctimas de repetidos ataques. Esta acción, no es en absoluto trivial ni casual, sino negativa e intencionada, y sitúa a sus víctimas en posiciones de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios (indefensión). La continuidad de estos ataques provoca con el tiempo en las víctimas una serie de efectos claramente negativos: disminución de su autoestima, estados de ansiedad, cuadros depresivos e incluso cuadros de estrés postraumático infantil, que dificultan su evolución e integración a medio plazo en el medio escolar”.
El Estudio Cisneros tipifica 25 comportamientos diferentes de acoso cuyo punto álgido surge en la primaria, concretamente entre los cursos de Tercero y Sexto. Durante la ESO también se produce, pero decrece de año en año hasta llegar al 10% y subir al 11,4’% en Bachiller.
La importancia de la prevención
“Está claro que las políticas buenistas de paños calientes no funcionan. Hay que proteger a la víctima y prevenir, una palabra clave. Hoy por hoy no hay intención política de adentrarse en el tema porque la gente no quiere encontrarse con la mala noticia de esta lacra. Estamos obviando una realidad que tenemos a las puertas”, subrayó el especialista en bulling.
Para empezar, insistió en el analfabetismo que rezumamos como sociedad respecto al acoso, de manera que tampoco tenemos en cuenta el sufrimiento de las familias. “Al final el acosado termina marchándose del colegio, incluso de la ciudad ante la terrible impotencia del personal docente que no sabe qué hacer”.
Aguilar advirtió que la mayoría de los centros no disponer de formación específica para los profesores y el personal del centro. “Para colmo, suelen tener un concepto erróneo del acoso y se plantea como un conflicto. Error. Cuando hay un hostigador que quiere destruir a otra persona no hay conflicto, es un asunto diferente. No es un tema de mediación. ¿A una mujer maltratada la obligamos a sentarse frente a su maltratador porque estamos ante un conflicto?”.
Lamentablemente, hoy las víctimas son tratadas como la causa del problema. Si en un aula de 20 personas 19 conviven perfectamente, pero hay uno que denuncia acoso, tendemos a pensar que es el raro, el paria, el que tiene el problema de socialización, el que no debe estar allí. “Otro error. Se les culpabiliza y se les hace responsables de lo que ocurre. Los profesores improvisan sobre la marcha medidas que son contraindicadas. Tienen conceptos erróneos de la sanción, cuando la no sanción de la conducta de un acosador, por mínima que sea, conduce a la impunidad y a que el acoso se incremente”.
Daños psicológicos
Los niños acosados terminan muy dañados psicológicamente. De cada 100 niños víctimas de acoso y violencia escolar el 53% presentan indicadores clínicos de estrés postraumático, un 55 % presentan indicadores clínicos de depresión, el 43% presentan indicadores clínicos de ansiedad, el 30 % presentan flashbacks, el 38 % presentan riesgo autolítico (ideación suicida) elevado, el 57% presentan disminución de la autoestima, el 55 % presentan somatizaciones y el 53% presentan una imagen negativa de sí mismos.
“Para colmo en la sociedad está muy arraigado eso que llamamos Síndrome de negación y la trivialización del acoso escolar. Es muy común escuchar frases como: En nuestro colegio no hay maltrato, en otros sí. Hay que aprender a manejarse en la vida. El maltrato forja el carácter. Yo también lo sufrí y aquí estoy. Los acosadores son los fuertes y los fuertes son los que triunfan en la vida. Era solo una broma; son cosas de niños y no hay que meterse. Aprende a defenderte por ti mismo. Tú no les hagas caso, haz como si no fuera contigo. Es sólo un caso aislado; lo mejor es pasar página. Dejemos pasar el tiempo a ver si remite la conducta de acoso. No podemos esperar a que exista un daño psicológico para intervenir. Mandamos a nuestros hijos al colegio no a la guerra”.
Nueve retos para erradicar el acoso escolar
Así las cosas, Fernando Aguilar terminó su ponencia haciendo verdadero hincapié en los nueve retos que tenemos como sociedad para erradicar el acoso:
- Dejar de trivializar el Acoso Escolar como algo normalizado. El acoso y la violencia psicológica son violencia verdadera.
- Salir de la negación de los centros escolares ante el acoso escolar. Los centros deben dotarse de Procedimientos de Prevención que incorporen la medición obligatoria y la evaluación temprana en las primeras fases.
- Desenmascarar el mito de la culpabilidad de las víctimas. Hacer visible la invisibilidad de las víctimas y hacer patente su inocencia. Evitar la revictimización secundaria.
- Hacer prevención del acoso escolar, significa entenderlo como un proceso con diferentes fases. Sólo podemos prevenir el acoso escolar con éxito en sus primeras fases.
- La evaluación temprana como herramienta nuclear de la prevención. Prevenir el Acoso Escolar requiere aplicar periódicamente cuestionarios psicométricos, estadísticamente fiables y válidos para establecer el perfil de riesgo por AVE en cada aula.
- Comprender y explicar cómo y porqué se producen ciertos fenómenos extraños y habituales en todas las situaciones de acoso escolar.
- El Acoso Escolar no contenido produce niños con personalidades psicopáticas, socialmente tóxicas en el futuro.
- Actitud Proactiva: Anticiparse, medir y mapear el territorio. Cuando el acoso ocurre, ya hemos llegado tarde. Es necesario adoptar protocolos preventivos antibullying.
- Validar los programas de intervención y prevención mediante evaluación. Antes y después de la aplicación de los programas contra el acoso escolar. Los tratamientos e intervenciones deben ser basados en la evidencia y no meramente voluntaristas, ni aún menos ideológicos.