Solo ha pasado un mes desde que mi vida cambió por completo.
Cada vez que una persona me pregunta de dónde soy, nunca sé qué decir. He nacido en Valencia, es verdad, pero he pasado gran parte de mi vida en Oviedo y, ahora, acabo de comenzar una nueva etapa, pero esta vez, en Madrid.
Me encuentro en una situación especial: no me da tiempo a coger orgullo y valor para decir “soy de tal ciudad”, pero sí a apreciar a su gente y adquirir cierto cariño a la ciudad. En este caso, a Oviedo, y poco a poco, a esta gran ciudad que es Madrid.
Todo comenzó en segundo de bachiller cuando aún estudiaba la dichosa Filosofía en el colegio, sin saber todavía qué quería hacer con mi vida, a qué dedicarme realmente, a qué aspiraba a ser de mayor. Estaba totalmente confuso.
Tras buscar y comparar en Internet, me decidí un par de meses antes de la PAU a estudiar Periodismo y Relaciones Internaciones en la Nebrija. Este doble grado solo se encontraba en Madrid, lo que conllevaba un alejamiento de unos cuantos kilómetros de Oviedo, de mis amigos, de mis padres y de Teddy, mi perro.
Yo siempre he sentido una gran admiración por aquellas personas que lo dejan todo por perseguir su sueño, que en mi caso es viajar, poder vivir en diferentes ciudades alrededor del mundo, por lo que desde un primer momento dije: ‘’Sí, me voy para Madrid, sin ningún problema’’.
Pero, más tarde, comenzaron mis dudas. ¿Me gustará lo que voy a estudiar?, ¿dónde viviré?, ¿me costará adaptarme?
Y, sin darme cuenta, el temor se apoderó de mí. De repente estábamos a 15 de septiembre, lunes. Mi primer día como universitario había llegado. Nervios en la Universidad. Pánico en el Colegio Mayor (causado, en gran parte, por las novatadas que, finalmente, pude evitar…)
Los primeros días fueron realmente bizarros. La primera semana era la semana de bienvenida en el Campus de La Berzosa. Estábamos todos igual. Nadie nos conocíamos pero, poco a poco, fuimos cogiendo confianza los unos con los otros. Fue realmente efectiva esta semana ya que además de poder conocer a tus compañeros por adelantado, nos informaron absolutamente de todas las ventajas que teníamos en esta nueva etapa.
Lunes, martes, miércoles y jueves. Todavía no estaba ubicado en Madrid. Extrañaba muchísimo a mi familia y mi vida en Oviedo, hasta que por fin llegó un momento en el que me encontraba como en casa.
Los desconocidos de los primeros días, ya no eran meros desconocidos, si no que se convirtieron en MIS amigos.
El lugar donde vivo ahora es mi ciudad y, cada vez que me vaya, estoy totalmente seguro de que la echaré de menos.
Mi Universidad, la Nebrija, es un trozo muy importante de mi vida.
En general, sé que esta es mi nueva casa, es mi hogar.
Sergio Santos Fernández
Redactor Nebrija MediaLab
