Carlos Gil Escartín

‘He tenido la suerte de estar más de un año en Google Campus’

Carlos Gil Escartín (Ingeniería Informática, 2006) es antiguo alumno de la Universidad Nebrija, coach certificado por ICF, experto en valores y consultor con más de 10 años de experiencia en consultoría de IT y de negocio. En esta entrevista nos cuenta lo que le lanzó al mundo del emprendimiento y a crear su empresa, Ingeniero del CambioAdemás, el 21 de marzo presenta en el Campus de Madrid-Princesa el taller ¿Quién ha secuestrado mi negocio?, en donde, a través de las emociones y los valores, aprenderemos a salir del bloqueo que nos impide tener éxito en nuestros proyectos.

¿Qué fue lo que te impulsó a emprender? ¿Tenías alguna experiencia previa?

No fue una única cosa. Creo que fue todo un cúmulo de circunstancias y eventos que poco a poco me han ido guiando en esta dirección. He sido consultor durante más de 10 años. Llegó un momento en mi carrera que lo que estaba haciendo no conectaba conmigo. Iba en contra de mis valores, y eso hacía que todo mi entorno se resintiera.

Emprender fue para mí como el siguiente paso. Una oportunidad de poner sobre la mesa toda mi experiencia y poder ser yo mismo, tanto personal como profesionalmente. Gracias a ese paso, pude recuperar el control sobre mi vida, que había perdido.

No tenía ninguna experiencia previa, pero sí confiaba en mi socio y en mí. De hecho, yo siempre había pensado que no era emprendedor. Con el tiempo me he dado cuenta de que lo que ocurría es que no había encontrado la motivación adecuada.

¿En qué consiste tu proyecto? ¿Cómo se diferencia del resto?

He creado Ingeniero del Cambio, donde combino todo lo que soy: mi formación como ingeniero informático en esta universidad, MBA en el IE, más de 10 años de experiencia en consultoría de IT y de negocio, certificado como coach por ICF, trainer y máster en PNL, experto en valores y algunas otras cosas.

Durante todos estos años, he echado de menos que las empresas cumplan sus promesas, que realmente se vivan dentro de ellas esos valores que tan bien están apuntados en su página web. Y me consta que son muchísimas las personas que se han encontrado, y se encuentran actualmente, en esa situación.

Quiero ayudar a las personas a ser mejores para crear mejores empresas. ¿En qué se traduce esto? Ayudo a los emprendedores, startups y empresas a integrar los valores dentro de su modelo de negocio.

Ahí radica el valor añadido y la diferencia con el resto. Parece que cuando hablamos de valores nos referimos solo a los éticos, pero también están los valores que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos (y los de nuestra empresa) y los valores que nos permiten desarrollarnos y crecer personal y profesionalmente. Cuando una empresa es capaz de integrar y asimilar estos tres tipos de valores en todas las capas de la organización, se encuentra con una gran ventaja competitiva. Es más productiva, cumple con su RSC y sus empleados se encuentran a gusto en su trabajo.

Ayudo al emprendedor que quiere poner en marcha su negocio y se encuentra bloqueado. He combinado la metodología de lean startup y descubrimiento de clientes con el modelo triaxial de valores de Simon L. Dolan. Esto permite definir y conectar con el cliente ideal de una forma más auténtica y crear una propuesta única de venta que realmente satisfaga sus necesidades. Esta metodología permite también realizar una verdadera re-ingeniería cultural dentro de la empresa y trabajar el liderazgo a través de los valores.

Los valores son el motor que nos mueve, lo que nos motiva y también lo que está detrás tanto de los empleados de una empresa como detrás de sus clientes. Trabajando los valores como palanca de cambio, se consiguen grandes resultados.

¿Qué objetivos te planteas para tu negocio? ¿Crees que existe una cierta burbuja de emprendimiento?

Mi principal objetivo es ayudar a cuantas más empresas mejor.

No quiero que un emprendedor cree una empresa en la que ni el mismo trabajaría. No quiero que alguien llegue a una empresa para darse cuenta de que no es lo que le contaron. Eso ya lo he vivido. No hace falta que lo viva más gente. Por eso me gusta trabajar con emprendedores, porque esas serán las empresas del mañana, y si ya desde el principio aplican esta metodología tienen mucho ganado.

Pero también he de quitarme el sombrero ante las empresas consolidadas que están dispuestas a implantar este cambio cultural. Es un gran trabajo porque ya tienen una trayectoria y una historia, pero entienden que es necesario para seguir estando dentro de un mercado donde cada vez hay más oferta y los clientes están dispuestos a pagar un poco más para comprar a una empresa que respeta y comparte su forma de vivir y de pensar. Esto es, sus valores.

Creo que alrededor del emprendimiento hay todo un ecosistema que no todo el mundo entiende correctamente. Basta con ver la cantidad de becas y espacios de coworking que se ofrecen actualmente, sobre todo en Madrid. Los emprendedores necesitamos cuanta más ayuda mejor y de gente que ha pasado por lo mismo y sabe de lo que habla.

Yo he tenido la suerte de estar más de un año en Google Campus donde existía una verdadera comunidad de emprendedores que nos ayudábamos unos a otros. Esto es algo que no he vuelto a encontrar. Por eso, cuando veo una empresa que anuncia que da ayudas económicas y asesoramiento cuando no entiende todo lo que eso conlleva y lo hace por “quedar bien en la foto”, me da mucha rabia.

¿Cómo recuerdas tu paso por la Universidad Nebrija? ¿Te ha ayudado de alguna forma en tu desarrollo profesional?

Lo recuerdo con mucho cariño. Fueron 5 años en los que esta universidad me enseñó muchas cosas, no solo académicamente, sino también como persona. Aquí me enfrenté por primera vez a retos totalmente nuevos, fuera de mi ciudad natal y lejos de mi familia. Aprendí a no rendirme, a esforzarme y a sacar las cosas por mí mismo. Por suerte, también sabía que si necesitaba ayuda podía contar con los profesores y compañeros. Sin duda, la cercanía de los profesores fue clave para mí. Gracias a sus consejos salí de la universidad con una idea de lo que quería hacer con mi vida y un objetivo que lograr.

Además, la Nebrija me dio mi primer trabajo relacionado con la informática, como becario en el departamento de informática y también a través de ella encontré mis primeras prácticas en una empresa real. Y esto fue lo que me permitió contar ya con una experiencia muy valorada a la hora de buscar mi primer trabajo a tiempo completo.

¿Qué consejo les darías a los alumni que quieren emprender?

Lo que hay que tener claro es que nunca va a ser el momento perfecto para emprender. Nunca se está lo suficientemente preparado. Nunca se tienen todas las respuestas. Si esperamos a que esto ocurra, entonces caeremos en el bloqueo.

Lo importante es dar el paso y hacerlo. Por supuesto, con un plan detrás y troceando ese gran proyecto en pequeños hitos que podamos ir cumpliendo poco a poco. No importa avanzar lento, importa avanzar. Si cada día das un pequeño paso, en poco tiempo habrás llegado muy lejos.

 

Desde Nebrija Alumni queremos seguir en contacto con vosotros después de vuestros estudios en la Universidad. Si tú también tienes un proyecto y quieres difundirlo, contacta con nosotros en alumni@nebrija.es

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