Josep Ferrando defiende una arquitectura rigurosa, sistemática, flexible y versátil

Para “estos tiempos y los que vendrán”, el arquitecto Josep Ferrando apuesta por una arquitectura “embebida, versátil y resiliente” donde también imperen “lo sistemático, lo flexible y lo riguroso”. Esta declaración de intenciones, expresada en una lección magistral a los alumnos del grado en Arquitectura de la Universidad Nebrija, estuvo jalonada de obras y proyectos del director del despacho Josep Ferrando Architecture.

Con una vasta experiencia en el ámbito académico y cultural, su trabajo ha sido expuesto en diversos países y ha realizado muestras monográficas en la Biennale di Architettura di Venezia 2014, la galería Architekturforum Aedes de Berlín y el Museo de Arte Moderno (MAM) de Río de Janeiro. En 2016 formó parte de la exposición Unfinished del pabellón español de la 15ª Bienal de Arquitectura de Venecia galardonado con el León de Oro de la muestra. También ha recibido números galardones como los premios FAD, el primer premio en la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires BIABA’15 y finalista del Iakov Chernikov International Award.

Teniendo claro que la arquitectura “no deja de ser una pieza más de una coreografía dentro de un entorno”, Josep Ferrando trató de sintetizar, a lo largo de su conferencia en remoto, su idea sobre la creación y reinvención de espacios: “Me interesa más el sistema que la forma, el proceso sobre el resultado y el conocimiento sobre la imaginación”.

El arquitecto catalán recurrió a la metáfora del nido para explicar su visión de la arquitectura. A su juicio, la casa de los pájaros es un elemento embebido porque responde a las dimensiones donde se apoya y se compone de materiales del entorno. Además, cumple el aspecto de resiliencia ya que las ramas son “eficientes y versátiles” y constituyen una muestra de economía circular al caer del árbol una vez cumplida su función, transformándose luego en componente orgánico, que, con el paso del tiempo, generará un nuevo ejemplar.

La idea de juego en el trabajo arquitectónico, el concepto de laberinto, el uso de pocos materiales y la multifuncionalidad de los espacios –el comedor puede servir para comer, pero también como aula, oficina o cine, “algo que nos ha enseñado esta pandemia”- fueron otros aspectos destacados de su clase magistral. “Todo parece muy sencillo, pero hay que reconocer la complejidad de ritmos y materiales. El proyecto del arquitecto queda abierto en manos del usuario cuando el camión grúa empieza a ser un lápiz y viceversa; entonces el proyecto y la obra se diluyen”, añadió.

Asimismo, aprovechó sus argumentaciones ante los alumnos para remarcar la fortaleza del arquitecto cuando surgen inconvenientes y obstáculos: “Hay que aprovechar las restricciones, cuantas más restricciones, más ingenio, y cuanto más ingenio, mejor proyecto”.

Con precisión y abundantes documentos gráficos, Josep Ferrando citó algunas de sus obras y proyectos como los 3.000 m2 del espacio común de la BBConstrumat de Fira de Barcelona -con trabajos de geotextil y vigas que obtuvo prestadas de la construcción de la Sagrada Familia-, el diseño de la Casa de madera 8+1 en el plan ochoquebradas en Chile, la casa entre medianeras de Sant Cugat – donde las grietas de luz llegan al comedor, “el corazón de la casa”-, la intervención en una antigua empresa metalúrgica en Mendoza (Argentina) “a la que queríamos cambiar la piel”- y la remodelación del antiguo casino de Urca de los años 30 (Río de Janeiro) –“donde pretendíamos hacer lo mínimo posible para fijar el tiempo, fijar la ruina”.

Los comentarios están cerrados.