¿Muchas veces no sentís que los cambios os agobian? No importa qué hagas, qué estudies y en qué trabajes, ya no estás al día y no lo estarás. Te aseguro que no lo estarás.
Ya no alcanza en nuestro progreso profesional con tener idiomas, incluso el inglés es básico y hay que actualizarse en otros idiomas, en informática, habilidades y competencias, discurso público, relaciones y hasta forma de escribir.
Realmente, cuando pensamos en el proceso de cambios tecnológicos, culturales, sociales y especialmente profesionales que estamos viviendo es increíble, pero increíble de verdad, que hoy la comunicación sea con imagen desde cualquier país vía Skype, a través de un móvil que entra en nuestro bolsillo y sin coste directo.
Pero, ¿qué hay de nuestros jóvenes? Muchos nos defendemos pensando o diciendo: “son nativos digitales y han nacido con ello”. Este es el reto y estamos quizás llegando tarde.
Como ejemplo rápido, en mi Investigación Doctoral [1] orientada a Nuevos Modelos de Negocios en Redes Sociales se demuestra que los modelos de socialización de nuestros jóvenes han cambiado. ¿Esto ya lo sabíamos, no? Hasta aquí no estoy diciendo nada nuevo, pero… ¿qué es lo importante? Ellos sí están cambiando y lo hacen cada minuto. ¿Debemos controlar este cambio? Esta es la gran duda y desafío, porque quizás aunque queramos no podremos hacerlo e incluso puede ser un sinsentido y contradictorio.
Entre los jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años en Madrid, un 97.74% está vinculado como mínimo a una red social, preferentemente Facebook y con una media de 130 contactos en base a estudios del propio Facebook (y dejamos fuera a WhatsApp, que no es una red social sino sólo una aplicación (app) de comunicación). Y están en otras redes sociales, innumerables y con nombres distintos, cada vez más activas y globales, de todo tipo, color, gusto y pronto, hasta sabor…
Esta conexión a las redes sociales, sea muy activa o no, lo que es difícil de contrastar hasta por los padres, influye en nuestros jóvenes (aunque hayan nacido con ello) en su forma de ser, de estudiar, de comprar y sin duda, de actuar.
Casi un 50% de ellos confirma que está conectado a las redes sociales en una media de 10 horas semanales y si se les pregunta si esto es demasiado, mucho, normal, poco o muy poco, categorizan 10 horas como poco tiempo y que este tiempo se eleva día a día. El móvil no es un vicio es un hábito.
Volviendo a las empresas, ya no solo tienen datos sino que tienen problemas e inconvenientes en procesar la cantidad de información que disponen y en ello el Big Data Analyst será la profesión clave según estudios de grandes Universidades como el MIT [2]. Con todo lo visto a nivel empresarial, no alcanza con tener un buen CRM [3], debemos migrar urgentemente del CRM a lo que es el social CRM, conocer a nuestro cliente: físico y también social (pero orientado a sus acciones de Social Media) [4].
Conocer verdaderamente en la mayor cantidad de facetas posibles a nuestros clientes, no importa el sector en que estemos. Y a la vez, ya no solo conocerlos, seducirlos y sin agobiar y sin controlar. Y volvemos al inicio: estar informados, actualizados y a la vez, cercanos a nuestros hijos, familiares, clientes y sociedad. Tarea compleja, ¿no es cierto? ¿Y habéis pensado que quizás las Redes nos ayuden a ello y mucho? Somos muy críticos con las redes, pero no son una moda, son un hábito social.
Con estos puntos y volviendo a los jóvenes, el desafío ya no es controlar lo que hacen nuestros jóvenes, qué miran, qué compran y a quién preguntan. Debemos saberlo: cualquier blog o extraño, ejerce más influencia en sus comportamientos de compra que familiares, amigos directos y vecinos. Esto lo dicen autores como Christakis y Fowler y os aseguro que no estamos preparados para que ellos influencien más que nosotros como padres y no lo estaremos nunca, pero es lo que hay…
Estamos hablando de una nueva era (y era suena lejana y que no depende de nosotros). Prefiero decir que estamos en una “nueva hora”, suena más a ya mismo. Nueva hora de cambio, de adaptabilidad y si hay algo claro en todo este contexto es que el elemento clave dentro y fuera de nuestras fronteras de control es la educación.
La educación ha cambiado y deberá cambiar aún más. La ética y la responsabilidad ya no son solo necesarias e imprescindibles sino los medios para hacerlas llegar.
La formación, no importa el nivel, no solo requiere de recursos y tecnologías, sino de disponibilidad horaria, herramientas informáticas y por otra parte, una vocación y flexibilidad nunca antes vistas por profesores y alumnos.
Las empresas, jóvenes, adultos (todos clientes y proveedores) estemos en una nube compartiendo datos, gustos, pasiones y mensajes que serán incontrolables para todos y a la vez necesarios para sobrevivir y crecer en armonía.
¿Muchas veces no sentís que los cambios os agobian?
Edgardo Spivak
Executive Education Manager Nebrija Business School
[1] Tesis Doctoral finalizada el 20 de mayo de 2013 – “Influencia de las Redes Sociales en el comportamiento de los Jóvenes – Nuevos modelos de Negocios” – Premio Cum Laude y Premio Extraordinario Universidad Antonio de Nebrija.
[2] MIT: Massachusetts Institute of Technology.
[3] Customer Relationship Manager: modelo de gestión o sistema informático o estratégico (según la empresa) de toda la organización, basada en la satisfacción del cliente.
[4] En la Investigación Doctoral junto a mis Directores de Tesis, desarrollo el Modelo PARCOVIS –Participación, Comunicación y Venta al Cliente Individual y Social.

Una interesante reflexión sobre la marcha desenfrenada de las cosas, que debe extenderse dese el marco de la empresa y los hábitos sociales referidos en el artículo hasta el resto de campos en la vida privada y pública. Debe ser objeto de discusión el asunto en el campo de la educación y en muy estrecha relación con el apunte que se menciona sobre la formación: los cambios acelerados y vertiginosos nos agobian, pero deberíamos plantearnos qué nos traen verdaderamente de bueno aparte de las obvias reflexiones que se pueden hacer sobre las inmediatas y aparentes ventajas que tienen. Si somos muy críticos con las redes no ha de ser por su propia naturaleza, sino más bien por el uso que hacemos de las mismas. Lo que sí debemos exigirnos es una actitud de crítica constructiva. Gracias por esta reflexión sobre la que pueden abrirse mil debates. Buen artículo.
Edgardo, me ha gustado mucho tu reflexión sobre el cambio en general y sobre el que provoca este nuevo escenario digital en particular, pues como evidencias tras tu investigación, somos muchos (no solo los que tienen entre 18 y 25 años) los que ya desarrollamos en “la red” una buena parte de nuestras actividades diarias, de nuestro trabajo, nuestras relaciones …
Más que ver este cambio como un agobio al que nos tenemos que adaptar, o incluso una amenaza, que nos obliga a defendernos, yo invito a todos a que le demos la bienvenida como una nueva oportunidad, pues conforme vamos desarrollando nuestras competencias digitales y empezamos a movernos con seguridad en este escenario de redes sociales, aplicaciones de comunicación, acceso al conocimiento… vamos a comprobar que somos mucho más eficientes y que tenemos mucho más impacto en cualquier actividad.
Es el caso de nuestra labor como docentes, además de aprender a utilizar las tecnologías (fácil), es imprescindible que entendamos que nuestro objetivo principal no es tanto enseñar sino conseguir que nuestros alumnos aprendan. Y para ello, podemos aprovechar este nuevo entorno para plantear un modelo de enseñanza menos estructurado (en el que el protagonista es el profesor) y más social y experiencial (en el que el protagonista sea el alumno), pues los resultados de aprendizaje serán mucho mejores tal y como demuestran las investigaciones de autores como M.McCall, M.Lombardo o Robert W. Eichinger (modelo 70:20:10).
Este cambio es menos complicado de lo que a algunos pueda parecer, y para recorrerlo con garantías de éxito, no se me ocurre mejor idea que aplicar el modelo mencionado: buscar alguna ayuda formal (aprendizaje estructurado – 10%), no aprender solo sino en grupo, para compartir ideas, dudas, avances, feedback (aprendizaje social, 20%) y llevarlo a la práctica diseñando actividades en estos escenarios digitales, adaptados a nuestra temática, para que los alumnos trabajen, compitan, se autoevaluen y evidencien lo que saben / no saben, lo que saben hacer / no saben hacer, lo que hacen con ganas / no hacen. Para ellos será más práctico y satisfactorio, y gracias a estas tecnologías, quedará registrado el desarrollo y resultados, lo cual nos hará ir mejorando al analizarlo y compartirlo con otros colegas (aprendizaje experiencial, 70%)
Gracias por compartir, pues invita a que otros lo hagamos.
Muchas gracias Rafa y Mariano por vuestros comentarios, que sin lugar a dudas dejan en claro que el principal reto que nos queda, más allá de las Redes Sociales, la Globalización y la utilización de Internet; es la educación y la adaptabilidad de las metodologías para una buena formación pero sobre todo los “nuevos” modelos de enseñanza más orientados a lo experiencial del alumno, tal como comenta Mariano.
Un abrazo.