Abriendo horizontes: los alumnos de Fisioterapia y Enfermería se van de Erasmus

Desde hace cuatro años tengo la suerte de trabajar como profesora en el Centro San Rafael-Nebrija, donde imparto las materias de Bioquímica y Fisiología Humana a estudiantes de los Grados en Fisioterapia y Enfermería. Esta labor docente la compagino desde hace tres años con una tarea completamente distinta, la de ser responsable de las Relaciones Internacionales del Centro.

Gestionar la actividad internacional del centro es un gran reto e implica mantener siempre un ritmo muy activo y dinámico de trabajo. La experiencia me ha enseñado que abrir horizontes es algo tremendamente positivo tanto en el aspecto personal como en el profesional, y poder garantizar a nuestros alumnos una oportunidad de este tipo en el extranjero es muy emocionante.

Toda esta actividad comienza por realizar contactos con universidades europeas de prestigio que impartan Grados en Fisioterapia y Enfermería y estén interesadas en realizar intercambios de alumnos y de personal. Tras una serie de breves contactos por email, toda la maquinaria se pone en marcha: sesiones de intercambio de información, conferencias por Skype, correos electrónicos que vienen y van… Tras esta fase inicial, lo mejor es poder llegar a conocer personalmente a los Coordinadores Internacionales de los centros con los que trabajamos. Con ellos nos reunimos, bien en Madrid o bien en las universidades de destino, para estudiar hasta el último detalle de los planes de estudios y poder así estar seguros de que los alumnos que recibimos y los que enviamos van a aprovechar al máximo esta oportunidad.

En este sentido, en los últimos cuatro años hemos recibido visitas de profesores de Reino Unido, Bélgica, Portugal, Holanda, Estonia, Lituania, Dinamarca, etc. Una mezcla de culturas y de idiomas que siempre nos enriquece, ya que con cada visita aprendemos cosas nuevas. También procuramos visitar siempre las universidades con las que tenemos convenios, puesto que para nosotros es muy importante conocer en primera persona los lugares donde van a ir nuestros alumnos.

Por supuesto, en esta tarea tan amplia no trabajo yo sola, sino que formo parte de un equipo en el que cada pieza es esencial para formar correctamente el puzzle: el director del centro, los jefes de estudios, los coordinadores de prácticas y el personal de secretaría de nuestro centro, así como el equipo Internacional de Nebrija. Con ellos mantengo infinitas reuniones en las que organizamos, paso a paso, las estancias de los alumnos extranjeros que llegan al centro y también las de nuestros estudiantes que salen de Erasmus.

Y es que nuestros alumnos de Enfermería y Fisioterapia que salen al extranjero no son Erasmus “al uso”, es decir, no cursan asignaturas teóricas durante uno o dos semestres. Salen a realizar prácticas tuteladas en centros sanitarios del país de destino. ¿Y eso qué implica? Pues que se tendrán que enfrentar no sólo a un país nuevo y a un idioma distinto, sino a trabajar en un entorno sanitario que puede ser muy diferente al que conocen. Las competencias del profesional enfermero o fisioterapeuta no son las mismas en todos los países europeos, y tampoco es igual la relación entre estos profesionales y otros miembros de los equipos multidisciplinares (médicos, auxiliares, etc.). Por tanto, nuestros alumnos tienen que ser conscientes de que precisamente estas diferencias les brindan una posibilidad para aprender a desenvolverse en entornos distintos, haciéndoles siempre mejores profesionales, más preparados en el trato con el personal sanitario y más competentes a la hora de tratar a sus pacientes.

Estar en contacto a diario con profesionales de muchos países europeos es una parte preciosa de mi trabajo. Otro de los momentos más bonitos son las reuniones que celebramos con los alumnos tras terminar sus estancias. Este curso es el primero en el que hemos enviado alumnos al extranjero, y las reuniones que hemos mantenido con ellos a su vuelta me demostraron que tanto trabajo previo vale la pena con creces. Vuelven mucho más maduros, más seguros de sí mismos, más alegres, con muchas experiencias nuevas en su “mochila vital” que les ayudarán para siempre… y son mejores profesionales, más críticos, con más iniciativa y más dinamismo.

“Objetivo conseguido -pienso mientras les oigo relatar sus experiencias- tienen la mirada más amplia y son capaces de ver el mundo con otros ojos”. Esa es, sin lugar a dudas, la mejor recompensa.

 

Isabel Baeza, profesora de Bioquímica y Fisiología Humana y responsable de las Relaciones Internacionales del Centro de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija.

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