Competencias informacionales para el fin de un modelo de clase magistral

Todos estamos más o menos de acuerdo en que el modelo de clase magistral en las aulas debe dar paso a un modelo de educación más participativo, donde el alumno tenga mayor capacidad de intervención con un enfoque práctico hacia estrategias de desarrollo, trabajo e investigación intermediadas por las destrezas docentes del profesor. En contextos externos a la clase quedarían el acceso a los contenidos y la búsqueda y profundización en fundamentos teóricos apuntados por el docente, que hoy, con más facilidad aún que ayer, pueden encontrarse en las fuentes de conocimiento -analógicas y digitales- que el alumno tiene disponibles.

En el centro de esta reflexión podríamos hallar, si yo no lo he entendido mal, la tesis sobre la que gravita un reciente artículo publicado por Luis Garicano, economista y profesor de la London School of Economics, a favor de cuya idea general me posiciono, sin embargo, con algunos recelos al respecto de ciertos detalles. Y es que, como se apunta, vivimos en un mundo en el que la información brota casi de cualquier parte. Los modos para obtenerla son diversos, y no diría yo que el problema reside hoy tanto en el cómo sino en el qué.

Parece darse por hecho el acceso útil al conocimiento como si, en efecto, tan fácil fuera para una población estudiantil informacionalmente poco competente buscar, localizar, contextualizar y evaluar la información apropiada valiéndose de herramientas al uso en Internet que facilitan resultados poco pertinentes, sobreabundantes y confusos, en gran medida por el deficiente uso de sus posibilidades y las escasas estrategias apropiadas de consulta de las que tan poquísima idea tienen nuestros alumnos y buena parte de nuestros profesores.

Siendo, en relación con esto, que yo matizaría la afirmación de que el famoso buscador Google permite saber de inmediato la respuesta a la pregunta más absurda o complicada —sobre todo si no buscamos sólo la respuesta, sino la respuesta válida— tampoco estoy totalmente alineado con su crítica al aprendizaje memorístico de lo que se denominan largas listas de datos, pero soy más escéptico aún con respecto a la afirmación de que esos datos podrían ser encontrados en segundos por los jóvenes a través de sus dispositivos móviles.

Igualmente matizables encuentro otras afirmaciones sobre la posibilidad de que el alumno acelere los pasajes aburridos en algunos visionados, o el impacto de las actividades de debate en el aula frente a una —peyorativamente adjetivada— aburrida lección, pero centrándonos en exclusiva en la importancia que revisten las competencias informacionales apuntadas más arriba, redundaremos en la seguridad de que un nuevo modelo educativo no puede construirse a fuerza de dar por sentada una realidad que no lo es salvo en nuestras aspiraciones como docentes y miembros de la comunidad educativa.

Antes de lograr ese modelo alternativo a la clase magistral que, en líneas generales, todos reclamamos, hemos de asegurarnos de que tales competencias, atribuidas sin más al alumnado, son reales y funcionales, porque de nada valdrá que cambiemos de modelo si no disponemos de las capacidades para afrontar tal cambio.

 

Rafael Jiménez, subdirector del Servicio de Biblioteca de la Universidad Nebrija

 

3 Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo con tu artículo, Rafael, en lo referente a las competencias digitales de capacidad de búsqueda y tratamiento de la información.
    Esas competencias no se deben presuponer. Es necesario garantizar en el alumno el conocimiento y habilidades que le permitan buscar, seleccionar, analizar, comprender y gestionar la gran cantidad de información disponible gracias a las nuevas tecnologías.

  2. Me parece muy oportuna la reflexión de Rafael Jiménez en relación a la capacidad de los alumnos para encontrar, seleccionar y contrastar información en la red. Sin demonizar la lección magistral, muchas veces extremadamente valiosa, el modelo de enseñanza que se sigue hoy en día, al menos en el Departamento de Lenguas Aplicadas y Educación, es el método comunicativo, en el que profesor y alumnos comentan los contenidos con la vista puesta en el crecimiento del conocimiento. Para ello, es absolutamente necesario que los alumnos sepan dónde buscar la información y reconocer y elegir las fuentes más fiables. El papel del profesor en este aprendizaje, es crucial: se ha de acercar a la información sin prejuicios, pero con unos criterios de selección bien fundados. Esta competencia, la de desentrañar la información válida de la que no lo es, también se tiene que trabajar en clase, considerándola prioritaria para la formación de los alumnos. Y el profesor es la persona indicada para hacerlo pues, como experto, sabe qué información es científicamente relevante y cuál no. Gracias por recordárnoslo.

  3. Estupendo artículo Rafael, oportuno y provocador. Oportuno pues es el momento de dejar de pensar en como mejoramos nuestros modelos de enseñanza y empezamos a diseñar nuestros modelos de aprendizaje, de darnos cuenta que los protagonistas de su aprendizaje son los alumnos y no los profesores. Provocador, porque en ese nuevo modelo de aprendizaje sabes que la charla magistral o el desarrollo de la capacidad de memorizar no van a morir, y seguirán siendo posibles recursos que ayuden a identificar lo importante y a hacer conexiones con las que convirtamos la información en conocimiento, pero a los que debemos complementar con el uso eficaz de las competencias digitales. Utilizo este término, al que también se refiere Antonio Pérez en su comentario, pues aunque semánticamente no sea correcto, en mi opinión va a ser, o de hecho ya es, la denominación que va a englobar a las competencias informacionales y a otras nuevas competencias que debemos incorporar y que va a ser imprescindibles para aprender, para gestionar el conocimiento y para mejorar el desarrollo profesional en un escenario cada vez más digital, que tanto alumnos como profesores debemos entender, conocer, practicar y aplicar. Sin duda, esas competencias nos van a ayudar a implantar esos modelos de aprendizaje donde comunicar, compartir, colaborar y hacer sean elementos claves de un proceso en un entorno digital en el que desaparecen los límites espacio-temporales … y muchas cosas más.

    El desarrollo de esas competencias digitales primerasy por eProvocador porque en el fondo sabemos hacerpensar en ponernospara a La clase magistral es un recurso máshablaría de la clase magistral