Los alumnos de Nebrija aprenden estrategias prácticas de comunicación para entrevistas de trabajo

El Instituto Nebrija de Competencias Profesionales organizó en el Campus Madrid-Princesa una masterclass en la que Julio García Ramírez, escritor y conferenciante de habilidades directivas y de talento, enseñó a los estudiantes estrategias prácticas de comunicación para afrontar eficazmente una entrevista de trabajo.

Lejos de ser una hora y media de conferencia en la que Julio García les contara acerca de las diferentes estrategias, el aula se convirtió en un espacio práctico en el que todos los asistentes tuvieron que llevarlas a cabo para no solo aprenderlas, sino comprender de qué manera afectan a la comunicación efectiva.

Engañando al cuerpo

La amígdala nos empuja a ponernos nerviosos y hay varias formas de engañarla. Movimientos hacia delante, mirar hacia arriba o beber agua son formas efectivas de calmar los nervios. La energía con lo que se entra a una entrevista se transmite al entrevistador. Para positivizar esa energía, antes de entrar hay que respirar con energía, relajar los músculos, imaginar un momento de máxima felicidad y repetirse un mensaje positivo. Donde no llega la mente, llega el cuerpo.

El poder de lo que no se dice

Las palabras no valen nada si el cuerpo no las acompaña. Podemos dar a entender lo opuesto a lo que decimos si el cuerpo no dirige bien la comunicación. Un entrevistador sabrá si estamos mintiendo por nuestro tono de voz antes que por nuestras palabras.

El contacto físico es muy importante. La mano se da de forma neutra y se adapta la firmeza a la del entrevistador para provocar una conexión y comodidad entre ambos. Pero el elemento de comunicación más importante que existe es la mirada. Nunca debemos mirar fijamente a los ojos, hay que mirar a la cara en general. Frente al contacto directo, uno de los dos baja antes la mirada. Si es el entrevistador, la entrevista está perdida.

Todo el mundo ansía tres cosas en la vida: Sentirse importante, reconocido y apreciado. Hay que tener esto en cuenta a la hora de tratar con la persona que hace la entrevista. La primera impresión hace que etiquetemos a las personas, provoca una conexión o una desconexión, y no hay segundas oportunidades.

Julio García finalizó con una frase cuya importancia quiso remarcar: “No esperes la esperanza”. Los alumnos pudieron ser partícipes de una masterclass que, sin duda, les aportó una visión muy práctica de cómo comportarse en unas entrevistas de trabajo que cada vez están más cercanas para ellos.