Nacho Vega Clausó, alumno de Artes Escénicas, participa como figurante en la ópera “Boris Gudonov”, que se representa este mes de octubre en el Teatro Real.
¿Cómo conseguiste participar en “Boris Gudonov”?
Pues la verdad que fue algo que me vino sin buscarlo. El pasado viernes 21 de octubre me llamaron del departamento de Artes Escénicas ofreciéndome unas prácticas profesionales en el Teatro Real. A pesar de que ya tengo cubiertas las 450 horas correspondientes a cada grado, no dudé ni un solo minuto en aceptar esta oportunidad de poder pisar el escenario del Real, y la verdad es que no me arrepiento de haber aceptado, todo lo contrario, doy las gracias al departamento por habernos brindado esta oportunidad.
Cuéntanos de qué va la obra
Boris Gudonov es una ópera que nos lleva a la Rusia del S.XVII en la que el protagonista es coronado zar de Rusia tras haber asesinado al heredero de la corona. Vive toda su vida atemorizado por los actos que cometió en el pasado y poco a poco le irán pasando factura.
¿En qué consiste tu participación?
Llegado el momento de la coronación de Boris como zar, mis compañeros de Artes Escénicas y yo, junto a otros alumnos de la escuela TAI y la RESAD salimos a una especie de balcones que forman la escenografía. Para ser sinceros es una participación mínima comparado con las 4 horas que dura todo el espectáculo, pero es suficiente para saber qué se siente estando en el Teatro Real.
¿Qué preparación hay?
El despliegue de medios que hay en la producción de esta ópera es impresionante. No exagero diciendo que puede haber más de 100 personas encima del escenario (sin contar a regidores, técnicos, músicos…) más de 100 personas a las que dirigir y vestir. Cada una de esas personas bien atendidas, con sus camerinos correspondientes, con sus pruebas de vestuario, con sus ensayos previos… si algo he aprendido siendo figurante de la ópera Boris Gudonov es que el Teatro Real por dentro es un mundo.
¿Impresiona salir al escenario?
Por supuesto que impresiona salir al escenario, siempre me impresiona salir al escenario, sea cual sea el lugar donde me encuentre… pero he de decir que en el Real fue un poco más especial. Siempre que salgo al escenario, sin público que esté mirando, me gusta mirar a ese patio de butacas vacío e imaginarme cómo debe reconfortar el hacer lo que realmente me gusta. Eso intenté hacer en el escenario del Real, pero siendo sinceros, fue algo imposible. Subirme al escenario y mirar esa gran cantidad de butacas, esas dimensiones de teatro en la que entran más de 1.700 espectadores hizo que me sintiera minúsculo. Una sensación que me va a ser difícil de olvidar.
¿Qué tal la experiencia de una ópera?
La ópera no es que sea mi fuerte. Me gusta mucho la música y escuchar a la gente cantar, pero tengo un poco de recelo a las óperas. No sé si es porque tienes que estar leyendo los subtítulos al mismo tiempo que tienes que ver la obra, no sé… pero al margen de todo esto la experiencia siempre es enriquecedora y positiva.
¿Has aprendido mucho?
Esta pregunta es un poco subjetiva desde el punto de vista desde donde la quieras enfocar. Si la llevamos por el territorio interpretativo pues la verdad que aprender, lo que se dice aprender, es complicado puesto que tu función es asomarte por un balcón y estar presente en la coronación del zar. Pero sí me llevo muchas cosas de esta experiencia en el Teatro Real. La sensación de estar dentro de un equipo tan inmenso, ese primer contacto con el escenario real, ver una ópera desde dentro, sentir la ovación del público cuando termina la escena de la coronación, ver el teatro constantemente lleno, incluyendo a la Reina…
En definitiva, siempre, sea cual sea tu función, te llevas lo positivo.
