El peso específico de la ciberdelincuencia dentro del índice total de la delincuencia que se comete en España ha evolucionado del 7,4 % en 2018 al 16,1 % en 2022. La ciberdelincuencia ha aumentado el año pasado un 21 % respecto a 2021. En 2022, 300 000 víctimas sufrieron estos delitos. De 2020 a 2022 se produjo un incremento de un 40 % de procedimientos judiciales relacionados con la ciberdelincuencia (casi el 80 % de ellos fueron estafas y defraudaciones).
María Elvira Tejada, fiscal y coordinadora nacional contra la Criminalidad Informática, y Nicolás Marchal, director del Departamento de Seguridad y Defensa de la Universidad Nebrija, trajeron a colación esos datos, extraídos de las Memorias de la Fiscalía General de Estado y del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, en la presentación oficial del Máster en Ciberdelincuencia que la Universidad Nebrija ofrece en su programación académica en colaboración con la Fundación Policía Española, el Cuerpo Nacional de Policía y Telefónica España.
“Es normal que toda la delincuencia se esté trasladando a la Red ya que nuestra vida se ha trasladado al mundo digital”, comentó María Elvira Tejada, que impartió la lección inaugural de un máster que, en palabras de Nicolás Marchal, contribuye a formar profesionales que contribuyan a crear una sociedad “más resiliente”. De hecho, el impulso de la formación, junto con la promoción de una cultura de la prevención y una habilitación de herramientas tecnológicas, contribuyen, en opinión de los expertos, a plantear respuestas ante la amenaza de los ciberdelincuentes.
En esta línea, Alfonso López de la Osa, decano de la Facultad de Derecho y de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, apuntó que en un momento “de crisis” por las guerras activas en el mundo, del auge de un “hacktivismo ideológico” y de una comisión de delitos “que requieren pocos recursos y se benefician de lagunas legales”, las “numerosas” iniciativas de la Unión Europea y de otros organismos resultan necesarias para combatir la ciberdelincuencia, una temática “esencial” para la Universidad Nebrija. Bernardino Cortijo, director del Máster en Ciberdelincuencia, añadió que la presente edición de este posgrado universitario “contiene novedades adaptadas a los nuevos tiempos”.
Formación “exigente”
En la jornada de inauguración del Máster también estuvo presente Belén Crego, comisaria jefe del Instituto de Estudios de la Policía. En su intervención, anunció que representantes de todas las categorías de Policía Nacional participarán como alumnos en “esta formación exigente de carácter oficial”.
Durante la clase magistral de apertura del Máster, Maria Elvira Tejada, fiscal de Sala en la Unidad de Criminalidad Informática, ofreció un panorama general sobre la importancia y la problemática de la ciberdelincuencia. “Todos somos plenamente conscientes de hasta qué punto la tecnología ha penetrado en nuestras vidas y afecta al funcionamiento de organizaciones, empresas e instituciones”, afirmó. A pesar de “los efectos positivos” de esta realidad, como su contribución al progreso de los pueblos, hay también “ciertos efectos perversos” que nos hacen estar alertas: “Debido a que todos nos hemos animado a usar las nuevas tecnologías muy alegremente, no nos hemos preocupado de implementar las medidas de seguridad necesarias”.
En ese espacio marcado por la ciberseguridad y la ciberdelincuencia han aparecido “conductas delictivas” nuevas como las agresiones contra los sistemas informáticos, la simulación de identidad en la Red o los ataques sexuales contra los menores que “nos obligan a utilizar las propias herramientas tecnológicas como medios de investigación, aunque hay que ser extremadamente cuidadosos porque son muy invasivas y si no se usan de manera adecuada pueden provocar injerencias en los derechos de la persona”. España es pionera, por ejemplo, en la implantación del agente encubierto online, “muy útil en los delitos de terrorismo y de pornografía infantil”.
Una realidad en continua evolución
Para Tejada, el legislador, en esta materia, afronta retos “complejos” de una realidad “viva que evoluciona constantemente” y de unos fenómenos criminales internacionales que exigen una legislación común, una formación que incorpore estudio y reflexión, una cooperación coordinada -entre los Estados, entre los investigadores y los operadores jurídicos, entre los que trabajan en la respuesta penal sancionadora y los que trabajan en la prevención y entre el sector público y el privado- y una lucha que “ha de apoyarse en los mismos valores y principios que tenemos contra la delincuencia física”.
La coordinadora nacional contra la Criminalidad Informática recordó algunos aspectos de las directivas europeas y las leyes orgánicas españolas relativas a la ciberseguridad, así como la relevancia del Convenio de Budapest sobre la ciberdelincuencia, aprobado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa en su 109ª reunión (8 de noviembre de 2001). “El gran desafío -concluyó- es tomar decisiones todos los días respecto a situaciones nuevas usando normas legales sin pautas consolidadas”.
Texto: Javier Picos. Fotos: Zaida del Río.