Álvaro Acosta es antiguo alumno del Máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera en la Universidad Nebrija. A lo largo de su recorrido profesional ha trabajado en universidades del Reino Unido, Estados Unidos, España y Asia enseñando el español y coordinando nuevos proyectos e investigaciones sobre este campo.
Actualmente, como profesor de lingüística hispánica en la Universidad de Hong Kong, nos habla en esta entrevista sobre su experiencia como educador y su vínculo con la Universidad Nebrija.
¿Qué te llevó a cursar el Máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de ELE en la Universidad Nebrija?
Cuando cursé el máster de la Universidad Nebrija tenía 23-24 años. En aquel momento ya había enseñado español en la Universidad de Leeds (Reino Unido) como teaching assistant, y en la Universidad de Massachusetts (EE.UU.) y había estado a cargo de clases de español a todos los niveles. Lo cierto es que empecé muy joven y casi de casualidad. Recuerdo que durante ese periodo también iba adquiriendo algo de formación de forma paralela, y eso me iba haciendo consciente de que necesitaba aprender más si realmente quería describir mejor la lengua y enseñarla de forma que mi desempeño docente en el aula favoreciera su adquisición.
Siempre digo que en EE.UU. me encontré con la paradoja de ver la mejor investigación en adquisición y didáctica de lenguas y, en algunas ocasiones, la peor práctica pedagógica a nivel de aula y diseño de materiales, puesto que en muchas instituciones la enseñanza de la lengua la llevan a cabo estudiantes de posgrado o hablantes nativos sin formación en lingüística aplicada. Por eso sentí la necesidad de seguir formándome y encontrar un programa que me permitiera integrar la teoría y la práctica, y en el cual la investigación informara y alimentara realmente la enseñanza y la actuación del profesor en el aula. Después de documentarme mucho y analizar los pros y contras de diversos posgrados en varios países me decanté por el de la Universidad Nebrija por todo lo que abarcaba su programa, por su estructuración y progresión, y por la calidad y experiencia de su profesorado.
¿Cómo fue tu experiencia personal en la universidad? ¿Qué recuerdas especialmente de los profesores, compañeros, etc.?
A nivel personal destacaría que me he llevado muchos amigos y colegas entre mis compañeros e incluso entre los profesores del máster, con los que todavía estoy en contacto. Recuerdo la estupenda combinación de flexibilidad y rigurosidad del programa, además del contacto directo y personal con los profesores. Yo hacía la modalidad extensiva, que implica ir a clase de lunes a jueves en horario de tarde durante un curso académico, y recuerdo que eso nos unió mucho a todos y nos permitió aprender in situ en una Universidad que destaca por su internacionalización y por la cantidad de estudiantes extranjeros que atrae con sus programas de enseñanza de español para hablantes de otras lenguas a través de su Centro de Estudios Hispánicos (CEHI).
¿Qué valores te llevaste contigo que te hayan servido posteriormente para tu desarrollo profesional?
Creo que en el máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de ELE de la Universidad Nebrija desarrollé –entre otras muchas cosas- la capacidad de trabajar en equipo con empatía y asertividad, así como la habilidad de organizar y priorizar trabajo. Se trata de dos valores o capacidades que a primera vista parecen simples pero que las instituciones educativas y cualquier empresa en general valoran muchísimo. Precisamente porque saben que no siempre son fáciles de encontrar en un trabajador y en realidad son claves para el éxito de la institución. Con la perspectiva del tiempo, he visto que mi experiencia en la Universidad Nebrija no solo me ofreció una formación sólida a nivel académico, sino que también me ayudó a reforzar mis competencias como trabajador e incluso a mejorar como persona.
Háblanos de tu recorrido profesional una vez finalizado el máster y hasta tu puesto actual.
Mientras terminaba el máster di clases en los cursos de verano de la Universidad de Oviedo y me puse a solicitar puestos de profesor de español en universidades extranjeras. En agosto, justo después de terminar el máster, tuve mucha suerte y me llamaron de la Universidad de Leicester (Reino Unido). Mi experiencia allí fue fantástica, en parte porque ya conocía bien el país y el sistema universitario anglosajón, pero sobre todo porque pude poner en práctica, de manera sistemática en el aula, todo lo que había aprendido en el Máster. Creo que en Leicester apreciaron mucho mi contribución a su programa de español, y eso fue así porque la Nebrija me había dado las herramientas para innovar, para diagnosticar aspectos mejorables en un programa de lenguas y para construir un tipo de enseñanza basada en mucho más que las propias intuiciones y el sentido común. En la enseñanza de idiomas ya sabemos lo que ha funcionado mejor y lo que no ha servido de mucho porque tenemos cientos de años de experiencia aprendiendo y enseñando lenguas y porque contamos con todo un campo de estudio -la Lingüística Aplicada- que desde su nacimiento y hasta la actualidad se dedica a observar cómo las aprendemos, adquirimos y enseñamos.
Durante esta nueva etapa en Inglaterra decidí que quería vivir una experiencia fuerte de contraste cultural, así que solicité un lectorado MAEC-AECID, y ahí fue cuando obtuve una plaza para la Universidad de Hong Kong (HKU). Después de mi primer año como profesor visitante, la Universidad me ofreció un contrato, y lo que parecía que iba a ser una nueva experiencia de juventud de un par de años como lector se ha convertido en una oportunidad laboral en la que voy camino de comenzar ya mi sexto año y que me ha permitido desarrollarme plenamente como profesional.
Actualmente, y tras estos seis años como profesor de Lengua Española y Lingüística Hispánica en la Universidad de Hong Kong. ¿Cómo es la experiencia de enseñar el español en China?
La verdad es que yo diría que enseñar español aquí no es tan diferente de hacerlo en otros contextos, a excepción de tres aspectos importantes a tener en cuenta. En primer lugar, la distancia lingüística entre el español y la(s) lengua(s) materna(s) de nuestros estudiantes es un reto, tanto para ellos como para el profesor. En segundo lugar, el evidente choque cultural que uno sufre al principio cuando llega a Asia y que requiere ir aclimatándose poco a poco. Y en tercer lugar, yo apuntaría a la diferente tradición de aprendizaje y a las creencias y valores asociados a la educación que existen en esta parte del mundo. Sin embargo, con el tiempo te vas adentrando en la cultura, comienzas a diagnosticar las dificultades derivadas de la distancia tipológica entre las lenguas, y vas viendo cómo están acostumbrados a aprender. Al final acabas convencido de que todos somos humanos y que el mito del “estudiante asiático” definido en oposición al resto de estudiantes del mundo es un constructo que hay que desmontar porque peca de ser excesivamente generalizador. Todo profesor –en cualquier contexto- debe conocer a sus estudiantes como personas y debe tener en cuenta las variables que influyen en su aprendizaje, ya sean cuestiones innatas o adquiridas, como su aptitud para las lenguas, su tipo de inteligencia, el estilo de aprendizaje, la motivación… Y eso es aplicable en Asia, en Europa, ¡y en cualquier lugar del mundo!
¿Qué otros programas coordinas dentro de la Universidad de Hong Kong?
Estoy muy agradecido a esta Universidad porque me ha dado muchísimas oportunidades para desarrollarme profesionalmente, tanto a nivel académico como de gestión. En este momento, además de dar las clases de lengua en los últimos dos cursos de la licenciatura, estoy a cargo de las asignaturas de Lingüística (Fonética, Dialectología, Bilingüismo y Español en los EE.UU.) y he podido diseñar e impartir un curso de desarrollo de la autonomía en el aprendizaje del español basado en el aprendizaje experiencial y que ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades que les permiten continuar aprendiendo por sí mismos después de graduarse.
Además, desde enero de 2014, soy responsable de un programa de español que desarrolla la Universidad de Hong Kong en escuelas secundarias de la ciudad. Estoy a cargo de un equipo de 20 profesores españoles y latinoamericanos que enseñan a alrededor de 800 estudiantes adolescentes, a los que preparamos para superar exámenes oficiales del sistema británico e internacional como el IGCSE o los A Levels. Ahora mismo, con la aparición del DELE Escolar del Instituto Cervantes y la creciente demanda de certificación lingüística en Asia, estamos reformando el currículum para ofrecerles a los padres y a las escuelas la posibilidad de que los estudiantes se presenten también a estos exámenes.
¿En qué ámbitos sigues realizando investigaciones?
Actualmente me encuentro terminando mí doctorado en el campo de la enseñanza bilingüe y multilingüe en Birkbeck, University of London. También me he embarcado en un proyecto con unos Dominicos españoles que tienen un colegio aquí en Hong Kong desde hace muchos años y que quieren darle un impulso fuerte a la enseñanza del español en el centro. Estamos desarrollando el primer programa de inmersión en español en Hong Kong a través del cual un grupo de niños chinos dará clases de español diariamente desde los 2-3 años, y después en Primaria a partir de los 6 años también tendrán algunas materias no lingüísticas (Música, Plástica, Educación Física, Conocimiento del Medio, etc.) impartidas en español, a través de lo que llamamos un Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lengua (CLIL / AICLE). Asimismo, también hemos puesto en marcha un programa de español para hablantes de herencia. Se trata de hijos de hispanohablantes residentes en Hong Kong que adquieren el español en casa porque al menos uno de sus padres es hispanohablante y se dirige a él / ella en español. Son niños plurilingües que normalmente asisten a escuelas internacionales en las que el inglés es la lengua de instrucción y viven en una sociedad en la que están expuestos al chino de una u otra forma, por lo que tienen una exposición muy limitada al español que hace que adquieran la lengua de forma incompleta. Aquí lo que estoy haciendo es investigar los aspectos lingüísticos característicos de la producción de los hablantes de herencia en este contexto para construir un programa que tenga como objetivo ayudarles a adquirir la forma plena de la lengua, así como a interactuar en diferentes registros y a mejorar su alfabetización en español.
Bajo tu experiencia, ¿cómo consideras que perciben la lengua española los hijos de hispanohablantes que residen fuera de las zonas de habla hispánica?
No es fácil generalizar en este asunto. En mi experiencia depende mucho del individuo, en gran medida de la familia, y en Estados Unidos –donde hay una comunidad latina importantísima- también del contexto social. Otro factor clave es la edad. Algunos niños no quieren hablar español o no lo usan frecuentemente porque están más cómodos en inglés, o porque no reconocen que el español sea útil en la sociedad en la que viven. Sin embargo, muchos de ellos, cuando crecen, se dan cuenta de la importancia que tiene ser multilingüe y hablar español, y entonces empiezan a querer hablarlo, practicarlo e incluso estudiarlo más profundamente. En el caso de las familias que le otorgaban mucha importancia a que sus hijos heredaran la lengua y seguían hablándoles en español a pesar de todo, esos hijos van a estar en unas condiciones mucho mejores para retomar o para poner en práctica su español que los de las familias que no consideraron importante este asunto o que claudicaron y empezaron a dirigirse a sus hijos en inglés.
Eres también colaborador como tutor en el máster de Enseñanza Bilingüe en Primaria y Secundaria, y en el máster en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de ELE en la Universidad Nebrija. Háblanos sobre esta parte de tu profesión.
Es algo que me permite seguir en contacto con la institución a la que le debo buena parte de lo que soy profesionalmente, y que me ayuda a mantenerme al corriente de lo que están haciendo muchos jóvenes investigadores en el campo de la lingüística aplicada. La Universidad Nebrija fue pionera en la formación de profesores de ELE, y también fue una de las primeras en detectar la necesidad de formación de muchos profesionales en el ámbito de los programas bilingües en primaria y secundaria en España. Desde la distancia que me separa de vosotros y de los estudiantes a los que superviso gracias a la tecnología, veo que el rigor académico de los programas y la preparación de los estudiantes de la Nebrija continúa siendo excelente y es comparable a lo que ofrecen universidades de prestigio internacional en las que he estudiado y trabajado.
¿Qué consejos le darías a tus estudiantes para su desarrollo profesional en un futuro?
A mis estudiantes de Hong Kong les diría que han hecho bien eligiendo estudiar español porque van a dominar las lenguas más importantes del mundo, lo que les va a hacer muy competitivos en el mercado laboral globalizado. También los animaría a seguir aprendiendo después de su graduación y a conseguir un trabajo en una empresa del mundo hispanohablante en la que puedan aplicar lo aprendido y servir de puente entre lenguas y culturas.
A los estudiantes de la Universidad Nebrija que tutorizo los animaría a afrontar su futuro sin miedo y a pensar que el mundo es muy grande y está lleno de oportunidades. Les sugeriría pasar una temporada larga fuera de España, trabajando en diferentes lugares e instituciones, con el fin de adquirir una visión global del mundo, de la educación y del funcionamiento de las instituciones de enseñanza para así poder aprender de todo ello y diagnosticar buenas prácticas que puedan aplicar a su regreso a España.
