Los alumnos de Bellas Artes exponen sus obras en la galería Es[positivo]

Los alumnos de Bellas Artes exponen sus obras en la galería Es[positivo]

Los alumnos que se han formado en el Grado en Bellas Artes durante los últimos cuatro años presentaron el miércoles 13 de junio Teikoff, la exposición de final de carrera que han creado con sus obras. Una muestra que marca el paso entre la vida universitaria y la profesional y que ha acogido la galería Es[positivo].

En la exposición participaron los alumnos Cristina Artés, Beatriz Castro, Paula Coll, María Díez, Alejo Fernández, Patricia Gallardo, Natalia Muñoz, Reyes Oriol, Mercedes Quesada, Tatiana R Fírvida y Natalia Saiz. Todos ellos pudieron experimentar por primera vez las vivencias que conforman una exposición, comisariada por Emilio Navarro, cuando aún están colocándose en la línea de salida de la carrera de fondo que van a ser sus vidas artísticas. Esta forma de acercarse a la labor profesional del artista, que tendrán que afrontar en un futuro próximo, exige a los estudiantes enfrentarse a todo el proceso creativo y organizativo que conlleva una exposición.

Además, “la experiencia de exponer de forma colectiva y ver sus obras dialogando con las de sus compañeros también enriquece el discurso de cada uno”, destacó Raquel Monge, directora del Departamento de Arte, durante la presentación de la muestra. Una convivencia artística que combinó diversas técnicas, propuestas y lenguajes, reflejo reflejo de los caminos por los que discurre el arte de nuestros días.

Así, Cristina Artés materializó, mediante una cuidada técnica de bordado en tela, la degeneración que experimentan sus recuerdos personales dentro de la familia y el círculo de amigos, mientras Paula Coll, a través de sus pinturas de un cierto puntillismo y con una gama de colores que rescata del pasado, buscó revelar su frustración por no poder mantener esos recuerdos intactos. Reyes Oriol apostó por la pintura de gran formato mostrando la variabilidad y la permeabilidad de la identidad humana, utilizando el rostro como icono en el contexto mediatizado de la sociedad actual. Alejo Fernández, también desde el medio pictórico, se centró más en la decadencia de dicha identidad que se percibe con fuerza en la representación que propone de un cuerpo humano grotesco y siniestro.

Mercedes Quesada nos invitó, a través de sus cuadros, a enfrentarnos al canon de belleza universal que todos manejamos, proponiéndonos una urgente revisión de este concepto que se aleje de los estereotipos, pero al que es difícil escapar. Patricia Gallardo planteó, también a través de una serie de pinturas, una reflexión sobre la hipocresía con que la sociedad actual trata los temas relativos a la práctica del sexo, representando escenas con cuerpos significados por una importante dosis de erotismo.

Tatiana R Fírvida capturó imágenes cargadas de sensibilidad para poner de manifiesto algunos de nuestros más ocultos sentimientos, entre los que se halla el abandono y la soledad, temática principal de su serie de fotografías. En su estela, Natalia Saiz, preocupada, asimismo, por las emociones humanas, utilizó el vídeo y la creación sonora para crear una pieza que propone reflexionar específicamente sobre la ansiedad.

María Díez reclamó, por su parte, una llamada de atención hacia el entorno natural que hemos de cuidar dada su importancia para mantener el ciclo vital. La instalación y la fotografía fueron los medios utilizados para ello. Esa fragilidad humana, esa asunción de nuestra gigantesca pequeñez en medio del universo es la que motivó a Natalia Muñoz a realizar una instalación que convocó elementos escultóricos y fotográficos. Beatriz Castro documentó, recopiló, archivó y se apropió de imágenes y texto que manipuló quirúrgicamente convirtiéndolos en collage digital y pieza audiovisual para advertir de ciertos aspectos escondidos bajo el perverso paso del tiempo.

 

 

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